ayuda a estar «en forma
cristiana»
15 febrero, 2020
El plan de formación
política de la HOAC (Hermandad obrera de la Acción Católica) también está en el
Congreso de Laicos, de la mano de Rosa Gisbert, de la diócesis de
Orihuela-Alicante; y José Andrés Pérez, de la diócesis de Burgos. En su
exposición en la línea temática, Rosa Gisbert indicó que la formación en
Doctrina Social de la Iglesia supone «estar en forma cristiana, en todos los
ámbitos de la vida y ante todos los acontecimientos de la vida: la economía, el
trabajo, la familia, la comunidad política, la cultura… para promover un modo
de ser, de pensar, y de actuar, personal y comunitaria, profundamente cristiana
y, por ello, profundamente militante y comprometida, quiere dar respuesta al
cultivo de la vida y la acción sociopolítica como algo propio de nuestra
naturaleza y vocación de toda persona».
Ella ha presentado el plan,
«como un diálogo entre la DSI, la realidad del mundo del trabajo y nuestra
existencia, tanto personal y comunitaria, encarnada en él. Ayudando a construir
un proyecto evangelizador también para la vida política y social de nuestro
pequeño mundo». Este diálogo permite
descubrir la manera de entender y vivir la política que propone la DSI, para
que posibilite «que todas las personas puedan vivir en dignidad» y en
corresponsabilidad hacia los otros, «desde nuestra vocación de construir
comunión con los demás, imagen de Dios-Comunión de personas».
Este diálogo fe y vida tiene
tres partes:
1. La concepción de la
política
2. Principios fundamentales
de la vida social y política según la DSI
3. Elementos básicos de la
vida política, que agrupan los distintos temas que trabajan los militantes
trabajadores cristianos.
Testimonio
Por su parte, Jose Andrés
Pérez, de la diócesis de Burgos, comparte como ha «experimentado con fuerza la
llamada a implicarme en la realidad que vivo, que se ha nutrido desde la
formación» inicialmente en la parroquia y posteriormente en la HOAC fue «cuando
pude descubrir de una forma práctica más que teórica, las enseñanzas sociales
de la Iglesia a través de su doctrina social. No son principios vacíos y
genéricos los que promueve, sino elementos que generan vida humanizadora en los
ambientes y realidades en los que nos movemos de manera cotidiana».
Para Pérez, los principios
generales de este plan le ayudan «a discernir una respuesta, una elección, un
camino. No se trata de buscar la respuesta concreta a la pregunta, se trata de
reducir el proceso de discernimiento a una serie de elementos claves que deben
de entrar a formar parte de una respuesta militante». Ante los problemas de
esta cultura del descarte y de la indiferencia que genera empobrecimiento,
desigualdad y deshumanización los militantes cristianos «hemos de plantar cara
porque está en juego lo más sagrado que ha creado el Padre Dios y que es
nuestra propia humanidad. Un proyecto de felicidad para todos, que se
fundamente en vivir en y para la comunión».
La tarea no es fácil, pero
sabemos que nuestra entrega es necesaria, aunque «no podemos vivirlo solos.
Estamos llamados a acompañarnos, sobre todo a los más débiles, a ir cambiando,
poco a poco, nuestra mentalidad y la de quienes nos rodean, ir colaborando para
que las instituciones que dan soporte a la propia sociedad, vayan cambian y se
humanicen y todo ello pasa por mostrar a los demás que existen iniciativas
alternativas de vida».