Infocatolica, 2/12/17
La Asociación Médica Mundial (The World Medical
Association, WMA, en inglés) ha aprobado un moderno sucesor del Juramento
Hipocrático. Esta es la primera revisión que se hace en una década y refleja
los cambios que se están produciendo en el entorno de la ética médica.
La declaración actual es aún un intento honorable de
afirmar que los médicos tienen deberes con sus pacientes y con la sociedad; no
son sólo empresarios con experiencia en la fisiología humana, interesados en
obtener los máximos beneficios.
Abandono del compromiso ético tras los horrores nazis
Sin embargo, se ha desviado del apremio que los
médicos sintieron en 1948, justamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Antes y durante esta guerra un grupo de eminentes doctores alemanes habían ya
traicionado su profesión haciendo experimentos con los reticentes prisioneros
de los campos de concentración, explotando su desamparo para promover el
conocimiento científico (lo cual era falso). Algunos participaban en la
eutanasia forzada; otros en crímenes masivos. Uno de los juicios contra los
Nazis celebrados después de la guerra, fue el de 23 médicos. Incluso hubo
doctores japoneses que participaron en dichas atrocidades médicas.
Por lo tanto, era claramente un asunto muy serio el
compromiso personal de no dañar a los pacientes. En 2017 es posible que el
peligro de convertirse en un enemigo de la humanidad en vez su servidor parece
menos importante. Los cambios introducidos en el código de 2017 reflejan una
visión de la medicina más burocrática y legalista.
Ya no es «juramento» sino «promesa»
En primer lugar, la «Declaración de Ginebra» ya no se
denomina «juramento» sino «promesa». Un juramento es una promesa solemne,
invocando, a menudo, a una divinidad como testigo. En una sociedad cada vez más
secularizada, la WMA (World Medical Association, Asociación Médica Mundial)
aparentemente cree que introducir, aunque sea sutilmente, la idea de Dios y de
leyes dadas por Dios o incluso una ley natural, es un anacronismo.
En la versión de 1948 los médicos declaraban que «ni
siquiera bajo amenaza, usaré mis conocimientos médicos en contra de las leyes
de la humanidad». Las «leyes de la humanidad» han sido reemplazadas por los
«derechos humanos y las libertades civiles». En otras palabras, la idea innata
del bien y el mal ha sido desplazada por la ley positiva. En algunas
circunstancias, al menos, lo correcto y lo incorrecto puede ser definido por el
gobierno.
Permisión implícita del aborto
El cambio más significativo consiste en que se permite
implícitamente el aborto. En 1948, los médicos debían declarar «tendré el
máximo respeto por la vida humana desde el momento de su concepción». En otras
palabras, la prohibición casi universal del aborto fue respaldada por la
profesión médica. En 2107, ésta ha sido rebajada a «tendré el máximo respeto
por la vida humana». En tanto que muchos moralistas afirman que un embrión está
vivo, pero no es una vida humana, esta es una cláusula de escape que permite el
aborto.
Hay alguna presión sobre la WMA para que cambie su
postura en lo que se refiere a los problemas concernientes al final de la vida,
aunque parece que se opone decididamente a esto por el momento. Sin embargo, a
este ritmo, esto podría cambiar. ¿Se comprometerán los médicos algún día a
«tener el máximo respeto por la vida humana autónoma libremente escogida»?
Énfasis en la autonomía del paciente
Otro cambio importante es el énfasis puesto en la
autonomía del paciente. Se ha insertado una cláusula en la versión de 2017 que
dice «Respetaré la autonomía y la dignidad de mi paciente». Mientras que esto
suena honorable, la prioridad concedida a la autonomía es ominosa. ¿Significa
esto que un médico debe hacer lo que el paciente le pida, tanto si es practicar
un aborto, hacer un cambio de sexo a un adolescente, como si es ayudarle a
suicidarse?
Otra cláusula un tanto inusual requiere que los
médicos velen por su propia salud: «tendré en cuenta mi propia salud, bienestar
y habilidades para poder ofrecer los mejores cuidados». Quizás esté pensada
para excluir a los médicos cuyos conocimientos hayan quedado obsoletos, debido
a su edad. Pero también sugiere que se pone menos énfasis en la medicina como
una confraternidad, un gremio preparado para compartir conocimientos. La
versión de 1948 declaraba «mis colegas serán mis hermanos». En 2017, ¿esto es
aun así?. ¿Cuáles son las consecuencias de que los doctores abandonen el
concepto de profesión?
Los médicos de todo el mundo usan la Declaración de
Ginebra actual. En muchos países es realmente parte del código de la profesión
médica y en algunos es legalmente vinculante. Sin embargo, en otros países o
bien no se usa o se ha adaptado. Se supone que el compromiso revisado es un
código ético global para todos los médicos. El presidente de la WMA, Dr.
Yoshitake Yokokura, de Japón dijo:
"La vida de los médicos es hoy completamente
diferente a la de 1948 cuando se adoptó la Declaración de Ginebra original.
Desde entonces la Declaración se ha convertido en el documento central de la
ética médica y la versión moderna del Juramento Hipocrático de hace 2500 años.
Esperamos que la Declaración aprobada hoy sea usada por todos los médicos del
mundo para reforzar la determinación de los profesionales de mantener el máximo
nivel en el cuidado de la salud de los pacientes".
Como se puede leer más abajo, la Declaración de
Ginebra no abre las puertas a una visión utilitaria del cuidado de la salud.
Pero en algunos puntos cruciales, como el valor de la vida humana
especialmente, no es ni mucho menos clara.
Este es el texto completo de la versión de 2017:
Como miembro de la profesión médica:
Prometo solemnemente dedicar mi vida al servicio de la
humanidad;
Velar ante todo por la salud y el bienestar de mi
paciente;
Respetar la autonomía y la dignidad de mi paciente;
Tener el máximo respeto por la vida humana;
No permitir que consideraciones de edad, enfermedad o
incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política,
raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan
entre mis deberes y mi paciente;
Respetar los secretos confiados a mí, incluso después
del fallecimiento del paciente;
Ejercer mi profesión a conciencia y dignamente y
conforme a la buena práctica médica;
Promover el honor y las nobles tradiciones de la
profesión médica;
Dar a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y
la gratitud que merecen;
Compartir mis conocimientos médicos en beneficio del
paciente y el avance de la salud;
Cuidar mi propia salud, bienestar y capacidades para
prestar atención médica del más alto nivel;
No usar mis conocimientos médicos para violar los
derechos humanos y las libertades ciudadanas, incluso bajo amenaza;
Hago estas promesas solemne y libremente, bajo mi
palabra de honor.
Traducido por Ana María Rodríguez para InfoCatólica
Artículo original publicado por Michael Cook en Mercatonet.