By Stefano Gennarini, J.D.
NUEVA
YORK, 24 de abril 2015 (C-Fam)
Como el Consejo de Seguridad se reunía la semana
pasada para abordar las atrocidades cometidas por grupos como Boko Haram e
Isis, alrededor de 70 países plantearon la cruda realidad de la violencia
sexual en la guerra.
No obstante, una directriz poco conocida del
Secretario General de las Naciones Unidas que ordena a los funcionarios de la
ONU promover el aborto en áreas arrasadas por la guerra pasó en gran medida
inadvertida.
Los países coinciden en que hay que hacer más para
prevenir la violencia sexual durante el conflicto, castigar a los responsables
y ofrecer reparaciones a las víctimas. La violación a menudo se utiliza como
táctica de guerra con propósito genocida. Raramente se lleva a los culpables
ante la justicia. Las víctimas enfrentan la discriminación y el estigma de por
vida, y carecen de, o se les niega, el apoyo.
Ahora los militantes proabortistas apuntan a esas
víctimas como forma de promover el aborto.
El Secretario General les dio una mano el año pasado
mediante una nota orientativa sobre reparaciones para las víctimas de la
violencia sexual en situaciones de conflicto. En ella se incluían instrucciones
para funcionarios y personal de la ONU tendientes a impulsar cambios en los
lugares donde el aborto es ilegal argumentando que el aborto es un modo de
prevenir la violencia sexual en el futuro.
La Asamblea General tomó nota de ese documento en el
otoño, sin ratificarlo, lo cual equivale a un mero reconocimiento de su
existencia. Pocos de los países reunidos en el Consejo de Seguridad mencionaron
la nota orientativa la semana pasada, y no está claro que aquellos que sí
consideraron la polémica directriz promuevan el aborto.
El año pasado, el Secretario General aseguró que el
Consejo de Seguridad le había dado un mandato para promover el aborto. Previo a
la publicación de su directiva hubo un pedido sin precedentes de aborto libre
por parte de Francia dentro del Consejo de Seguridad, tras el uso del término
«salud sexual y reproductiva» en una resolución de 2013. No obstante, no parece
haber mucha adhesión a este enfoque.
El Secretario General publicó un nuevo informe este
año sobre la violencia sexual durante el conflicto que baja el tono de estas
afirmaciones y simplemente sostiene que el «aborto seguro» no es legal o no se
encuentra disponible en muchas situaciones de conflicto. Pero incluso eso es
polémico. La directiva desafía abiertamente el consenso de la ONU de que el
aborto es un tema que debería dejarse a las naciones.
No está nada claro hasta qué punto la instrucción del
Secretario General está ganando adhesión en la ONU.
Cuando C-Fam (editor de Friday Fax) les consultó al
respecto en enero, durante una reunión sobre derechos humanos en operaciones de
mantenimiento de la paz, los funcionarios de la ONU esquivaron la pregunta.
Ivan Šimonović, segundo funcionario de derechos
humanos en orden de importancia, se negó a efectuar comentarios cuando se le
preguntó qué se estaba haciendo para llevar a la práctica la directiva del
Secretario General para promover el aborto en áreas devastadas por la guerra.
Dicho sea a su favor, el embajador suizo, que moderó una mesa redonda en la que
figuraban varios jefes de misiones de paz, trajo a colación la pregunta
reiteradas veces, en vano.
Posteriormente, tres panelistas explicaron que no
podían responder porque nunca habían oído de la nota orientativa del Secretario
General.
El mayor obstáculo para promover el aborto en
situaciones de conflicto es una ley estadounidense conocida como enmienda
Helms, que prohíbe el uso de ayuda exterior por parte de los Estados Unidos
para promover o proveer el aborto. Los rumores de que el gobierno de Obama
estaba a punto de desarticular esta ley mediante un decreto presidencial solo
para aplacar a las agrupaciones proabortistas, maniobra que podría poner en
peligro a las mujeres y a los proveedores de salud en áreas inestables y
discriminar a agrupaciones confesionales que no practicarán abortos, no se han
concretado.