Aica, Jueves 22 Ago
2013
El obispo de
Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor
Jorge Lozano, asesor del Equipo de Pastoral Nacional sobre Drogadependencia,
hizo llegar una guía de trabajo a partir del discurso del papa Francisco en el
Hospital San Francisco de Asís de la Providencia , de Río de Janeiro, referido a las
adicciones y consumo de estupefacientes.
Tras explicar que se
trata de preguntas simples y orientadoras, indicó que el objetivo es que “sus
palabras sigan resonando y no queden sólo en la memoria emotiva”.
“Pretendemos que su
discurso y sus gestos sean una guía sobre cómo abordar esta temática en
diversos ámbitos eclesiales. Pensamos en grupos de jóvenes, de padres, alumnos
de escuelas, docentes, movimientos eclesiales, voluntarios de Cáritas”,
precisó.
“Aspiramos a que
puedan trabajarse de manera colectiva, generando respuestas eficaces y reales,
a la medida de cada sector”, agregó.
Monseñor Lozano
sostuvo que la idea es que “estos textos los interpelen y los cuestionen tanto
como a todos aquellos que estamos trabajando desde el evangelio en esta
temática, de modo que nos ‘hagamos todos portadores de esperanza’. La Virgen de Luján nos cuide
con su ternura”.
El texto de la
propuesta
Querido Arzobispo de
Río de Janeiro y queridos hermanos en el episcopado; miembros de la Venerable Orden
Tercera de San Francisco de la
Penitencia , médicos, enfermeros y demás agentes sanitarios,
queridos jóvenes y familiares:
Dios ha querido que,
mis pasos se encaminaran hacia un santuario particular del sufrimiento humano,
como es el Hospital San Francisco de Asís…
El Papa habla de
"santuario", no de un depósito de desechables, es decir que es un
lugar santo porque Dios habita con los que sufren… ¿lo habías pensado o
percibido como santuario?
Es bien conocida la
conversión de su santo Patrono: el joven Francisco abandona las riquezas y
comodidades del mundo para hacerse pobre entre los pobres; pero quizás es menos
conocido el momento en que todo esto se hizo concreto en su vida: fue cuando
abrazó a un leproso.
¿Quiénes son para vos
los leprosos de hoy?
Aquel hermano que
sufría, marginado, era «mediador de la luz" para San Francisco de Asís,
porque en cada hermano y hermana en dificultad abrazamos la carne de Cristo que
sufre. Hoy, en este lugar de lucha contra la dependencia química, quisiera
abrazar a cada uno y cada una de ustedes que son la carne de Cristo, y pedir
que Dios colme de sentido y firme esperanza su camino, y también el mío.
Abrazar. Todos hemos
de aprender a abrazar a los necesitados, como San Francisco. Hay muchas
situaciones en el mundo que necesitan atención, cuidado, amor, como la lucha
contra la dependencia química. Sin embargo, lo que prevalece con frecuencia en
nuestra sociedad es el egoísmo.
Francisco indica un
modo de acercamiento: abrazar, brindar atención, cuidado y amor, promoviendo la
esperanza. ¿No es una manera sencilla de acercamiento a los jóvenes en
situación de consumo?
¡Cuántos «mercaderes
de muerte» que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa! La plaga
del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere
un acto de valor de toda la sociedad. No es la liberalización del consumo de
drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que
podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química.
¿Qué conocés del tema
de despenalización de la droga en la Argentina ? Podrían buscar en internet y recopilar
diferentes opiniones sobre el punto. ¿Sabés qué dice la Iglesia en la Argentina sobre esta
cuestión?
Es preciso afrontar
los problemas que están en la base de su uso, promoviendo una mayor justicia,
educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando
a los necesitados y dando esperanza en el futuro. Todos tenemos necesidad de
mirar al otro con los ojos de amor de Cristo, aprender a abrazar a aquellos que
están en necesidad, para expresar cercanía, afecto, amor.
Pero abrazar no es
suficiente. Tendamos la mano a quien se encuentra en dificultad, al que ha
caído en el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo, y decirle:
«Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de
verdad lo quieres».
Queridos amigos, yo
diría a cada uno de ustedes, pero especialmente a tantos otros que no han
tenido el valor de emprender el mismo camino: «Tú eres el protagonista de la
subida, ésta es la condición indispensable. Encontrarás la mano tendida de
quien te quiere ayudar, pero nadie puede subir por ti». Pero nunca están solos.
Si esta frase les
impacta, ¿podrían hacer un graffiti con ella?
¿Cómo podemos asumir
esta frase con acciones concretas?
Miren con confianza
hacia adelante, su travesía es larga y fatigosa, pero miren adelante, hay «un
futuro cierto, que se sitúa en una perspectiva diversa de las propuestas
ilusorias de los ídolos del mundo, pero que da un impulso y una fuerza nueva
para vivir cada día».
Quisiera repetirles a
todos ustedes: No se dejen robar la esperanza. Pero también quiero decir: No
robemos la esperanza, más aún, hagámonos todos portadores de esperanza.
La sociedad en
general, ¿te parece que nos ve a los cristianos como portadores de esperanza?
¿Qué nos falta para asumirlo más profundamente?
Queridos amigos, creo
que aquí, en este hospital, se hace concreta la parábola del Buen Samaritano.
Aquí no existe indiferencia, sino atención, no hay desinterés, sino amor. La Asociación San
Francisco y la Red
de Tratamiento de Dependencia Química enseñan a inclinarse sobre quien está en
dificultad, porque en él ve el rostro de Cristo, porque él es la carne de
Cristo que sufre.
Muchas gracias a todo
el personal del servicio médico y auxiliar que trabaja aquí; su servicio es
valioso, háganlo siempre con amor; es un servicio que se hace a Cristo,
presente en el prójimo: «Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis
hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt 25,40), nos dice Jesús.
Y quisiera repetir a
todos los que luchan contra la dependencia química, a los familiares que tienen
un cometido no siempre fácil: la
Iglesia no es ajena a sus fatigas, sino que los acompaña con
afecto.
¡Francisco nos indica
que la Iglesia
no es ajena! A nivel parroquial, en el colegio o en tu barrio, en la diócesis…
¿qué tan cerca te parece que estamos de esta afirmación?
El Señor está cerca
de ustedes y los toma de la mano. Vuelvan los ojos a Él en los momentos más
duros y les dará consuelo y esperanza. Y confíen también en el amor materno de
María, su Madre.
Donde hay una cruz
que llevar, allí está siempre ella, nuestra Madre, a nuestro lado. Los dejo en
sus manos, mientras los bendigo a todos con afecto.