Por su contenido también válido para los países iberoamericanos, damos a conocer una parte de la entrevista a Mons. José Horacio Gómez, arzobispo de Los Ángeles, la arquidiócesis más grande de Estados Unidos, publicada en la revista Palabra y reproducida por Oasis Center
Pregunta: En varias ocasiones recientes, los obispos norteamericanos han expresado su preocupación por el futuro de la libertad religiosa en el país. ¿Cuál es la verdadera situación?
Mons. Gómez: “El tema de la libertad religiosa es, paradójicamente, de creciente importancia. Los fundamentos jurídicos y culturales de Estados Unidos tienen su piedra angular en la libertad religiosa. Y aunque algunas minorías religiosas en la historia norteamericana sufrieron diversas formas de discriminación, en sus principios fundamentales, los Estados Unidos son inimaginables sin la libertad religiosa. Sin embargo, recientemente hemos visto una tendencia creciente a crear nuevos “derechos” que colisionan directamente con la libertad religiosa. A mediados de noviembre, los obispos norteamericanos tuvimos nuestra reunión de otoño, en la que constituimos un nuevo Comité de Libertad Religiosa con el propósito de estudiar, enseñar y promover la libertad religiosa en nuestro país.
El problema es muy similar al que existe en países europeos: la creación de “derechos” no basados en la ley natural, como el aborto, el “matrimonio” homosexual o el supuesto “derecho universal” a métodos contraceptivos abortivos, está recortando el derecho de los católicos norteamericanos a vivir su fe.
Muchas leyes recientes, tanto a nivel estatal como nacional, desconocen por ejemplo el derecho a la libertad de conciencia; es decir, a que un católico pueda eximirse de ser obligado a actuar en contra de sus principios más profundos. Los ejemplos abundan.
Personalmente lo he experimentado como presidente del Comité de Migración de la Conferencia Episcopal, pues recientemente nos fue denegado un contrato con el Gobierno Federal para la reubicación de refugiados a los Estados Unidos, porque no estuvimos de acuerdo –por ser contrario a las enseñanzas de la Iglesia– en procurar servicios reproductivos que incluyen abortos y esterilización.
Otro ejemplo es el de las Caridades Católicas de algunos estados que, después de más de cien años de servicio a la comunidad, deben dejar de ofrecer adopciones porque por ley tienen que ofrecerlas a parejas homosexuales. También hay una ley federal que obliga a todo empleador a proveer gratuitamente servicios de contracepción abortivos a todas sus empleadas, con una “excepción religiosa” tan insignificante que, en palabras del Cardenal DiNardo, arzobispo de Houston (Texas) y presidente de la Comisión Pro-Vida de la Conferencia Episcopal, “ni Jesucristo sería suficientemente religioso” para verse librado de la ley.
El futuro inmediato se presenta sombrío en este aspecto, y por ello es un tema de preocupación para los obispos. Nos llena de esperanza, sin embargo, el creciente activismo de laicos católicos que, desde una perspectiva no partidaria, están defendiendo el derecho a la libertad religiosa, poniéndolo en el centro de un debate nacional que nos está llevando a preguntarnos si una sociedad puede, sin graves consecuencias, seguir multiplicando “derechos” artificiales sin afectar a los verdaderos derechos naturales.
Estoy convencido de que con la gracia de Dios y la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de las Américas, el futuro es muy prometedor, y pienso que es especialmente importante la contribución de los hispanos en la Nueva Evangelización de los Estados Unidos”.
NOTICIAS GLOBALES, 21-12-11