DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

Para evitar policías y narcos, una banda tenía custodios armados


por Juan Federico

Alrededor de 100 kilos de marihuana fueron secuestrados en las últimas horas en un operativo realizado por Drogas Peligrosas, de la Policía de Córdoba, que cree haberle puesto el cascabel a una banda que era parte de un engranaje para traficar la droga desde Paraguay a la provincia. Los ahora detenidos, según se sospecha, eran los encargados de redistribuir la marihuana en cantidades mayoristas para que terceros la revendieran en los distintos “quioscos” de la Capital.

El comisario general Mario Nieto, jefe de Lucha contra el Narcotráfico, dijo que la investigación comenzó en septiembre. Tres meses después, el martes a la noche, los efectivos se aprestaron a irrumpir. Primero, aguardaron en las inmediaciones del domicilio apuntado, en calle Saavedra Alegre, de barrio Los Álamos, de la ciudad de Córdoba. Allí vieron un Honda Civic que frenó y cuyo conductor bajó, entró en la casa y salió a los pocos minutos, llevándose algo. Para no despertar sospechas de los investigados, lo dejaron ir unas cuadras y recién lo interceptaron. Al requisar el vehículo, se encontraron 30 “ladrillos” de marihuana. Su conductor, identificado como Maximiliano Dávila (27) quedó detenido.

Más de 100 “ladrillos”

En total, se secuestraron 106 “ladrillos” y cerca de 80 mil pesos. Hubo allanamientos en otros barrios con cinco demorados.
Según se presume, otra banda ingresaba la marihuana, mientras que los ahora detenidos la almacenaban y revendían en grandes cantidades.

Luego, apareció en el domicilio investigado otro vehículo, un Ford Galaxy, con el mismo modus operandi. También lo dejaron andar unas cuadras, luego de lo cual lo detuvieron. Era conducido por Carlos Palomeque (40) y llevaba 47 “ladrillos” de la misma droga.

Después de estos dos operativos, y con órdenes de la secretaría del Juzgado Federal Nº 2, a cargo de Maximiliano Davies, se procedió a allanar la casa. Allí, se encontraron otros 36 “ladrillos” de marihuana compactada, y fueron detenidos el dueño de casa, José Luis Moya (30); su concubina, Miriam Nievas (35); y la madre de él, Ruth Benítez (53). Los dos primeros tienen antecedentes penales por haber violado la ley de estupefacientes.

Antes de irrumpir en esa casa, efectivos del grupo de elite Eter debieron intervenir, ya que el domicilio allanado, según dijo Nieto, contaba con dos custodios armados, de 23 y 25 años.

Uno llevaba un revólver calibre 32, mientras que el otro tenía una escopeta de fabricación casera, denominada “tumbera”. Según los seguimientos previos, estos custodios solían estar frente a la vivienda cuando el sol comenzaba a caer y se quedaban allí toda la noche. En especial en épocas en la que se presume que la banda movía importantes cantidades de la droga.

En la jerga, se los conoce como “teros”, ya que además se encargan de avisar a los narcos cuando detectan algún movimiento extraño en la zona.

Para el jefe policial, estos custodios no están sólo para prevenir sobre algún policía rondando cerca, sino, sobre todo, para intentar impedir que haya ajustes de cuentas entre las bandas de narcotraficantes, algo que en los últimos tiempos se tornó muy común en la ciudad de Córdoba.

La Voz del Interior, 8-12-11