Por Stefano Fontana*
Hay un problema del que los cristianos no pueden sustraerse y al que deben dar una respuesta: la organización de la vida en esta tierra, que al final lleva a la síntesis política, ¿es autónoma de la religión o más bien es insuficiente para fundarse y mantenerse a sí misma? De la respuesta a esta pregunta depende la relación que se quiere instaurar entre la política y la fe religiosa, entre el mundo con sus lógicas y el cristianismo. Se puede decir también, con san Agustín, que se trata de establecer la relación entre la “ciudad de Dios” y la “ciudad del hombre”.
Texto completo en: