DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

El Papa muestra cómo el pueblo judío no pidió la condena de Jesús



El pueblo judío como tal no condenó a Jesús: esta afirmación de Benedicto XVI en el segundo volumen de su libro sobre Cristo, "Jesús de Nazaret. De la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección" (Ediciones Encuentro) ha suscitado aplausos entre exponentes judíos. Pero, ¿qué dice el texto?

Para responder a la pregunta hay que hojear las páginas hasta llegar al capítulo dedicado al "proceso de Jesús", cuando se encuentra ante Pilato (página 217). "Quiénes eran exactamente los acusadores? ¿Quién ha insistido en que Jesús fuera condenado a muerte?", se pregunta el Papa.

"Según Juan, son simplemente 'los judíos'. Pero esta expresión de Juan no indica en modo alguno el pueblo de Israel como tal --como quizás podría pensar el lector moderno--, y mucho menos aún comporta un tono 'racista'. A fin de cuentas, Juan mismo pertenecía al pueblo israelita, como Jesús y todos los suyos. La comunidad cristiana primitiva estaba formada enteramente por judíos".

"Esta expresión tiene en Juan un significado bien preciso y rigurosamente delimitado: con ella designa la aristocracia del templo. En el cuarto Evangelio, pues el círculo de los acusadores que buscan la muerte de Jesús está descrito con precisión y claramente delimitado: designa justamente la aristocracia del templo, e incluso en ella, puede haber excepciones, como da a entender la alusión a Nicodemo", fariseo y miembro del Sanedrín.

El Papa analiza después la cuestión en el evangelio de Marcos, donde, en el contexto de la amnistía pascual (Barrabás o Jesús), aparece el "ochlos", que opta por dejar libre a Barrabás. "Ochlos", aclara el Papa, "significa ante todo simplemente un montón de gente, la 'masa'".

"No es raro que la palabra tenga una connotación negativa, en el sentido de 'chusma'. En cualquier caso, no indica el 'pueblo' de los judíos propiamente dicho. Esta "masa", "se trata en realidad de partidarios de Barrabás, movilizados para la amnistía; naturalmente, como rebelde al poder romano podía contar con cierto número de simpatizantes".

"Por tanto, estaban presentes los secuaces de Barrabás, la 'masa', mientras que los seguidores de Jesús permanecían ocultos por miedo; por eso la voz del pueblo con la que contaba el derecho romano se presentaba de modo unilateral. Así, en Marcos, aparecen los 'judíos', es decir, los círculos sacerdotales distinguidos, y también el ochlos, el grupo de partidarios de Barrabás, pero no el pueblo judío propiamente dicho".

Los verdaderos acusadores de Jesús

"El ochlos de Marcos se amplía en Mateo con fatales consecuencias, pues habla del 'pueblo entero' (27,25), atribuyéndole la petición de que se crucificara a Jesús. Con ello Mateo no expresa seguramente un hecho histórico: ¿cómo podría haber estado presente en ese momento todo el pueblo y pedir la muerte de Jesús? La realidad histórica aparece de manera notoriamente correcta en Juan y Marcos. El verdadero grupo de los acusadores son los círculos del templo de aquellos momentos, a los que, en el contexto de la amnistía pascual, se asocia la 'masa' de los partidarios de Barrabás".

Algunos han atribuido la "culpa" del pueblo judío en la muerte de Jesús a las palabras recogidas por san Mateo entre la turba que pide la muerte de Jesús: "Su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos" (27,25).

Ahora bien, aclara el Papa y teólogo, "el cristiano recordará que la sangre de Jesús habla una lengua muy distinta de la de Abel (cf. Hb 12,24); no clama venganza y castigo, sino que es reconciliación. No se derrama contra alguien, sino que es sangre derramada por muchos, por todos".

Estas palabras, concluye, "significan que todos necesitamos del poder purificador del amor, que esta fuerza está en su sangre. No es maldición, sino redención, salvación. Sólo sobre la base de la teología de la Última Cena y de la cruz, que recorre todo el Nuevo Testamento, las palabras de Mateo sobre la sangre adquieren su verdadero sentido".

Un paso en las relaciones judeocristianas

Este pasaje ha servido para dar un paso adelante en las relaciones entre judíos y cristianos, según ha declarado en días pasados el presidente de la Unión de las Comunidades Judías Italianas, Renzo Gattegna. Por su parte, el portavoz de la Federación de las Comunidades Judías de Rusia, Andrei Glotzer, ha aplaudido las palabras del Papa.


CIUDAD DEL VATICANO, jueves 10 de marzo de 2011 (ZENIT.org) -