DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

Nuevos documentos de una rebelión en la Arquidióces

Descubrir lo encubierto. Cuando las piedras gritan.

Por Pbro. Nicolas Alessio
Fecha marzo 17th, 2011

“Para el poder, el secreto no pertenece al orden del abuso; es indispensable para su funcionamiento”

Michel Foucault, Historia de la Sexualidad, 1. La Voluntad del Saber, ed. Siglo veintiuno editores, 2005


El pronunciamiento del Grupo Angelelli a favor del Matrimonio Igualitario, entendiendo que la homosexualidad no es ni enfermedad, ni delito, ni pecado, quitó el velo al pretendido “pensamiento único” del magisterio vaticano en general y del episcopado argentino en particular.

Quitar este velo, haciendo pública nuestra posición, fue considerado un delito, por eso la “pena” aplicada se justifica afirmando: “Ha divulgado por escrito y de palabra por los medios de comunicación en contra del magisterio eclesiástico” (Proceso Penal Ordinario Prot. 22/2010).

Desnudar ante la opinión pública, que en el mundo católico existen diversas, plurales y a veces contrapuestas opiniones, reflexiones y sentires merece el juicio y la sanción. Los obispos argentinos saben absolutamente que existen estas posiciones disímiles en el seno del pensamiento cristiano y católico. Lo que desato el “proceso penal” es que estas posiciones fueran “divulgadas”. Si se mantenían ocultas, subterráneas, silenciadas, no se hubiera iniciado el juicio canónico. Para esta jerarquía eclesial, mantener en “secreto” estas voces distintas, “es indispensable para su funcionamiento” .

Es cierto, en la medida que quieren seguir siendo poder en el peor de los sentidos del término poder. Algo similar en aquella escena del domingo de ramos, cuando los jerarcas judíos le pidieron a Jesús que hiciera callar a sus seguidores, la respuesta fue contundente: “…si estos callan, gritaran las piedras”. Las piedras están gritando y no dejarán de hacerlo.
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Sancionar para mantenerse.

Por Guillermo “Quito” Mariani
By SinTapujos.org, Fecha marzo 14th, 2011

Ha adquirido publicidad en los últimos días, y ha sido motivo de inquietud para muchos, la decisión tomada por el Arzobispado de Córdoba, como resultado de un juicio eclesiástico iniciado contra el padre Nicolás Alessio por expresiones públicas contrarias al criterio oficial de la Iglesia en el asunto de la ley de matrimonios igualitarios. La sanción le prohíbe el uso del ministerio sacerdotal, y lo priva del oficio de párroco que había ejercido en San Cayetano.

Hay un proceso canónico detrás de esta sentencia. Un “abogado de oficio” ejerció supuestamente la defensa del Pbro. Alessio. Esto me hace recordar mi caso, en que habiendo el equipo jurídico que me defendía, apelando finalmente a la Signatura Apostólica, este Supremo tribunal vaticano exigió, además de un depósito previo de 1.800 euros, la elección en una lista de abogados residentes en Roma y aprobados por la Santa Sede, de quien debía defenderme. Ya los costos fueron motivo suficiente para no aceptar pero, sobre todo, esa condición de que nombrara un abogado del entorno curial que no tenía noción de quién era yo para que me defendiera me pareció aberrante. No sé si esto sucederá en muchos casos en el orden civil. Pero de todos modos, la defensa por parte de quien está complicado con la acusación, no puede considerarse auténtica sino sólo “pro forma”- De modo que aquí no hubo diálogo ni oportunidad de apelación a la justicia, sino exclusivamente decisión autoritaria y hasta caprichosa.

En segundo lugar, hay que advertir que esta aparatosa decisión del poder, supuesto o añorado, por la jerarquía eclesiástica, no tiene efectos reales ni sobre la libertad de los sancionados que siguen siendo ministros ordenados, ni sobre los cristianos que optan por acogerse a su ministerio, como fue en las primeras comunidades. Sólo queda restringida la anotación canónica de los sacramentos dispensados en esas circunstancias. Muy distinto por supuesto de lo que sucedía en tiempos de la Inquisición con cárceles, exilios, torturas y condenas a la horca o la hoguera.

Tengamos en cuenta, igualmente, que esa objeción, muy clara a primera vista, “si no están de acuerdo con las reglas de la institución ¿por qué no la dejan del todo y dejan de preocuparse por que cambie? Es el mismo argumento que Tradición Familia y Propiedad esgrimía en Brasil durante la dictadura militar que derrocó a Joao Goulart. “Amelo o déjelo” Si no les gusta este país así con sus reglas como están, ¡váyanse a otra parte!- Frase que copiaron aquí para poner letreritos en los parabrisas, los que apoyaban la dictadura militar. Pero los que no se iban, argumentaban: ¡es mi país! Es mi espacio heredado y adoptado! Además de no tener por qué abandonarlo, tengo pleno derecho y hasta obligación de exigir y luchar por que cambie lo que lo desfigura.

Que, en el caso de la Iglesia católica, que se dice la única fundada por Jesús de Nazaret, es todo aquello que contraría su norma suprema y elemental de fe y conducta: el Evangelio. Eso que quiso recuperar el Concilio Vaticano II y que con Benedicto XVI se está alejando cada vez más, devorado por una institución sostenida por la tradición tridentina, las finanzas y el poder monárquico. ¿Por qué entonces la actitud del Arzobispo Ñáñez? Sólo para mantenerse en el poder sin ser desplazado por la calificación de timorato o indeciso para jugarse por la Iglesia.

Finalmente, no hay que desconocer que, en la actualidad, son tantos y tan meritorios, humana y evangélicamente los sancionados/as (pastores obispos y párrocos, laicos y catequistas, teólogos, biblistas, y moralistas) que en ellos está renaciendo la verdadera comunidad de Jesús. No somos enemigos infiltrados, somos humildes defensores de la causa plenamente humanitaria de Jesús de Nazaret.

José Guillermo Mariani (pbro)


INFORME SOBRE EL CONFLICTO EN LA CRIPTA
By SinTapujos.org, Fecha marzo 16th, 2011
Leído en las Misas del 12 y 13 de marzo

Es de todos conocido que a lo largo de dos meses tanto el P. Víctor como representantes de los Consejos pastorales, tuvieron comunicaciones por carta y entrevistas con el Arzobispo y también con el designado P. Pedro Torres.

¿Qué está en juego con la llegada de un sacerdote que no comparte los lineamientos teológicos y pastorales que han orientado desde hace décadas el ser y hacer de La Cripta?:

- Está en juego que La Cripta continúe siendo una comunidad que funda su pensamiento y su acción en los postulados del Concilio Vaticano IIº y en la Teología más avanzada desarrollada a partir de entonces;

- Está en juego esta parroquia donde se puede integrar todo el que busque sinceramente crecer como buena persona y como creyente fiel al Evangelio de Jesús;

- Está en juego este espacio donde no hay exclusiones; donde no hay exigencias pastorales que alejan a quienes no se ajustan a modelos convencionales; donde no se imponen condiciones ni trabas para que las personas accedan a los sacramentos o se integren en tareas comunitarias;

- Está en juego poder participar de una liturgia sin acartonamientos, ni apego a las rúbricas, de carácter festivo y donde se tiene como eje vertebral el Anuncio del mensaje, partiendo no de los dogmas sino de las realidades humanas que vivimos todos los días las personas;

- Está en juego el legítimo derecho que tiene esta y cualquier otra comunidad a opinar respecto al sacerdote que se hará cargo de conducir la animación de la comunidad;

- Está en juego todo aquello por lo que todos ustedes participan de esta comunidad y no de otra.

Por eso en la Asamblea celebrada el pasado 26 de febrero se decidió casi por unanimidad “NO ACEPTAR”, el nombramiento propuesto por el Arzobispo. Y el jueves pasado la Comisión constituida a efectos de decidir las acciones a seguir, ha resuelto lo siguiente:

Ratificar una próxima Asamblea que tendrá lugar el sábado 2 de abril y a la cual estamos todos convocados;
Notificar al Arzobispo y a sus Vicarios que habiendo intentado por la vía del diálogo acordar acerca del futuro párroco y sin tener resultados satisfactorios, a partir de ahora hacemos pública la situación a través de todos los medios que sea posible;
Participar en la Jornada Arquidiocesana del sábado 12 (asisten mas de 1000 personas, delegados de todas las Parroquias de la Arquidiócesis) y repartir a todos un breve volante dando a conocer nuestra situación y disposición al diálogo;
Se organizará un evento masivo al que convocamos con la consigna: “ABRAZO A LA CRIPTA”, cuyas características daremos a conocer próximamente;
Convocar a toda la gente que está vinculada a La Cripta ya sea en las Misas, como en los distintos Grupos parroquiales, en la Catequesis, en el Grupo Scout e igualmente a familias y vecinos relacionados con nuestra comunidad para participar en dicho Abrazo que concretaremos en el fin de semana entre el 8 y 10 de Abril.
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Más Cristianismo y Menos Catolicismo.
By Raul A. Perez Verzini, Fecha marzo 12th, 2011

“La burocracia vaticana impone legalmente lo que no puede razonar teológicamente. A falta de argumentos, el gobierno imperial recurre a la fuerza. Los medios resultan conocidos. Son las medidas violentas de silenciar y excluir.”

Elisabeth Schüssler Fiorenza
(Exégeta y Teóloga Feminista de la Universidad de Harvard)



Más cristianismo y menos catolicismo fue la consigna más aplaudida en la asamblea parroquial del pasado 24 de Febrero, donde se votó masivamente el rechazo a la imposición autoritaria del obispo Ñañez de un párroco que no responde a las opciones de la parroquia.

Más cristianismo, es decir más evangelio. Menos Catolicismo, es decir menos institución eclesiástica.

No es que no queramos institución. La organización es necesaria, pero esta no puede ni debe estar por encima del espíritu del evangelio.

La práctica eclesial, sin embargo, está cada vez más centrada en la iglesia y menos en el evangelio. Es por eso que son cada vez más los laic@s y pensadores que hartos de tanta incoherencia se levantan para mostrar que otro cristianismo es posible.

Por eso el fenómeno de La Cripta es valioso. Representa un símbolo de una manera más creíble de ser cristian@s. Y por eso lo defenderemos de aquellos que están deseosos de hacerlo desaparecer.

No somos como a algunos les gusta creer un puñado de rebeldes politizados. Se trata de un enorme movimiento mundial de personas de distintas matrices culturales y extracciones políticas que coinciden en la importancia de volver al Evangelio.

Más cristianismo y menos catolicismo es la característica de la comunidad de La Cripta que, aunque no siempre consciente, ha ido caminando en una progresiva fidelidad a las ideas del evangelio apartándose de todo lo que huela a excesiva institución.

Ante la estrategia de destrucción de esta experiencia de 45 años por parte del obispado, se está esgrimiendo el argumento de que somos intolerantes y que no queremos darle una oportunidad al sacerdote impuesto. La respuesta es muy simple: No se trata ni de dar una oportunidad ni de negarla.

Esta comunidad tiene una historia y un proyecto. De ese proyecto se desprenden las responsabilidades que un párroco debe cumplir y de esas responsabilidades, surgió un perfil de párroco requerido. Así de simple, como lo hace cualquier organización sana.

Imaginen que se necesita cambiar un gerente y los responsables de tal cambio deciden imponer un candidato que no cumple los requisitos básicos. ¿Cuáles serían las consecuencias?

Se me ocurren como mínimo dos:

El responsable de su designación sería seriamente cuestionado por incompetente. A nadie en su sano juicio se le ocurre nombrar un responsable de un área sin consultar primero con los involucrados el perfil requerido para el puesto.
La misión y los objetivos organizacionales correrían un serio riesgo de verse truncados por la incompetencia del candidato. Ser incompetente para un puesto no tiene nada que ver con ser buena o mala persona. Si a mi me ponen de médico de un hospital seguramente mataré a más de un paciente. No porque sea mal tipo, sino porque soy ingeniero no médico.
Imagínense la cara de los pacientes, si ademas de poner a un ingeniero al frente de cirugía le dijéramos que es porque se trata de darle una oportunidad.

“Mire señor paciente, no sea intolerante! Es cierto, este muchacho es ingeniero no médico, pero es un gran tipo. Déle una oportunidad. Deje que lo opere. Deje de lado la ideología!. Eso sí, si le va mal después se lo cambiamos.”

En el ámbito institucional, a nadie relativamente cuerdo se le ocurriría argumentar que es de poco tolerantes no darle la oportunidad a un candidato que no cumple los requisitos del puesto. Sencillamente se lee el CV, y si no contiene lo básico, directamente se busca otro candidato.

En nuestro caso, hasta tuvimos la delicadeza de ir a hablar personalmente con el candidato y en la entrevista confirmó que no está de acuerdo con varias de nuestras opciones. Es decir, él mismo reconoció que no cumple el perfil.

¿Por qué tanto lío entonces? Es más, ¿por qué centrar en esa persona el problema? El problema no es el candidato, aun cuando venga impuesto por el ordinario del lugar.

El problema está en quien es responsable de selección personal y en sus métodos muy pocos apegados a las buenas prácticas organizacionales.

Intentar reducir el planteo a un problema con el candidato impuesto es ingenuo y manipulador. No tenemos nada contra el candidato. Es más, pudimos verificar que en su lugar es muy exitoso. ¿Por qué entonces privar a esa hermosa comunidad de alguien querido y seguramente adecuado para su proyecto?

Nuestra parroquia viene asumiendo compromisos muy concretos desde hace muchísimos años. Antes fue en contra de la dictadura militar, cuando de hecho la iglesia institución era cómplice. Hoy los desafíos son otros, pero también queremos ser una voz razonable y creíble en medio de tanto taliban suelto.

Por eso nos hemos puesto a estudiar para tratar de madurar nuestra fe y superar la catequesis infantil. Esto nos ha llevado a mantener contacto con teólogos y biblistas de vanguardia que nos ayudan a entender mejor el mensaje del evangelio. Es decir, a ser más cristianos (=evangelio) y menos católicos (=integristas y dogmáticos)

De hecho, algunos ejemplos concretos de las consecuencias de acercarnos más al cristianismo son:

Apoyo explícito a las leyes de fin de la impunidad.
Apoyo a la ley de matrimonio igualitario
Apoyo a la Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para no morir (según la consigna de Católicas por el Derecho a Decidir)
No discriminación en los sacramentos: divorciados, gays, madres solteras, parejas irregulares, etc. Bautismos sin importar la condición religiosa o legal de los padres.
La renovación de la liturgia. Cantos del cancionero popular, comunión bajo las dos especies, etc.
Participación activa de las mujeres en los puestos de liderazgo de la parroquia.
Participación de los laicos en la toma de decisiones. El Consejo Pastoral como órgano último de conducción de la comunidad dado que el párroco es temporario pero la comunidad permanece.
La homilía basada en la reflexión teológica, antropológica y exegética actual y no sólo en la repetición monótona y literalista del texto bíblico.
Centralidad en el mensaje de Jesús y no tragarse acríticamente lo que dice la iglesia institucional.
Promoción de la formación teológica y exegética de los laicos con pensadores sobresalientes como Ariel Álvarez Valdez.
Renovación de los sacramentos. Enfasis en la reconciliación comunitaria y no en la confesión individual. Etc, Etc.
Y por supuesto, todo SI, implica un NO.

Por eso, Quito Mariani fue tajante en no permitir la participación en la parroquia de grupos conservadores de talante integrista como Opus Dei, Legionarios de Cristo, Cursillos de Cristiandad, etc. Y en no promover prácticas supersticiosas como la mayoría de las devociones marianas.

¿Hay algún cura en esta línea? Será bienvenido a La Cripta.

¿No hay ninguno? No hay problema. Seguiremos haciéndonos cargo de las distintas actividades y celebrando la eucaristía con los múltiples curas que siempre y gentilmente nos acompañan.

Es cristianismo versus catolicismo. Cristianismo como centralidad en el mensaje del evangelio, leído críticamente y no de manera fundamentalista. Catolicismo como esa reproducción anacrónica del imperio romano centrada en la institución. Y cuya “tolerancia y respeto por lo diferente” son tan reconocidos en el mundo actual que no merece comentarios.

Exigimos un cura que comparta nuestro proyecto comunitario. Y eso no se negocia.

Una cosa debe quedarnos clara: La conciencia por encima de la institución.

Y ojo que no lo digo yo, lo dice un tal Ratzinger.

Paz y Bien

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¿DIÁLOGO EN LA IGLESIA CATÓLICA?

Tomado de la carta enviada por el padre Víctor Saulo Acha al Arzobispo, en el mes de febrero
Fecha marzo 16th, 2011

Escribo estas líneas a propósito de la situación planteada en ocasión de mi retiro de la actividad parroquial. Este retiro estaba acordado con el Arzobispo cuando me pidió hacerme cargo de la Pquia. Ntra. Sra. del Valle, La Cripta, en el año 2006.

Desde que el Padre Carlos Ñañez se hizo cargo de la arquidiócesis pareció que comenzábamos un proceso de participación, de integración, de diálogo que había sido poco frecuente entre nosotros y que por cierto nos alegró. Poco después sacerdotes y laicos vimos con agrado cuando el Arzobispo pidió colaboración para entregar una carta pastoral a la arquidiócesis en un Adviento ya lejano. Así hubo muchos signos prometedores de una pastoral diferente.

En lo que a mi respecta, durante años expresé mi adhesión a las propuestas del Plan Pastoral, he colaborado en semanas del clero (no sin inconvenientes), he acercado sugerencias, fui llamado a colaborar con el Vicario de Pastoral, P. Walter, se me pidió exponer en algún encuentro diocesano, etc. Y cuando personalmente o con otros creímos necesario sugerir cambios, poner acentos, cambiar algún esquema, también lo expresé.

Parece que todo esto no significó mas nada, desde el momento en que me permití disentir con expresiones de algunos Obispos (a propósito de la Ley de Matrimonio igualitario) en una cuestión absolutamente opinable y frente a la cual la Iglesia tenía la oportunidad de mostrar su equilibrio, acentuando por un lado los principios que considera importantes y por otro mostrando su apertura para buscar caminos nuevos para la integración y el crecimiento humanos.

En varias ocasiones el Arzobispo ha manifestado que tiene presiones, y que peligra el camino pastoral que está en marcha en la Arquidiócesis. ¿De qué hablamos? ¿Qué puede temer el Arzobispo? ¿Quién puede presionarlo si cree que cuenta con la fortaleza del Espíritu? ¿Quién puede cuestionar los procesos participativos que el obispo quiera instalar en su diócesis?

La más antigua teología y práctica eclesial nos dicen que el Obispo tiene plena autoridad en su diócesis. Nadie de fuera, puede cuestionar su autoridad en asuntos que hacen a su ministerio pastoral. Ninguna institución de la Iglesia se sitúa por encima del Obispo en lo que concierne a sus decisiones pastorales.

¿La necesaria “comunión episcopal” que le une al resto de los obispos, significa algún modo de sumisión? ¿El Obispo tiene que condicionar sus decisiones a la palabra o el pensamiento de otros obispos? Aún los documentos, expresiones y criterios de la Conferencia episcopal no son vinculantes, si bien son asumidos en razón de la comunión de todos. Pero obrar en comunión no significa no pensar, no opinar, no buscar, no expresar diferencias, acentos, puntos de vista que en conciencia se consideran válidos.

La fisonomía jerárquica y de sentido verticalista que muestra la Iglesia Católica, tiene más de mundana que de evangélica y aunque tiene siglos desarrollando ese estilo de autoridad, debe ser revisada y adaptada a la realidad del mundo actual y siempre buscando coherencia con el Evangelio, que es el criterio supremo de la fe y de la práctica cristiana.

Esto no es una reflexión aislada ni original, en parte es doctrina tradicional y en parte es el pensamiento de teólogos de reconocida autoridad, al menos desde que el ya olvidado Juan XXIII tuvo la ocurrencia de decir que había que dejar entrar aires nuevos en la Iglesia y sacar el polvo acumulado desde siglos en sus estructuras.

A esta altura de la historia ¿tienen sentido las posturas conservadoras que pretenden mantener el statu quo sin buscar caminos nuevos en lo que concierne al ejercicio de la autoridad? ¿A dónde va a terminar una Iglesia que siga apelando a ese tradicional recurso de la autoridad para señalar un único camino y opciones más corporativas que fieles al Evangelio? ¿Es que la Iglesia no puede incorporar de una vez, formas sanas y hace tiempo aceptadas socialmente de participación, cuando se trata de la designación de obispos y sacerdotes?

He planteado al Arzobispo que el Padre Pedro Torres, propuesto como futuro párroco no me parece la persona indicada y también que no comprendo por qué no fui consultado respecto al posible sucesor, ni se pensó en dialogar con la comunidad al respecto. El obispo, los sacerdotes y laicos somos parte de una misma institución, de un mismo proyecto y creo que aceptamos un mismo evangelio que nos señala un modo de relaciones que exceden los marcos institucionales, porque se vinculan con lo fraterno, lo solidario, lo participativo.

Aquí no se trata de una actitud contra el padre Torres, solo opinamos (la comunidad y yo) que sus opciones pastorales difieren de las nuestras y que cada persona es adecuada o no, para determinada circunstancia ó ámbito. Son incontables en esta y otras diócesis los casos de cambios semejantes que terminan desarmando comunidades, enfrentando a unos con otros y produciendo heridas y rupturas que solo consiguen el alejamiento de muchos, cuando nuestra misión es integrar y nunca dispersar. Por eso hemos reclamado ser escuchados

¿Acaso la consulta amplia, la opinión de las bases, el criterio de los protagonistas menoscaba la autoridad de quien tiene que decidir? ¿No es mejor el diálogo oportuno y con todos, que tener que afrontar situaciones conflictivas e indeseables que dejan heridas a veces insalvables?

Laicos representantes de la comunidad han hablado al respecto con el Arzobispo y también con el Padre Torres, pero parece que la decisión es inamovible.

Nos preguntamos ¿la intención será desarmar esta comunidad, desalentar nuestro estilo participativo e inclusivo, ajustar los proyectos a un modelo de pastoral tradicional?

De ser así ¿Porqué acallar las voces que matizan los discursos oficiales? ¿No es una riqueza asumir la diversidad en el conjunto de una diócesis? Hay mucha gente que adhiere a una pastoral tradicional, de conservación, de sacramentalismo y devociones, pero en el escenario de esta sociedad del siglo XXI, en el escenario de nuestro país y en el de Córdoba, muchos alentamos otras opciones pastorales.

Aquellas y estas opciones diferentes contribuyen a sumar, a integrar lo diverso, a fomentar la convivencia de lo diferente. ¿No se parece esto a lo que hizo, propuso y pretendió Jesús, incluyendo a todos, aceptando a los que eran rechazados en su tiempo, planteando una experiencia religiosa diversa en ciento ochenta grados a lo establecido en aquella sociedad?

Superemos los miedos, compartamos nuestras dudas, seguridades y expectativas, busquemos juntos, escuchémonos sin prejuicios. Solo eso podrá salvar a nuestra Iglesia de quedar reducida a una secta, o de ser una más de tantas obsoletas monarquías, cáscaras sin contenido significativo.

Cada día es mayor el descrédito del Vaticano, de muchos obispos de Argentina y de otras latitudes y no por calumnias, sino porque sus expresiones, sus actitudes, son muchas veces extemporáneas, cuando no anacrónicas u obsoletas. Y porque además ha quedado patente que el pecado está tanto dentro como fuera de la Iglesia y esto no puede ser de otro modo, porque esa es la condición humana. Asumamos con sencillez y humildad y sin arrogancias lo que somos. Porque es tan cierto nuestro pecado, como lo debe ser nuestra vocación para proclamar oportuna o inoportunamente el Evangelio de la vida, superándonos desde nuestras limitaciones.

Todos debemos leer “los signos de los tiempos” y revisar con sinceridad y sin prejuicios ¡tantas! expresiones y acciones que no hablan de una Iglesia enteramente fiel al Evangelio. Hay que transformar una Iglesia que pretende defender siempre el orden establecido, atender a quienes le halagan el oído y dicen amen a cualquier propuesta, para quedar bien con todos, menos con los que piensan, opinan y proponen. Hay que transformar una Iglesia que piensa más en la defensa de sus instituciones epocales que en su irrenunciable misión profética. Esto es misión de todos los que decimos seguir a Jesús de Nazaret.

Entonces, para ser una Iglesia que escucha, que atiende, que asume a todos y a todos propone el diálogo adulto y maduro, aceptemos al interior de nuestra comunidad diocesana, la diversidad y el pluralismo.

La cuestión planteada en La Cripta no está cerrada, pues lo que hoy es un hecho puntual de esta comunidad, o bien nos lleva a buscar caminos nuevos en las relaciones pueblo autoridad, o las soluciones sin el diálogo y la participación serán ficticias y harán daño a todos.

PADRE VICTOR SAULO ACHA