Por Raul Magnasco
*
La Prensa,
07.08.2023
Sabido es que los
héroes reales existen, no usan capa, y habitualmente son anónimos.
Ese es el caso del
Dr. Jorge Pérez, encargado del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital de
Rafaela, conocido recientemente por un fallo inédito, que ordena dar sepultura
a 257 nonatos que fueron conservados durante años en frascos con formol.
Se trata de 257
fetos que perdieron la vida de forma natural –no provocada- pero que gracias a
la decisión y el coraje, pero sobre todo al sentido humano del Dr. Pérez, en
lugar de terminar en el tacho de basura del hospital, como ocurre
lamentablemente en la mayoría de los hospitales, fueron conservados hasta el
día de hoy.
Ello le permitió
al médico, junto a su abogado Pablo Possetto, recurrir a la justicia para que
ésta determine el destino humano que debía darse a los restos de tantos niños
que nunca llegaron a nacer, lo que se concluyó con un fallo que ordena
notificar a las madres que puedan contactarse para que determinen, en primer
lugar, si desean dar la sepultura conforme a sus creencias religiosas, y
adicionalmente asentar las respectivas defunciones en el registro civil.
Es que mas allá
del caso rafaelino, lo que se ha sentado es un precedente único, ya que la
legislación nada dice sobre la lamentable práctica de tirar a la basura los
niños no-nacidos de menos de 500 gramos o 20 semanas de gestación, incluso
frente a la denuncia de tantos padres que reclaman los cuerpos de sus hijos
para sepultarlos o cremarlos, y poder cerrar una herida, tal vez la mas
dolorosa de todas las que puedan imaginarse, porque sabido es también que
perder un hijo representa el dolor mas grande que existe.
Gracias al fallo
judicial, pero sobre todo al heroico acto del Dr. Jorge Pérez durante tantos
años, varias madres ya pudieron cerrar la herida abierta tiempo atrás, y
algunas se encuentran en trámite para asentar a su hijo con su nombre real (ya
que algunos fueron registrados como NN). Pero mas allá del derecho de los
padres que pierden un hijo a poder sepultarlo, independientemente del ridículo
criterio fijado arbitralmente –y contra el mismo Código Civil- en función del
peso o la edad, lo que está en juego es nada menos que el Derecho Humano a la Dignidad
e Identidad, derechos que nos alcanzan a todos incluso después de morir.
Hace mucho tiempo
que los argentinos nos debemos este debate, tanto porque estan en juego los
Derechos Humanos fundamentales, como por la necesidad de poner fin al dolor de
tantos padres que pierden a sus hijos y desean para ellos un destino mas humano
que un tacho de residuos patológicos.
Si este fallo da
comienzo a es debate, el aporte del médico rafaelino, no solamente habrá
salvado del dolor a tantas familias, sino también del infame destino dado a
tantos seres humanos que no tienen la misma suerte que nosotros de nacer.
* Presidente de la
Fundación Mas Vida