Del prefacio al
libro de Belloc
por Stefano
Fontana
Observatorio Van
Thuan
Publicamos un
extracto del Prefacio escrito por Stefano Fontana para el libro de Hilaire
Belloc, Distributismo, la salida del Estado Servil , Fe y Cultura, Verona 2021.
Una de las más
frecuentes de estas adulteraciones del distributismo es la distorsión del
significado de la palabra misma. El distributismo suele entenderse como la
propuesta de una distribución de recursos y habilidades desde el centro hacia
la periferia. Una especie de descentralización. En este sentido, el centro del
discurso económico, social y político seguiría siendo el centro -por ejemplo el
Estado- mientras que los sujetos periféricos quedarían subordinados ya que sus
competencias, propiedad y recursos derivarían de la voluntad descentralizadora
del centro. Por lo tanto, la familia o los órganos intermedios se beneficiarían
de lo anterior y no tendrían un derecho original para administrar su autoridad
por sí mismos.
Es evidente que
esta interpretación de la palabra que designa este movimiento es exactamente lo
contrario de la realidad del movimiento en sí. La distribución de la que habla
el distributismo no debe entenderse como una redistribución después de la
centralización. Por tanto, no como una distribución administrativa mediante el
uso de la máquina burocrática del Estado moderno de lo que este mismo Estado ha
centralizado repentinamente, sino como una distribución orgánica y original,
basada en el orden natural que es en sí mismo distributivo y prevé que antes de
la Estado centralizado existen sociedades naturales y cuerpos intermedios que
gozan de autoridad propia e inalienable.
Es el orden
natural, por tanto, y no el Estado el que distribuye deberes y derechos,
autoridad, subjetividad social y política. La historia política que vivimos
después de las teorías de Bodin, Hobbes y Rousseu y después de la
implementación concreta de sus teorías en el estado napoleónico y en todas las
formas estatales que se inspiraron en él como un prototipo para ser replicado
(y esto, sí, mente usted, es un proceso todavía en curso) obliga, en cierto sentido,
a luchar por una redistribución desde el centro a los sujetos naturales
despojados de sus habilidades igualmente naturales.
En la lucha actual
contra el Estado que es a la vez Hombre-Máquina-Animal-Dios, como escribió Carl
Schmitt, resumiendo el pensamiento lúcido y angustiado de Hobbes, es
necesario quitar para dar, quitar de el usurpador para volver a dar a los
usurpados. Sin embargo, debemos ser conscientes de que esta redistribución
se debe a los errores de la historia y es una corrección de un error original
del pensamiento político moderno y de la historia de la modernidad.
El centro desde
donde debe partir la redistribución es abusivo, y la redistribución no debe
entenderse como el pasaje del centro a la periferia, porque de esta manera se quedaría
presa del mismo esquema erróneo. La distribución a la que se hace referencia
en el nombre Distributismo es la del orden natural de las cosas. Como vemos, la
refutación de este frecuente malentendido es de gran importancia para recuperar
algunos perfiles arquitectónicos del correcto pensamiento político y volver a
poner las cosas en su orden fisiológico.