DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

RATZINGER REBATE A LOS AMBIENTALISTAS



«San Francisco no era un ecologista»

Por INFOVATICANA | 31 octubre, 2019


 (ilGiornale)- Joseph Ratzinger indica de nuevo el camino para la «minoría creativa» de la contemporaneidad, que según él, es la católica.

El título: I Sacramenti, segni di Dio nel mondo. Se trata de reflexiones litúrgicas que el papa emérito pronunció durante su pontificado, o cuando aún era cardenal. Del bautismo a la confirmación, pasando por el matrimonio, la ordenación sacerdotal y cualquier otro sacramento previsto y presente en la doctrina, Joseph Ratzinger interpreta la realidad y el valor de estos «signos de Dios», componiendo, según el editor de los textos, Elio Guerriero, una «guía para la vida cristiana».

Ya habíamos hablado de la parte inicial de esta composición, la que está dedicada al papel fundamental que ejercen los muros: «La Iglesia tiene muros. El muro indica, por un lado, el interior, y tiene la función de proteger, de acogernos y guiarnos el uno hacia el otro». Sin muros, observa el pontífice emérito, no existen puertas. Y Benedicto XVI bendice tanto los unos como las otras. Pero dentro de esta obra hay más pasajes de gran actualidad.

En una época tan llena de retórica ambientalista y de combinación de ecología cristiana con lo que empieza a ser conocido como «gretathunberghismo», Joseph Ratzinger reinterpreta la vida existencial de san Francisco: 

«Él sabía que no hay nada más grande, ningún servicio mayor, ningún éxito mayor, ninguna realización mayor para la humanidad que aprender a amar con plenitud y grandeza». Estamos aún en el grupo de características que Ratzinger individua para definir al santo de Asís como el «más similar a Cristo». Pero las contingencias de la modernidad ofrecen tal vez una posibilidad ulterior de profundización.

De hecho, sabemos que san Francisco y el franciscanismo son a menudo instrumentalizados para que los ecologismos puedan pasar como un absoluto ideológico. Pues bien, Benedicto XVI corta de manera neta y firme estos intentos, y sentencia:
»Su cántico del hermano sol, la alabanza del Creador reflejo de la creación resuena a través de los siglos». 

Y después especifica, y es lo que tiene mayor interés para las frases dialécticas actuales: «El hombre que lo cantó no era un trovador soñador o un ecologista, como a veces nos lo presentan, sino un hombre que fue sometido a mucho sufrimiento, que quiso mantener por amor a Cristo para acercarse, como Él, a la profundidad del ser humano y al corazón de Dios».


Publicado por Francesco Boezi en il Giornale.