ESTAN AL
SERVICIO DE LA IDEOLOGIA DE GENERO, LA CULTURA DE LA MUERTE Y EL COLONIALISMO
CULTURAL.
Violando sus principios
fundacionales de 1945
Por Carlos Alvarez Cozzi
I)
De la perspectiva “gender” hasta la
cultura del descarte.
1.
PEKIN. En 1995 Naciones Unidas adoptó la ideología de género en la Conferencia de Pekín de la Mujer. Una
conferencia controlada por el feminismo radical, tal como denuncia Dale
O’Leary en su investigación “The Gender Agenda.”
Veinte años después, están consiguiendo que la mayoría
de los gobiernos y parlamentos occidentales acepten esa ideología, y redefinan
el matrimonio y la familia. La identidad de género es otro de los grandes
objetivos de desarrollo del milenio.
2. YOGYAKARTA. Y han conseguido que organismos de Naciones Unidas
financien políticas de género, emanadas de los llamados principios de
Yogyakarta (la biblia LGTBI), 2007),
Estos 29 principios constituyen un
manual detallado para la implantación de la ideología de género en el mundo. Carece de la menor base científica
e incluso jurídica, porque fueron elaborados por un grupo de activistas, sin
autorización oficial ni legitimación, que proclamaron una reformulación de los
derechos humanos en la ciudad indonesia de Yogyakarta, en 2007. Los
presentaron al público en la sede de la ONU en Ginebra para darles una aureola
de autoridad.
Naciones Unidas adoptó el mensaje y está financiando
su implantación. Millones y millones están yendo a parar desde hace diez
años a la agenda LGTBI mediante suborganizaciones oficiales de la ONU (y
también de la Unión Europea) así como de fundaciones privadas (Rockefeller,
Ford, Bill & Melinda Gates, etc.). Lo cual queda encubierto como parte de
sus presupuestos oficiales.
Es importante destacar la labor de infiltración del lobby LGTBI en
organismos de Naciones Unidas y como éstos a su vez terminan influyendo en
gobiernos y parlamentos. Pensemos por ejemplo en la CEDAW.
Es una forma solapada de ejercer influencia sobre los
partidos políticos de cada país, que tratan de captar el voto LGTBI, una
porción minoritaria del electorado pero inflada por los medios de comunicación.
Ganados los partidos, se ganan los parlamentos, y ganados los parlamentos, es
posible alterar las legislaciones.
3. COMISARIO DE LA IDEOLOGIA DE GÉNERO. Desde diciembre de 2016, la propia Asamblea General de Naciones Unidas
votó por el establecimiento de un experto independiente en orientación sexual y
en identidad de género, con un pequeño margen de 84 contra 77 votos. Se trata
de un profesor tailandés de Derecho internacional, Vitit Muntarbhorn,
una especie de comisario de Naciones Unidas para imponer la ideología de
género.
El pretexto -como siempre- es luchar contra la
discriminación por orientación sexual y acabar con la violencia contra las
personas LGTB -lo que en teoría es un fin loable-, pero entre sus objetivos
destaca:
– Despenalizar la sodomía.
– Impedir que profesionales de la
salud mental traten la homosexualidad y la transexualidad como un trastorno psicológico.
– Asegurar que los documentos
jurídicos reflejan la identidad de género subjetiva de los individuos.
– Imponer la aceptación social de la
homosexualidad.
– Adoctrinar a los niños mediante la propaganda
LGTBI.
Esta forma de infiltrarse es doblemente eficaz si el
secretario general está por labor. Y Ban Ki-Moon, secretario general hasta el
año pasado, lo ha estado. Y el actual, el católico portugués Antonio Guterres, aunque menos
beligerante, no parece oponerse ni a la agenda LGTBI ni a la abortista.
Dos ejemplos lo confirman. En el informe “Una
Humanidad: Responsabilidad compartida”, Ban Ki-Moon pedía a los gobiernos
incluir el derecho al aborto y los derechos LGBTI en sus esfuerzos para hacer frente a los
objetivos humanitarios de desarrollo sostenible, un nuevo plan masivo 15 años,
aprobado por la Asamblea General.
Y el mandatario aprovechó la Cumbre Humanitaria de la
ONU (Estambul 2016) para obtener el consentimiento tácito a su acercamiento a
los Objetivos de desarrollo sostenible en un entorno en el que las naciones que
se oponen al aborto y los derechos LGBTI queden en desventaja.
La cumbre fue convocada por el propio Ban Ki-Moon y
estaba controlada completamente por su personal, en particular la Oficina para la
Coordinación de Asuntos Humanitarios, que elaboró el informe, y la Secretaría
de la Cumbre Humanitaria Mundial.
Y terminó su mandato al frente de la organización con
dos medidas finales proLGTBI. Por un lado, lanzó y defendió una emisión de
sellos de correos sobre la homosexualidad, la transexualidad y la “crianza”
homosexual; y por otro, pronunció un inequívoco discurso con el que se
despidió de la Asamblea General, atacando
a la religión y defendiendo el lobby LGTBI.
Aunque ningún tratado de la ONU incluye los derechos
LGBTI y 76 países del mundo prohíben explícitamente la sodomía en sus leyes, el
lobby ha logrado controlar los resortes de la Asamblea General y del Consejo de
Seguridad y ha conseguido impulsar la agenda LGTBI, con imposiciones que
vulneran la soberanía de las naciones.
Y si no adviértase el intento de crear la figura de un
Comisario de los derechos LGTBI, que
vigile el cumplimiento de esos supuestos derechos. Una especie de Policía LGTBI.
El año pasado se registró una resolución ante el Consejo de los Derechos
Humanos de Ginebra, patrocinada por países latinoamericanos, y por Estados
Unidos -entonces bajo el mandato del pro-LGTB Obama-.
La Casa Blanca había ensayado previamente la fórmula
con un relator LGTBI, nombrado por el Departamento de Estado. que actuase
como embajador del colectivo gay en todo el mundo y en nombre de la poderosa
diplomacia estadounidense.
4.
Recientemente, la lista se completa con la increíble Declaración
de Naciones Unidas en cuanto a que el concebido no nacido carece de derechos
humanos.
II)
Conclusiones.
Los objetivos hechos narrados,
citando su fuente, nos confirman lamentablemente que el espíritu fundacional de
1945 de las Naciones Unidas ha mutado de estar al servicio de la paz y
seguridad internacionales al de la ideología gender en todo el mundo y en contra
de la vida naciente y de la familia, derechos humanos que tienen consagración
convencional pero que se atacan deliberadamente. La búsqueda de la
“reingeniería social antinatural” y el “colonialismo cultural”, de que habla
Francisco, brillan en todo su esplendor. Resta en parte a ese intento, aún la
OEA, con algunos países como Perú y Paraguay que siguen resistiendo este embate.