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En la homilía predicada en la Solemnidad de la Asunción, Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, ha mencionado el libro «El Señor del Mundo», de R. H. Benson, citado por el Papa en varias ocasiones. El prelado ha recordado que el Santo Padre recomendó su lectura para entender lo que es la colonización ideológica, que es lo que ocurre hoy en día, según el obispo, con la ideología de género.
«¿Cuál es la tesis de la citada novela recomendada por el Papa, y a la que me remito para inspirar el diagnóstico de nuestra crisis contemporánea?», ha preguntado Mons. Munilla, respondiendo:
«Se trata de una profecía de la llegada de un falso humanismo mundial, de apariencia pacífica y adornado de ciertos valores éticos, pero que en nombre de lo políticamente correcto pretende imponer unos valores contrarios a la ley natural y a la ley divina; y para ello se empeña en reducir el cristianismo a su dimensión privada, expulsándolo de la vida pública. La novela no tiene desperdicio, hasta el punto de que uno tiene la sensación de estar contemplando en ella la radiografía de nuestros días».
El obispo asegura que tras la caída del muro de Berlín, Occidente ha ido «asumiendo una nueva ideología… ¿A cuál me refiero? Sin duda, a la “ideología de género”. Está ocupando el rol del “alma” de Occidente, anteriormente disputada por el marxismo y el humanismo cristiano».
Y ha sentenciado:
«En realidad, todo apunta a que la “ideología de género” no es sino una metástasis del marxismo, asumida ahora por la cultura secularizada, mayoritaria en Occidente».
Mons. Munilla ha denunciado que «el pensamiento único se ha convertido en “ley” en nuestros días. En poco tiempo hemos pasado del relativismo a la dictadura del relativismo. En el campo político, los supuestos contendientes no presentan diferencias sustanciales en lo que al pensamiento antropológico y moral se refiere. En realidad, hoy en día, un secularizado ‘de derechas’ piensa sustancialmente lo mismo que un secularizado ‘de izquierdas’».
Y ha advertido:
«Es previsible que en el futuro hayamos de pagar un precio alto por mantener una conciencia crítica frente a este pensamiento único, y, no digamos nada, por ejercer la denuncia profética frente al “Señor del Mundo”».