"Platón, Concilio, educación y música sagrada"
Aica, 23 May
2019
El arzobispo
emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, en su columna del programa Claves
para un Mundo Mejor, emitido el sábado 18 de mayo por canal 9 de TV, compartió
unas reflexiones sobre la coincidencia entre la idea de Platón y del Concilio
Vaticano II acerca del valor de la educación de la música sagrada.
El prelado
comenzó diciendo que “entre las obras de Platón, el gran filósofo ateniense,
descuella una que es muy conocida y se titula La República, 'Politeia' en
griego. Allí Platón presenta las líneas de lo que sería el Estado ideal y, por
tanto, hace muchas críticas a la situación de la época. El filósofo confiesa
que tenía una vocación política pero que nunca la quiso realizar a causa de la
corrupción que veía en ese mundo. Como se puede ver, no han cambiado demasiado
las cosas desde la época de Platón”.
“En La República
-prosiguió monseñor Aguer-, me llamó la atención un aspecto del sistema
educativo que Platón piensa para ese Estado ideal y es el valor que le otorga a
la educación de la música. A uno de los personajes del diálogo le hace decir
que la educación del hombre comienza por la música y hace una especie de
revisión de los poemas griegos que se cantaban en esa época como La Ilíada o La
Odisea, critica a Homero y a Esquilo y otras tragedias porque quiere expurgar
de allí lo que define como indigno de los dioses o que susciten pasiones
deshonestas en los hombres. Por eso hace una especie de crítica o de censura,
hoy diríamos de censura previa o censura posterior, que es muy interesante,
mostrando en qué sentido la música puede ser educativa y puede llenar de
belleza el alma del hombre. El ideal para Platón es la belleza y la bondad que
para él son inseparables”.
Tras esta
reflexión sobre Platón, monseñor Aguer manifestó que encuentra "grandes
analogías entre lo que pensaba Platón y lo que aparece en el Concilio Vaticano
II. En la Constitución Conciliar sobre la Sagrada Liturgia, el capítulo 6 está
dedicado a la música sagrada y es algo que se ha olvidado completamente o no ha
sido leído o tenido en cuenta. Allí el Concilio, retomando toda la gran
tradición del canto cristiano, muestra cómo puede actualizarse hoy esa
tradición. Es sabido que el canto cristiano tiene una historia preciosa que se
va configurando poco a poco a partir del canto judío primero, y luego va
evolucionando hasta llegar a esas metas de oro, por lo menos en el rito latino,
con el canto gregoriano y los coros polifónicos. Grandes compositores como
Mozart, Haydn, Liszt, Beethoven, escribieron música para la iglesia porque la
Iglesia era un mecenas de las artes y ponía lo mejor en las liturgias”.
“El Concilio
Vaticano II -señaló el arzobispo emérito- habla muchísimo de la música sagrada,
subrayo sagrada, y pone las condiciones para que esa música sea ejecutada
dignamente en las liturgias. Dice que en los seminarios debe haber estudios de
música y que los seminaristas deben estudiar música; que deben constituirse
scholas de canto gregoriano y coros polifónicos porque todo eso luego va a
alimentar el modo de cantar del pueblo de Dios en las distintas parroquias. La
idea del Concilio es esta: los sacerdotes deben estar bien formados
musicalmente para que luego la celebración en la parroquia sea digna desde este
punto de vista musical”.
Monseñor Aguer
recordó la época de su niñez "cuando en la misa, que era en latín, se
cantaban siempre los mismos cantos, cantos dignos, con melodías adecuadas al
momento que se estaba viviendo, las letras eran piadosas. Hoy no es así y tengo
la impresión de que al Concilio Vaticano II, en este punto por lo menos, no le
han llevado el apunte pues hoy se hace al revés y en los seminarios se aprende
lo que se hace en las parroquias”.
“Y volviendo a
Platón -añadió el prelado- yo criticaría también el orden secular pues cuando
se hace un festival se trae rock, cumbia, reggaetón y estas nuevas cosas, pero
ni siquiera se propone folclore o tango. Allí se pone lo peor. Lo mismo pasa en
la liturgia de la Iglesia, donde comprobamos, como diría Platón, que la música
no es digna de Dios. Se buscan esos cantos sincopados donde se pueda aplaudir,
saltar, gritar, cuando el canto cristiano ha sido siempre libre. Creo que
Platón diría: ¡Qué horror, cómo se les ocurre eso a estos tipos!”.
“Yo quiero
resaltar esto porque es una cosa curiosa: a nosotros, que estamos viviendo la
herencia de ese concilio, tanto Platón en la Antigua Grecia como el Concilio
Vaticano II nos piden tener en cuenta la importancia de dar a Dios un culto en
el que sobresalga la belleza. Para Dios lo mejor y no lo peor, no la banalidad.
Pero hay gente que se horroriza de la solemnidad y busca lo más banal. Y no es
lo mismo”.
Monseñor Aguer
concluyó su reflexión ante los televidentes aseverando que "el problema
que está detrás es que no se distingue lo secular de lo sagrado y hasta hay
algunos que piensan que no existe lo sagrado. Sin embargo el Concilio todo el
tiempo habla de la sagrada liturgia, de los sagrados sacramentos y de la música
y el canto sagrado. Yo les digo esto a ustedes y seguramente mañana en la
parroquia van a escuchar cualquier cosa. Lo siento mucho, no es culpa mía. Yo
traté de hacer algo distinto pero no funcionó y, en cierto modo, me siento un
poco frustrado. Hasta el sábado próximo”.+