Misa Pontifical en Catedral Basílica en Honor de la Virgen
Mario Mora Legaspi
Hay que renovar nuestra fe y esperanza en la Virgen María, porque es la puerta de salvación, consideró ayer el Cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, al encabezar en Catedral Basílica la Misa Pontifical con motivo del día principal en honor de la Patrona Espiritual de la Diócesis de Aguascalientes.
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Abordó la importancia de conocer la Doctrina Social de la Iglesia, que, sistematizada, reflexionada, escrita, es nueva porque, a diferencia de la Iglesia, que tiene más de dos mil años en el mundo, esta doctrina apenas tiene poco más de un siglo y data de los tiempos del Papa León XIII.
Se trata de una reflexión profunda de las consecuencias del Evangelio sobre la vida pública, aunada al Magisterio moral de las Encíclicas escritas por los Sumos Pontífices León XIII, Pío XI, Pío XII, Paulo VI, Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI; todo ello, aplicado a diversos aspectos de la vida pública, política, económica, educativa, familiar, etcétera.
"Yo pienso que todos los cristianos deberían procurar conocerla, especialmente aquellos que están al frente de la Sociedad, pues si bien en lo que se refiere a economía y a política la Doctrina Social de la Iglesia no propone un esquema o un plan concreto porque eso deben hacerlo políticos y economistas, sí expone principios sustanciales emanados del Evangelio, que si se pusieran en práctica, darían otro matiz, sabor y finalidad a estas actividades fundamentales", afirmó.
Ahora bien, ¿Cuáles son esos principios esenciales derivados de las enseñanzas evangélicas respecto a tales temas? En primer lugar, reconocer que los bienes de la Tierra son de Dios; que el dueño absoluto es Él; que éstos tienen un destino universal y que, por ende, pertenecen a toda la Humanidad, aunque el hombre sólo los tenga en comodato, y no como bienes propios.
Otro principio fundamental es el respeto a la dignidad del ser humano como hijo de Dios que es, la cual, sin embargo, es pisoteada y maltratada en muchas ocasiones por gobernantes que engañan a su pueblo, que no lo consideran digno de la verdad, o por empresarios voraces que le dan más importancia a las ganancias, a acrecentar su capital, explotando al trabajador u obrero; por los mafiosos que destrozan la dignidad, la tranquilidad y las vidas humanas en aras de sus intereses.
Este principio deja en claro que el hombre, como criatura de Dios, tiene un fin en sí mismo, que es la salvación eterna; que el hombre vale más que todas las ganancias materiales de este mundo, y que está por encima de todos los bienes de la Creación.
En la Doctrina Social de la Iglesia se admite ciertamente la existencia de la propiedad privada, puesto que no se acepta el totalitarismo o el comunismo, porque entonces se acabaría con la iniciativa y libertad de los ciudadanos, mas esta propiedad privada, que es independencia, iniciativa y libre opción, debe tener siempre una dimensión social qué cumplir en base a los principios ya enumerados.
También principio capital de la Doctrina Social de la Iglesia es la subsidiariedad, que es de vital importancia cuando se organiza y gobierna una Sociedad, ya que significa que todos los seres humanos, dotados de inteligencia y voluntad, son capaces de aportar algo a ella; que las organizaciones mayores no deben terminar absorbiendo a las menores; que los de arriba no deben tomar decisiones unilaterales sin consultar a los de abajo, sino que todo mundo, en la medida de sus posibilidades, debe participar en la construcción de la sociedad, resaltó el Cardenal de Guadalajara.
Aguascalientes, 16-8-11