Por primera vez: una jueza
dio en adopción a un bebé antes de su nacimiento
Evangelina Himitian
La Nación, 31de julio de
2019
"No quiero tener de
nuevo otro bebé a la fuerza". Con esa frase, y ahogada en angustia, una
adolescente de 17 años le pidió a una jueza de familia de Paso de los Libres,
Corrientes, que hiciera algo con ese embarazo. Era el 27 de marzo último.
La chica llegó con su tía
sin cita previa y allí, en el despacho de la jueza, recostada sobre los codos,
en el escritorio, vomitó su tragedia: su padrastro la viola desde que tiene 13
años. La golpea si se niega a estar con él y la amenaza para que no cuente. La
jueza escuchó el relato. La madre nunca intervino, ni siquiera hace casi tres
años, cuando quedó embarazada y tuvo a su primera hija.
Esta vez, cuando se dio
cuenta que otra vez estaba embarazada, se fugó a la casa de su tía, que vive en
Yaguarí, a 80 kilómetros de Paso de los Libres, para pedir ayuda. Ahora, las
dos mujeres le pedían una solución a la jueza.
Así comenzó esta historia
que derivó en la decisión de la jueza de familia Marta Legarreta, de iniciar el
proceso de adopción de esa beba, antes de que nazca. El fallo se firmó el 12 de
julio y la beba nació el sábado 13. Es decir, que sentó jurisprudencia como el
primer caso de adopción prenatal, tal como destaca el portal judiciales
ElDial.com, figura que no está legislada en el país.
Adopción prenatal
Los proyectos de adopción
prenatal, que se impulsaron el año pasado por los sectores contrarios al
aborto, en medio del debate por el proyecto de legalización de la interrupción
voluntaria del embarazo, generaron fuerte polémica porque, según se advertía,
podían significar la apertura al mercado negro de las adopciones, ya que
justamente son muy pocos los bebes que hay en el sistema de adopciones y
mayoría las parejas que quieren adoptar menores de un año.
En realidad, la adolescente
llegó al juzgado para pedir una autorización legal para interrumpir el
embarazo. No quería tenerlo. La jueza escuchó su relato y ordenó que, de forma
inmediata, la chica quedara en custodia de su tía, mientras se dio intervención
a la justicia penal para denunciar el abuso contra el padrastro, al que se le
prohibió tomar contacto con la adolescente.
Además, Legarreta le explicó
que no necesitaba un permiso legal, que existía un protocolo a nivel nacional
que la autorizaba a interrumpir ese embarazo. (La chica todavía no había ido a
un hospital). Pero, como en la provincia algunos hospitales se escudan en un
decreto provincial que dejaría sin efecto el protocolo de interrupción legal
del embarazo, le extendió un certificado en el hacía constar que la adolescente
contaba con ese derecho, que regía a nivel nacional, para interrumpir ese
embarazo. Se lo dio para que lo presentara en el hospital San José, de esa
localidad, para que no hubiera demoras ni dilaciones. También le explicó que
podía arrepentirse hasta último momento. Que era su decisión.
La chica fue al hospital,
donde la evaluaron y le dijeron que estaba de 23 o 24 semanas de gestación.
Según consta en el expediente, los médicos le explicaron los riesgos de
realizar un legrado a esa altura del embarazo, y la adolescente desistió del
aborto y volvió al juzgado con la idea de dar en adopción al bebé.
Presiones
Consultada sobre si en el
hospital si se la había presionado para redirigir su decisión, la jueza asegura
que los informes psicológicos del forense indican que fue la adolescente la que
eligió al conocer los riesgos. Y también que se constató que la chica
evidenciaba entendimiento de sus decisiones. La tía, que la acompañó en todo el
proceso no denunció que hubieran querido manipularla, ni tampoco hacerle perder
tiempo para condicionar su decisión.
"En este momento yo
quiero dar en adopción a mi bebé, a la familia que se va a hacer cargo de
él", le dijo, según consta en el fallo. La jueza, en presencia de la
asesora de menores y de la tía le preguntó si estaba segura. La chica lo
ratificó. Lo mismo que después, en una entrevista con el psicólogo. "Sí,
estoy segura. Y no quiero ver al bebe al momento del nacimiento. Quiero que
esté la familia que la va a adoptar para evitar que el bebe quede
conmigo", dijo.
La chica estaba conmocionada
pero segura, apunta la jueza. Le preguntaron si cuando naciera lo quería
amamantar y la chica dijo que no. Después, habló con la tía y le dijo que ella
le dijera todo a la jueza. "Quiere que la atiendan bien, y que no le
pregunten el por qué de la adopción, ni las enfermeras, ni los médicos del
hospital. Que la internen en una pieza privada, donde pueda estar sola así
nadie le pregunta nada. Y que nadie sepa quién es ella, ni de su
decisión", apuntó la tía, tal como figura en el expediente.
Una y otra vez la
adolescente pidió, rogó que no la obliguen a tener otro hijo a la fuerza. Que
ya había tenido una hija así y que con dos no iba a poder.
"Nos encontramos en
presencia de una joven vulnerable, en conflicto con su maternidad no deseada,
que exterioriza nada más ni nada menos que la decisión de dar a un hijo en
adopción, inmediatamente al nacimiento. Situación que requiere un tratamiento
especial por parte de la juricatura, a modo de proceso judicial preliminar y
urgente", dice la jueza en el fallo.
Legislación
La legislación vigente no
contempla la adopción prenatal. Una vez que un chico nace, existe un plazo de
45 días, que coinciden con el puerperio, en los que la madre puede arrepentirse
de su decisión de darlo en adopción. Además, la búsqueda de padres se realiza
entre los inscriptos en el Registro Único de Aspirantes (RUA) a guarda con
fines adoptivos, después del nacimiento.
En cambio, en este caso, la
jueza Garraga decidió iniciar el proceso de adopción de forma prenatal. Se
buscó a los aspirantes que vivieran más cerca y que calificaran para ser padres
y se eligió a una pareja de esa ciudad, que no tenía otros hijos. La
adolescente los conoció en el juzgado, mientras estaba embarazada.
Les pidió que cuidaran mucho
al bebe y les prometió que "no los iba a molestar nunca, quédense
tranquilos", les dijo.. La jueza les explicó la situación a todos: había
evaluado la posibilidad de declarar la inconstitucionalidad de la espera de los
45 días para otorgarles la guarda preadoptiva. Sin embargo, había resuelto no
hacerlo. Una vez que naciera, la pareja recibiría la guarda provisoria y a los
45 días, la preadoptiva, para que unos seis a nueve meses después, si todo iba
bien, se les otorgara la adopción plena.
"Después de esos 45
días no vas a poder arrepentirte", le dejó en claro. La adolescente estuvo
de acuerdo. Así, su hija se convirtió en la primera beba en recibir el estado
de adoptabilidad, antes de nacer.
"Se trata de una medida
urgente tendiente a evitar los riesgos que acarrearía la permanencia del niño
junto a su madre, contra su voluntad, sumido al peligro de un posible abandono
o entrega ilícita a terceros", apunta la jueza.
La beba nació el sábado 13
de julio, un día después de que se firmara el fallo que decretaba su estado de
adoptabilidad. Desde ese día, la beba está con la pareja que designó el
juzgado. Tiene 18 días y cuando cumpla los 45 días se iniciará la adopción.
Nació por parto natural. La
adolescente estuvo sola en una habitación, y se respetó su voluntad de que
nadie le preguntara nada. Cuando salieron del hospital, ella y su tía se fueron
caminando a la parada para tomar el colectivo y volver a Yaguarí. El padre adoptivo
las vio irse y se ofreció a llevarlas esos 80 km hasta su casa.