una mirada ética
Germán Masserdotti
La Prensa,
25.07.2023
En la nota
“Natalidad, tema tabú” (La Prensa, 02/07/2023)
https://www.laprensa.com.ar/531687-La-natalidad-tema-tabu.note.aspx,
mencioné dos
documentos del Pontificio Consejo para la Familia. El primero es Evoluciones
demográficas: dimensiones éticas y pastorales (25 de marzo de 1994) y el
segundo Declaración sobre la disminución de la fecundidad en el mundo (27 de
febrero de 1998). En esta nota me detendré en el primero de ellos citando,
brevemente, algunas ideas que resultan actuales en tanto expresan verdades que
no dependen de estadísticas las que, por cierto, son mudables.
1. En el contexto
de la exposición y evaluación crítica de los métodos de control de la
población, dice Evoluciones demográficas: “(…). Conviene destacar de paso que
entre o factores que controlan la demografía hay uno, en diversos países, que
no por ser indirecto es menos importante: la falta de vivienda adecuada para
las familias”.
Los invito a
visitar los barrios en los que las familias viven en monoblocks para corroborar
la verdad de este aserto.
2. Evoluciones
demográficas cita a la carta encíclica Octogesima adveniens (14/05/1971) de san
Pablo VI donde él afirma, teniendo en cuenta el contexto de la “civilización
urbana” del siglo XX, luego de advertir que “la promiscuidad de las viviendas
populares hace imposible un mínimo de intimidad” (OA, 11) y tratando sobre el
crecimiento demográfico:
“Es inquietante
comprobar en este campo una especie de fatalismo que se apodera incluso de los
responsables. Este sentimiento conduce a veces a las soluciones maltusianas
aguijoneadas por la propaganda activa en favor de la anticoncepción y del
aborto. En esta situación crítica hay que afirmar, por el contrario, que la
familia, sin la cual ninguna sociedad puede subsistir, tiene derecho a la
asistencia que le asegure las condiciones de una sana expansión” (OA, 18).
Remito a la acción
de gobiernos argentinos genuflexos ante los intereses creados de los organismos internacionales públicos y
privados.
3. En su Discurso
ante la Conferencia Mundial de la Organización de la Alimentación y la Agricultura
(FAO), el mismo san Pablo VI denuncia “una acción irracional y unilateral
contra el crecimiento demográfico”. Y agrega: “Es inadmisible que los que
tienen el control de los bienes y de los recursos de la humanidad intenten
resolver el problema del hambre impidiendo a los pobres nacer, o dejando morir
de hambre a los niños cuyos padres no entran dentro del cuadro de planes
teóricos fundados sobre puras hipótesis concernientes al futuro de la
humanidad. Otras veces, en un pasado que Nos esperamos esté superado, las
naciones han hecho la guerra para apoderarse de las riquezas de los vecinos.
Pero ¿no es una nueva forma de guerra imponer una política demográfica
limitativa a las naciones, para que éstas no puedan reclamar su justa parte de
los bienes de la tierra?” (09/11/1974).
4. A propósito del
surgimiento de una mentalidad secularista opuesta a la vida, afirma san Juan
Pablo II en la exhortación apostólica Familiaris consortio (22/11/1981): “Ha
nacido así una mentalidad contra la vida (anti-life mentality), como se ve en
muchas cuestiones actuales: piénsese, por ejemplo, en un cierto pánico derivado
de los estudios de los ecólogos y futurólogos sobre la demografía, que a veces
exageran el peligro que representa el incremento demográfico para la calidad de
la vida” (FC, 30).
El texto es de
1981. Parece escrito como respuesta a los objetivos de la denominada Agenda
2030.
Los cambios
demográficos responden, al fin de cuentas, a las finalidades de las conductas
humanas. Conductas humanas que, no obstante poder ser individuales en algunos
casos, tienen consecuencias sociales relevantes. Bien entendido, ¿acaso la
familia no es la mejor escuela de civismo y patriotismo?