un pastor
cercano a las causas sociales
Última hora, 27 DE AGOSTO DE 2022
Reconocido como cercano a los pobres y a los jóvenes,
Adalberto Martínez lleva una vida pastoral destacable. Él se convertirá este sábado
en el primer cardenal paraguayo en 400 años de historia.
Durante sus estudios de inglés avanzado y de Filosofía
en la Facultad de Filosofía del Oblate College de Washington DC, el religioso
colaboró asiduamente en la pastoral hispana en apoyo al Centro Católicos
Hispano.
Asimismo fue, durante años, asesor de la Pastoral de
la Juventud. También se involucró en el área de la salud y el bienestar social
como presidente de la organización social San Roque González de Santa Cruz,
fundación que ayuda a personas con enfermedades renales.
Adalberto Martínez fue el primer obispo de la Diócesis
de San Lorenzo, donde supo organizar pastoral y administrativamente a la que
hoy es considerada como una de las más importantes del país.
Durante su ejercicio como obispo de San Pedro,
presidió y organizó la Coordinadora Multisectorial Sanpedrana, organismo que
reúne a todos los sectores y fuerzas vivas del Departamento de San Pedro, para
pensar en el desarrollo sostenible y con equidad de la región, rica en recursos
naturales.
Tras ocupar varios cargos importantes de la Iglesia
Católica, Adalberto Martínez fue nombrado por el papa Francisco como arzobispo
de Asunción el pasado 17 de febrero, mientras que se lo anunció como el primer
cardenal paraguayo el 29 de mayo.
En la actualidad, es presidente de la Conferencia
Episcopal Paraguaya (CEP), cuyo cargo ejerce de forma ininterrumpida hace
cuatro años.
Durante su discurso de asunción como arzobispo de
Asunción, el pasado 8 de marzo, en la Catedral Metropolitana, Adalberto
Martínez hizo énfasis en la necesidad de resolver los problemas sociales, así
como en la importancia de la doctrina social de la Iglesia.
“El problema de la tenencia y propiedad de la tierra,
y la situación de las comunidades indígenas y campesinas bajo amenaza de
desalojos, exigen un diálogo intersectorial e interinstitucional inmediato para
encaminar soluciones pacíficas. No habrá paz sin un diálogo y concertación en
el marco de la justicia social, como enseña la Doctrina Social de la Iglesia”,
dijo.
Asimismo, aseguró que el Paraguay necesita signos de
esperanza de quienes tenemos responsabilidad ante la sociedad.
“La Iglesia Católica no puede defraudar la gran
confianza que deposita en ella la ciudadanía. La Doctrina Social de la Iglesia
es un tesoro que ponemos a disposición de los que tienen responsabilidades y
liderazgo en el país, y para todas las personas de buena voluntad, como un
aporte para el saneamiento moral de la nación, para el trabajo por el bien
común y como un servicio al desarrollo integral de nuestro pueblo”, sostuvo.
El pasado 15 de junio, Adalberto Martínez pidió en su
homilía durante la misa por los 10 años de la masacre de Curuguaty en Marina
Cué que “no nos acostumbremos a la guerra, ni a las matanzas”. “Los cristianos
estamos llamados a rezar por la paz, orar por la paz y no solo eso, sino ser
constructores de paz”, agregó.
En su homilía abogó por una equitativa distribución de
las tierras y del desarrollo de las mismas por el campesinado y los indígenas.
En ese sentido, recordó que las comunidades indígenas fueron desplazadas.
“Todos estamos llamados a la paz y no habrá paz sin
justicia. Debemos trabajar por la equidad del Paraguay, en la distribución
equitativa de las tierras. Necesitamos desarrollar la reforma agraria y que los
campesinos e indígenas no sean desplazados de sus propias tierras. Tenemos que
recordar que todos, la Iglesia, los políticos y empresarios debemos trabajar
por el bien común, renunciar a los intereses para buscar el bien común”,
expresó.
La Iglesia Católica tuvo un papel fundamental durante
los episodios del Marzo Paraguayo. Incluso, la Catedral Metropolitana acogió a
los heridos y fungió como un refugio para los manifestantes.
Durante ese periodo, los obispos, sacerdotes,
religiosas, laicos, Universidad Católica y la Pastoral Social se abocaron en
atenciones y servicios, abarcando varios frentes de acción.
El rol de la Iglesia Católica no se limitó solo a la
asistencia de los jóvenes y campesinos durante las movilizaciones. También,
lideró un proceso de mediación para el retorno de la paz tras la muerte de
siete jóvenes en la Plaza de Armas.
El encargado de liderar la mediación fue el entonces
obispo auxiliar Adalberto Martínez, quien según describió Fernando Camacho, uno
de los jóvenes protagonistas de la gesta, tuvo activa participación en el
proceso para evitar más muertes.
“Recuerdo que Adalberto Martínez era un sacerdote
joven. Tuvimos en frente a una persona que nos transmitía mucha paz, mucha
calma y serenidad. Él nos escuchó y, desde ese momento, se involucró de forma
muy activa en participar de la resolución del conflicto”, rememoró el actual
presidente del Partido Encuentro Nacional (PEN).
El obispo de Asunción es considerado el ala
progresista de la Iglesia Católica. En sus redes sociales y diferentes
pronunciamientos se mostró del lado de los sectores menos favorecidos.
Adalberto Martínez Flores será investido este sábado
como el primer cardenal paraguayo durante un consistorio ordinario a celebrarse
en la Basílica de San Pedro, Vaticano.