del cruce de Monseñor
Cargnello y el Presidente Macri
por Guillermo Cherashny
Informador Público, 19-9-19
El domingo pasado, el
gobierno, los partidos políticos que forman la coalición y los medio de
comunicación que blindan mediáticamente al macrismo se sorprendieron cuando el
obispo de Salta, Monseñor Cargnello, se dirigió al presidente y le dijo
"Mauricio, vos prometiste la pobreza cero, llevate ahora el rostro de los
pobres". En el gobierno y los periodistas adictos tomaron muy mal las
palabras del obispo y de inmediato lo calificaron de "peronista", que
en estos casi cuatro años fue utilizado como un insulto o como sinónimo de
responsable de la crisis que azota al país desde hace 70 años.
Hasta ahora, durante toda su
presidencia, Mauricio Macri no concurrió a ese evento, donde concurren
centenares de miles de adeptos a la Virgen del Cerro. Los creyentes suben al
cerro, donde una supuesta vidente llamada María Livia Galeano dice recibir
mensajes de la Virgen y se autoadjudica poderes de curar enfermedades al
ponerles su mano en el hombro a quienes le piden ayuda.
El papa Francisco ha
descalificado una y otra vez a esta supuesta vidente por no decir que carece de
los supuestos poderes sobrenaturales; en cambio, Gladys Motta, una vidente
similar de la Virgen de San Nicolás, fue sometida a unas pruebas del Vaticano y
salió aprobada y es elogiada por el papa. Volviendo a nuestra historia, unos diez días antes del domingo
concurrieron a Salta la primera dama Juliana Awada acompañada por Carolina
Stanley, la ministra de desarrollo social, y nunca se supo del motivo de esa
audiencia con María Livia Galeano.
Algunas fuentes señalan que
Awada fue a pedirle un milagro a la citada vidente para que el presidente pueda
llegar a un ballotage. Pero si el papa no le reconoce poderes de sanación menos
puede tener poder de dar vuelta elecciones. Otra teoría es algún asunto particular
de la primera dama o de un pariente cercano.
De
todos modos, para el obispado salteño esa visita a una falsa vidente condenada
por el papa fue considerada un sacrilegio y la intención de Macri de concurrir
a una festividad a la que nunca concurrió fue visto como un acto electoralista,
de ahí que no extrañan las duras palabras del obispo y la negativa de Urtubey a
recibir al presidente como había pasado varias veces antes.