Un análisis demuestra que solo un pequeño número de
Estados Miembros de la ONU está preocupado
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By Rebecca Oas, Ph.D.
31 de marzo2017
(C-Fam)
Un nuevo análisis sobre el sistema de monitoreo de los Derechos Humanos
de la ONU demuestra una preocupación universal entre expertos, pero solo un
pequeño número de Estados miembros tienen problemas controversiales sobre
aborto y homosexualidad.
Los datos revelan que más de la mitad de las
recomendaciones hechas por los órganos monitores de los tratados de la ONU
sobre Derechos Humanos incluyen presiones hacia los países para que liberalicen
sus leyes en materia de aborto y de orientación sexual e identidad de género
(SOGI, por sus siglas en inglés), aunque ninguno de los dos conceptos aparezca
en tratados de la ONU sobre Derechos Humanos.
El Comité de Derechos Humanos, el cual monitorea
al Pacto Internacional sobre los
Derechos Políticos y Civiles, fue el más agresivo con respecto a SOGI, que
apareció en el ochenta y cinco por ciento de sus observaciones del año pasado.
En contraste, un proceso relativamente nuevo llamado
Revisión Periódica Universal (UPR por sus siglas en inglés), donde los Estados
Miembros de la ONU se revisan mutuamente, demuestra que la obsesión con el
aborto y con SOGI permanece tan solo en un pequeño número de países
principalmente occidentales. Más del noventa por ciento de la presión con
respecto a esos dos temas en la UPR provino de menos de 25 países
respectivamente. Al igual que el texto de los tratados vinculantes de la ONU
sobre Derechos Humanos, la gran mayoría de los 193 Estados Miembros de la ONU
ha permanecido en silencio en cuanto a estos temas polarizados.
Desde hace tiempo hay una separación entre las
palabras que están en los tratados, las intenciones de los estados partes sobre
los tratados y éstos órganos de monitoreo de tratados. No solo es el hecho de
que los tratados omitan mencionar estos temas, también está el hecho de que las
propuestas de incluir el aborto y los “derechos sexuales” en las negociaciones
en la ONU continúa paralizado y sin lograr consenso. En un intento por evitar
este requisito de consenso, estos grupos de expertos trabajan arduamente por
establecer sus propios estándares- y culpar al mundo por ellos. Estas opiniones
no vinculantes después son recibidas como “de autoridad” por grupos de
activistas que comparten sus metas.
Cada detalle y título de los tratados de la ONU sobre
Derechos Humanos fueron negociados meticulosamente por los Estados Miembros,
después fueron sopesados cuidadosamente por cada país para considerar la
ratificación. Una vez que una nación está obligada por un tratado, debe enviar
reportes periódicos al órgano monitor del tratado, quien a cambio envía
sugerencias para mejorar su cumplimiento. Ese es el proceso.
A mediados de los 1990´s, varias agencias de la ONU y
órganos sobre los tratados formularon una estrategia para reinterpretar los
instrumentos de derechos humanos para incluir estos temas controversiales con
la perspectiva de que esto podría forzar a los países a cambiar su legislación.
En un documento técnico de 2007 llamado “Rights By Stealth” (Derechos
furtivos), la Dra. Susan Yoshihara y el Dr. Douglas Sylva detallaron la estrategia
de una década después, revelando cómo es que esta perspectiva ha demeritado el
concepto entero de Derechos Humanos y ha llevado a un aumento en la
desconfianza de los Estados Miembros hacia el lenguaje de Derechos Humanos.
Diez años después, el análisis cuantitativo de las
recomendaciones de varios órganos, revela que la presión ha ido en aumento.
Mientras tanto, la definición de “familia” establecida
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido atacada por
aquellos que pretenden redefinirla, de ser la unidad natural y fundamental de
la sociedad a ser una estructura abierta que puede tomar “varias formas”. Para
lograr este objetivo, no solo debe haber una nueva interpretación radical para
los tratados, también se estaría ignorando un documento base de la ONU y
también se le disminuiría su autoridad para favorecer una noción de Derechos
Humanos mucho menos universal.