NOTIVIDA, Año XVII, Nº 1043, 27 de abril de 2017
Abortistas pretenden amedrentar a los que defienden la
vida. El Colegio de Psicólogos de Santa Fe intenta sancionar a una psicóloga de
Grávida que acompañó a una niña de 11 años embarazada tras una violación. La
niña resolvió dar a luz el año pasado y entregar a su hijo en adopción “para
que sea feliz”. Meses después, el Colegio de Psicólogos de la provincia tomó la
decisión de suspender la matrícula de la terapeuta por “faltas éticas”
entienden que “orientó el caso según sus intereses”. La decisión fue recurrida
ante la justicia que deberá resolver ahora si cabe -o no- castigar a la
profesional.
Abortistas habían convencido a la menor embarazada y a
su madre de que “interrumpan el embarazo”, sin explicarles en qué consiste la
práctica y sin mostrarles más opciones.
Cuando Grávida se les acercó para brindarle
información, suponían que después de la “interrupción” el bebé iba a vivir. En
el momento en que les explicaron en qué consiste el aborto la mamá exclamó:
“pobrecito, él no tiene la culpa”.
Ella y su hija decidieron entonces seguir adelante.
Cuando llevaban a la gestante al quirófano para hacerle la cesárea, ésta le
decía a su madre: “exigí que el bebé se quede con una familia que lo haga
feliz”. Ella misma eligió el nombre del niño, le puso Francisco.
Grávida tomó conocimiento del caso en el Hospital
Iturraspe de Santa Fe y –junto a sus profesionales- acompañó a la pequeña y a
su familia, durante el embarazo y el parto. Al día de hoy la siguen asistiendo.
A pesar de todo, la psicóloga que integra el equipo interdisciplinario del
Iturraspe denunció a la voluntaria de Grávida, Lic. María Belén Catalano, ante
el Colegio de Psicólogos de Santa Fe que, a raíz de eso, intenta suspenderle la
matrícula.
Hace poco más de un mes, el violador fue detenido y
gracias a que el bebé vive se pudieron hacer los cotejos de ADN que lo señalan
como autor del delito.
Sólo resta saber si la justicia va a ser rigurosa con
el delincuente o va a cargar contra los que ayudaron a las víctimas, que en el
caso de una violación seguida de embarazo son siempre dos: la mujer violada y
su hijo.