Participaron representantes de 16 países latinoamericanos
Nuevos liderazgos con un nuevo estilo de hacer política
25. Como cristianos debemos promover una ética de las virtudes públicas y privadas que tenga como eje a la justicia; ella será el eje vertebrador de la moral social, política y económica, punto esencial de referencia para actuar en la “cosa pública”.
26. Los partidos políticos, los movimientos sociales y los gremios deben ser espacios propicios para la formación política e ideológica que garantice a los nuevos líderes, un razonable pensar y actuar al servicio de la construcción del Bien Común, manteniendo una relación estrecha entre la ética y la política.
27. Fomentar y apoyar la formación socio-política de los ciudadanos en la línea de la construcción de la paz y la justicia desde los valores democráticos, lo que implica insistir en la participación política de los laicos como una opción de servicio y de compromiso en la búsqueda de crear nuevos modelos de sociedad.
28. Generar prácticas de control ciudadano desde el valor de la honestidad, denunciando la corrupción, el fraude electoral, el clientelismo político y el abuso de autoridad, como gravísimos pecados y perversión del ejercicio de cualquier actividad pública, velando para que se apliquen las sanciones necesarias.
29. Trabajar para que el interés primario de quienes ejercen la política y los cargos públicos, no esté centrado exclusivamente en los lineamientos partidarios, sino principalmente, en una acción decidida con base en las exigencias y necesidades de las comunidades que les ha dado la oportunidad de servir. La persona y, en general, el pueblo, debe ser el foco de interés del obrar político, evitando el seguimiento irracional de líderes mesiánicos apartados de la realidad social y apegados exclusivamente a sus personalismos.
30. Se hace indispensable el diseño de una pastoral orgánica y especializada del mundo de la política que acompañe a las personas que asumen cargos públicos y participan activamente en este mundo. Esto supone contar con asesores y equipos pastorales especializados que faciliten el acompañamiento pastoral y espiritual de dirigentes de partidos políticos, funcionarios públicos y líderes de los movimientos sociales en el ejercicio de su misión.
31. Los medios de comunicación social juegan un rol importante en la sociedad política; por tanto, se hace necesario promover la apertura de espacios y pro-gramas donde se haga presente el debate abierto, la crítica, la tolerancia, el pluralismo, para crear una opinión pública bien fundamentada.
Como servidores en la actividad política, debemos incentivar las virtudes cristianas que nos han acompañado durante toda la vida y que hoy se nos proponen desde el ámbito discipular y misionero en el servicio a nuestros pueblos. Somos conscientes que nuestro compromiso político-social, tiene su origen en nuestra vocación bautismal para ser sal de la tierra y luz del mundo, trabajando por una sociedad más justa, solidaria, equitativa y donde los principios de la paz y la justicia estén presentes permanentemente.
Nos acogemos a la protección maternal de la Virgen María, invocada con amor en nuestro continente, para que, como ella y con ella, seamos portadores de la Buena Noticia de Jesucristo, Vida plena para nuestros pueblos.
Ciudad de Panamá, noviembre de 2010
Nuevos liderazgos con un nuevo estilo de hacer política
25. Como cristianos debemos promover una ética de las virtudes públicas y privadas que tenga como eje a la justicia; ella será el eje vertebrador de la moral social, política y económica, punto esencial de referencia para actuar en la “cosa pública”.
26. Los partidos políticos, los movimientos sociales y los gremios deben ser espacios propicios para la formación política e ideológica que garantice a los nuevos líderes, un razonable pensar y actuar al servicio de la construcción del Bien Común, manteniendo una relación estrecha entre la ética y la política.
27. Fomentar y apoyar la formación socio-política de los ciudadanos en la línea de la construcción de la paz y la justicia desde los valores democráticos, lo que implica insistir en la participación política de los laicos como una opción de servicio y de compromiso en la búsqueda de crear nuevos modelos de sociedad.
28. Generar prácticas de control ciudadano desde el valor de la honestidad, denunciando la corrupción, el fraude electoral, el clientelismo político y el abuso de autoridad, como gravísimos pecados y perversión del ejercicio de cualquier actividad pública, velando para que se apliquen las sanciones necesarias.
29. Trabajar para que el interés primario de quienes ejercen la política y los cargos públicos, no esté centrado exclusivamente en los lineamientos partidarios, sino principalmente, en una acción decidida con base en las exigencias y necesidades de las comunidades que les ha dado la oportunidad de servir. La persona y, en general, el pueblo, debe ser el foco de interés del obrar político, evitando el seguimiento irracional de líderes mesiánicos apartados de la realidad social y apegados exclusivamente a sus personalismos.
30. Se hace indispensable el diseño de una pastoral orgánica y especializada del mundo de la política que acompañe a las personas que asumen cargos públicos y participan activamente en este mundo. Esto supone contar con asesores y equipos pastorales especializados que faciliten el acompañamiento pastoral y espiritual de dirigentes de partidos políticos, funcionarios públicos y líderes de los movimientos sociales en el ejercicio de su misión.
31. Los medios de comunicación social juegan un rol importante en la sociedad política; por tanto, se hace necesario promover la apertura de espacios y pro-gramas donde se haga presente el debate abierto, la crítica, la tolerancia, el pluralismo, para crear una opinión pública bien fundamentada.
Como servidores en la actividad política, debemos incentivar las virtudes cristianas que nos han acompañado durante toda la vida y que hoy se nos proponen desde el ámbito discipular y misionero en el servicio a nuestros pueblos. Somos conscientes que nuestro compromiso político-social, tiene su origen en nuestra vocación bautismal para ser sal de la tierra y luz del mundo, trabajando por una sociedad más justa, solidaria, equitativa y donde los principios de la paz y la justicia estén presentes permanentemente.
Nos acogemos a la protección maternal de la Virgen María, invocada con amor en nuestro continente, para que, como ella y con ella, seamos portadores de la Buena Noticia de Jesucristo, Vida plena para nuestros pueblos.
Ciudad de Panamá, noviembre de 2010