LA CONVENCIÓN MORDAZA
NOTIVIDA, Año XXI,
Nº 1281, 28 de marzo de 2022
La “Convención
contra toda forma de Discriminación e Intolerancia” -cuya ratificación avanza
en el Senado- es un tratado interamericano pro-homosexualista que amenaza el
ejercicio de derechos fundamentales como los de culto, pensamiento, conciencia,
expresión, asociación y enseñanza. Su ratificación incrementaría las muchas
dificultades que ya enfrentan los que defienden el orden natural.
La Comisión de
Relaciones Exteriores del Senado, que preside Adolfo Rodríguez Saá, va a tratar
el miércoles 30, el proyecto de ratificación (expte 27-CD-2021) de la
“Convención contra toda forma de Discriminación e Intolerancia” que obtuvo
media sanción de Diputados en octubre. Recordemos que en esa ocasión 126
diputados se ausentaron y que de no haber sido por el salteño Andrés Zottos
-que se abstuvo pero garantizó el quorum- no se aprobaba.
Con el dictamen de
Relaciones Exteriores el proyecto de ratificación quedaría listo para llegar al
recinto de la cámara alta y obtener sanción definitiva.
La Convención
contra la discriminación e intolerancia es un polémico tratado que introdujo en
el sistema interamericano de derechos humanos, a “la orientación sexual y la
identidad de género”, como categorías protegidas. De allí que de los 35
países signatarios sólo 2 la han ratificado: Uruguay y México.
Desde la
perspectiva de esta Convención se calificará de discriminatorio e intolerante
todo documento, contenido educativo, publicación o expresión
–independientemente del canal de comunicación- que no acuerde con el estilo de
vida homosexual.
¿Se podrá leer por
ejemplo el Capítulo I de la Epístola de San Pablo a los Romanos que menciona a
las relaciones entre hombres y mujeres como “relaciones naturales” y a las
homosexuales como relaciones “contrarias a la naturaleza”? Hace años -y sin el
contexto legal actual- el por entonces Arzobispo de Mercedes-Luján fue grabado
dentro del templo durante la Santa Misa y querellado a posteriori por releer
durante la homilía párrafos de esa Epístola que era una de las lecturas del día
(El Civismo 10/12/2005).
En febrero de 2017
cuando el Senado boliviano se disponía a aprobar la Convención, la Conferencia
Episcopal de ese país le hizo llegar a la Asamblea Legislativa sus objeciones.
De esa extensa misiva transcribimos sólo un ilustrativo párrafo:
“La definición de
Discriminación en la Convención, desde el punto de vista de las personas que no
se encuentran en condición de vulnerabilidad, resulta ser violatoria de los
derechos de expresión, conciencia y religión. Como conocemos, el ejercicio de
la libertad religiosa implica la adopción de cánones morales y de conducta
establecidos tanto en escrituras, doctrinas dogmas y misterios sagrados que son
el fundamento de cada una de las distintas filiaciones religiosas”.