Ecclesia, 31
diciembre, 2020
El fin de semana
del 14 y 15 de febrero, Madrid albergó «la gran fiesta de los laicos»: la
fiesta del Pueblo de Dios en Salida. Nada hacía presagiar que la mal llamada
«gripe» que en ese momento azotaba China se iba a convertir en pandemia y que,
justo un mes después, España se sumiría en un estado de alarma que dura hasta
nuestros días.
Aquel fin de semana, 2.400 representantes de
las diócesis españolas y de diferentes movimientos y asociaciones se daban cita
para celebrar el Congreso Nacional de Laicos. Un hito por el proceso sinodal
impulsado por la Conferencia Episcopal Española y liderado por laicos y laicas
de diferentes sensibilidades. El congreso pretendía ser un punto de inflexión
tanto en la reflexión como en la acción de la misión de los laicos en la
Iglesia. En el acto inaugural intervinieron el nuncio del Papa en España,
Bernardito Auza; los cardenales Ricardo Blázquez y Carlos Osoro, y el prefecto
del Dicasterio para Laicos, Familia y Vida, Kevin Farrel.
Durante dos días,
laicos, sacerdotes y consagrados caminaron juntos y reflexionaron sobre los
retos y oportunidades que el Pueblo de Dios tiene por delante, a través de
cuatro itinerarios: primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y
presencia en la vida pública. Todo ello, con un claro objetivo: impulsar la
conversión pastoral y misionera del laicado.
Fruto de este congreso ha sido la constitución del Consejo Asesor de Laicos, órgano que tiene la misión de impulsar y marcar la hoja de ruta de la fase post congreso.
Este hecho tuvo lugar este 19 de diciembre en un
encuentro mixto, presencial y online, organizado por la Comisión Episcopal para
Laicos, Familia y Vida. En sus palabras de bienvenida, Luis Argüello,
secretario general de los obispos españoles, manifestó que la creación de este
Consejo es «un motivo de esperanza para la Iglesia española» en un contexto
socio-político complejo, que hace imprescindible «que todos los miembros del
Pueblo de Dios y, particularmente, los fieles laicos, vivamos la Doctrina
Social de la Iglesia y nos hagamos presentes en la vida social y política
española», ahora más que nunca, debido al momento histórico en el que estamos
inmersos.