Votocatolico.co,
27/01/2018
Según el gobierno, el acuerdo de La Habana con la guerrilla de las FARC
ha traído la paz a Colombia. El presidente Santos afirma que "la
paz es irreversible", a pesar de que la mitad de las FARC está en armas
y bajo el nombre de "disidencias" han redoblado los ataques
contra la fuerza pública. Nos tratan de convencer de que los homicidios
han descendido, pero el gobierno hace la vista gorda ante 10.500
asesinatos ocurridos bajo el manto cómplice de la justicia y las
autoridades sanitarias.
Profamilia, la sucursal de la Planned Parenthood en Colombia, ha
publicado sus cifras del año 2017, mostrando con orgullo el haber
realizado 10.517 abortos en el último año. Hubo 4.000 homicidios más de
niños en el vientre de sus madres, respecto del 2016, cuando fueron
6.500. Y aún no les parece suficiente, pues sí la Planned Parenthood
inventó que en Colombia debía haber 400.000 abortos al año, ellos,
según sus declaraciones, no descansarán hasta alcanzar esta cifra.
Las FARC no pueden menos que saludar este relevo de los abortistas en
su empresa criminal. Ellos, que deberían estar respondiendo ante la
justicia por la práctica sistemática del aborto forzado en sus filas,
en lugar de haciendo campaña presidencial, ven con gusto que el aborto
se normalice más y más a nivel social, y por eso los acuerdos, al
incorporar los pronunciamientos del comité de la CEDAW (Convención para
la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer)
pretende que el "derecho al aborto" quede incorporado en la
agenda política impuesta desde La Habana.
No podrá haber paz en Colombia mientras haya empresas criminales
lucrándose de la sangre de los inocentes. No habrá paz mientras los
homicidas sigan impunes, y menos posando de defensores de los Derechos
Humanos. Los colombianos tenemos una oportunidad, tal vez irrepetible,
de golpear con dureza el crimen del aborto al escoger un Congreso y un
Presidente que sean pro-vida, no sólo que "en lo personal" se
definan como pro-vida, sino que de verdad se comprometan a trabajar
activamente por revertir la legalización del aborto y la eutanasia en
Colombia. Puede que sea la última vez que tengamos esa opción, no la
dejemos pasar.
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