Por Carlos Alvarez
Cozzi
Si es grave que cualquier persona tenga en forma
hemipléjica dos discursos sobre un mismo tema, desnudando su falta de
principios firmes, más grave es que ello acontezca con las feministas radicales
de género que suelen alardear de sus convicciones. Ahora si esas mismas
feministas radicales de género son gobernantes de un país, como es el caso de
Suecia, la cosa se complica aún mas.
Es lo que ha sucedido recientemente con la visita que
una delegación del gobierno de ese país, compuesta por cuatro ministras, ha
realizado a Irán. Porque para reunirse con el presidente de ese país se
presentaron en forma muy obediente y dócil con su cabeza cubierta, como exige
dicho país en donde el Estado y la religión islámica son una unidad. Se dirá
que es una cuestión diplomática, pero es evidente que el país receptor de la
visita no puede exigir la cabeza cubierta más que a las mujeres iraníes, y las
visitantes no solamente no lo eran, sino que eran gobernantes de otro Estado.
De manera que no estaban obligadas jurídicamente a concurrir al encuentro a la
usanza de las mujeres de ese país árabe.
Conviene tener presente que la web del Gobierno de Suecia afirma: “Suecia
tiene el primer gobierno feminista del mundo. Esto significa que la igualdad de
género es fundamental para las prioridades del Gobierno – en la toma
de decisiones y la asignación de recursos. Un gobierno feminista asegura que la
perspectiva de igualdad de género se inserte en la formulación de políticas en
un amplio frente, tanto a nivel nacional como internacional. Las mujeres y los
hombres deben tener el mismo poder para moldear la sociedad y sus propias
vidas. Este es un derecho humano y una cuestión de democracia y justicia. La
igualdad de género es también parte de la solución a los retos de la sociedad
y, por supuesto, de un estado de bienestar moderno, para la justicia y el
desarrollo económico.”
Y agrega: “La igualdad entre mujeres y hombres es
un objetivo fundamental de la política exterior sueca. Garantizar que las mujeres y
las niñas puedan disfrutar sus derechos humanos fundamentales es una obligación
en el marco de nuestros compromisos internacionales y el requisito previo para
alcanzar los objetivos más amplios de la política exterior de Suecia en materia
de paz y seguridad y desarrollo sostenible.”
Esto choca totalmente con el hecho de que, como
dijimos y muestra la foto del evento, todas las mujeres que formaban parte
de la comitiva del gobierno de Suecia, entre ellas cuatro ministras, se
cubrieron voluntariamente sus cabezas con velos en su reunión con el
presidente iraní Hassan Rouhani, siguiendo así los dictados islámicos que obligan
a la mujer a llevar el cabello cubierto.
Esta noticia nos da pie para denunciar nuevamente la
doble moral y la hipocresía del feminismo radical de género, que afirma una
cosa, pretende que ello sea una ideología obligatoria, violando la laicidad
estatal y concomitantemente actúa de manera no diversa sino directamente
opuesta a lo que pregona oficialmente.
Creemos que estas actitudes les hacen perder a estas
señoras, toda autoridad moral entre sus fieles seguidores, cuando debieran de
imaginar que la foto de la visita circularía por todo occidente además de por
el propio mundo islámico.
Y naturalmente, deberían reflexionar, dejar de
sostener la ideología del feminismo radical de género en forma oficial y
permitir la libertad de pensamiento en una Suecia pretendidamente avanzada en
lo social pero con estas rémoras aberrantes.