Doctrina social de la Iglesia es un tesoro de
la tradición eclesial
POR MIGUEL PÉREZ
PICHEL
| ACI Prensa,
23-10-21
El Pontífice hizo
este llamado este sábado 23 de octubre en el discurso que pronunció ante los
participantes en el Congreso Internacional de la Fundación Centesimus Annus Pro
Pontifice, que se ha desarrollado en el Vaticano del 21 al 22 de octubre sobre
el tema “Solidaridad, cooperación y responsabilidad: los antídotos para
combatir las injusticias, desigualdades y exclusiones”.
En el Congreso se
han tratado temas como “la solidaridad, la cooperación y la responsabilidad
como antídotos frente a la injusticia, la desigualdad y la exclusión”.
Para el Santo
Padre, “son reflexiones importantes en un tiempo en el que las incertidumbres y
la precariedad que marcan la existencia de tantas personas y comunidades se ven
agravadas por un sistema económico que continúa a descartar vidas en nombre del
dinero, destilando actitudes de rapiña sobre los recursos de la tierra y
alimentando tantas formas de explotación”.
Ante esas
injusticias, “no podemos permanecer indiferentes. La respuesta a las
injusticias y a la explotación no es sólo la denuncia. Es, sobre todo, la
promoción activa del bien”.
“En el terreno
contaminado por el predominio de las finanzas necesitamos muchas pequeñas
semillas que hagamos germinar en una economía más justa y benéfica a la medida
del hombre y digna del hombre. Necesitamos posibilidades que se hagan
realidades, realidades que den esperanza. Esto significa traducir a la práctica
la doctrina social de la Iglesia”.
El Santo Padre
destacó que las tres palabras elegidas para el tema del Congreso, solidaridad,
cooperación y responsabilidad, “representan tres pilares de la doctrina social
de la Iglesia, que ve a la persona humana abierta de forma natural a las
relaciones, como el centro del orden social, económico y político”.
“Con esta mirada
atenta al ser humano y sensible con la concreción y las dinámicas históricas,
la doctrina social contribuye a una visión del mundo que se opone a la
individualista, en cuanto que se funda en la interconexión entre las personas y
que tiene como fin el bien común”.
Al mismo tiempo,
“se opone a la visión colectivista que hoy emerge en una nueva versión
escondida en los proyectos de homologación tecnocrática”.
El Papa insistió
en que la doctrina social de la Iglesia “no se trata de un asunto político”:
Más bien, “la doctrina social está anclada en la Palabra de Dios para orientar
procesos de promoción humana a partir de la fe en el Dios hecho hombre”.
Por ello, el Santo
Padre llamó a “apasionarnos de nuevo por la doctrina social. Démosla a conocer.
Es un tesoro de la tradición eclesial”.
En su discurso, el
Papa Francisco aseguró que “estamos llamados a vigilar el respeto de la persona
humana, la libertad, el cuidado de su inviolable dignidad. Esa es la misión de
la acción de la doctrina social de la Iglesia”.
Reconoció el
Pontífice que “al promocionar estos valores y este estilo de vida con
frecuencia se va a contracorriente, pero, recordémoslo siempre, no estamos
solos. Dios se ha hecho cercano a nosotros. No con palabras, sino con su
presencia: en Jesús, Dios se ha encarnado”.
“Con Jesús hecho
hermano nuestro reconocemos en cada hombre un hermano, en cada mujer una
hermana. Animados por esta comunión universal, como comunidad creyente, podemos
colaborar sin miedo con cada uno por el bien de todos: sin cierres, sin
visiones excluyentes, sin prejuicios”.
“Como cristianos
estamos llamados a un amor sin fronteras y sin límites, signo y testimonio de
que se puede andar más allá de los muros del egoísmo y de los intereses
personales y nacionales; más allá de los poderes del dinero que con frecuencia
deciden las causas de los puebles; más allá de las verjas de las ideologías que
dividen y amplifican los odios; más allá de toda barrera histórica y cultural,
y, sobre todo, más allá de la indiferencia”.
El Papa continuó:
“Podemos ser hermanos todos y, por lo tanto, podemos y debemos pensar en actual
como hermanos de todos. Puede parecer una utopía irrealizable. Sin embargo,
preferimos creer que todo es un sueño realizable, porque es el mismo sueño de
Dios, uno y trino. Con su ayuda, es un sueño que puede comenzar a realizarse
también en este mundo”.
El Papa Francisco
cerró su discurso afirmando que se trata de la construcción de un mundo más
solidarios, justo e igualitario es una gran misión. “Para un creyente no es
algo práctico separado de la doctrina, sino que es dar cuerpo a la fe, a las
alabanzas de Dios, amante del hombre, amante de la vida”.