apóstol de Cristo
Rey; custodio del niño por nacer
P. Christian Viña
Infocatólica –
09/12/20
Recuerdo siempre
la visita que el entonces presidente del Pontificio Consejo para la Familia,
Cardenal Alfonso López Trujillo, de feliz memoria, nos hiciera a los
seminaristas, en Buenos Aires, en 2005; poco después de la partida a la Casa
del Padre de San Juan Pablo II. Aunque ya notoriamente debilitado por el cáncer
que lo llevó a la tumba --o, mejor dicho, a la Gloria-, el lúcido y valiente
purpurado colombiano, en una memorable exposición, nos advirtió a los futuros
sacerdotes que «está en marcha un diabólico plan para destruir cinco mil años
de civilización; y acabar con la vida más débil, el matrimonio y la familia.
Sepan ustedes, entonces, que la lucha por su defensa no es secundaria ni
optativa: es el camino de la Iglesia, en este siglo XXI, que estamos
comenzando». Proféticas palabras que, como ocurre con todas las profecías,
despertaron amores ardientes, y desdenes hondos…
Uno de los
estrechos colaboradores del recordado Cardenal era el querido padre Juan
Claudio Sanahuja; inteligente y corajudo apóstol del Evangelio de la Vida. Lo
conocí a principios de los años noventa, del siglo pasado; cuando, aun como
seglar, yo trabajaba en la televisión, y otros medios porteños. Le hice varios
reportajes, para ahondar en el Magisterio de la Iglesia, sobre el particular. Y
me conmovía, especialmente, la seguridad y pasión de sus exposiciones. Dueño de
una cultura vastísima, conjugaba ortodoxia con sencillez para expresarla; y,
como buen profesional de los medios --se había Licenciado en Ciencias de la
Información, en la Universidad de Navarra-, tenía notable capacidad para
investigar la actualidad, y conocer los entresijos de los poderes ocultos, que
hoy manejan el planeta…
Advirtió
sabiamente sobre los estragos que traerían las funestas conclusiones de la
Conferencia sobre la Población, de El Cairo, en 1994, y la Conferencia sobre la
Mujer, de Beijing, en 1995; que impusieron ferozmente, desde las
NacionesdesUnidas, la agenda abortista y la ideología de género. Y cuyas
consecuencias macabras pueden verse hoy, patéticamente, en distintos puntos del
planeta.
Lo vi recorrer,
incansablemente, despachos de funcionarios oficiales y de dirigentes opositores.
El entonces gobierno del presidente Carlos Menem, destacado por su clara
postura provida y profamilia; y que votara junto a la Santa Sede, en todos los
foros internacionales, había determinado que sus embajadores se alinearan sin
retaceos en contra de la agenda antinatalista. Se debía, de cualquier modo,
enseñarles, alentarlos, sostenerlos y acercarles información sensible. Ahí
estaba el padre Juan Claudio, fatigando oficinas amigas y hostiles, con
tenacidad francamente elogiable.
De modo especial me
conmovió la amistad que había trabado con un legislador musulmán --quien, muy
probablemente, se haya convertido-; y que era, también, firme partidario de la
vida. Recuerdo haberlos visto, una tarde, en su despacho del Congreso, junto a
una gran imagen de la Virgen de Fátima; que el senador había donado para una
pobre capilla, en su siempre pobre --o, mejor dicho, adrede empobrecida-,
provincia…
Nobleza obliga
admitir que más de una vez chocamos por nuestro común carácter fuerte; y por
diferencias circunstanciales sobre la actuación de los medios, en ocasiones
concretas. Por supuesto, aquellas fricciones eran superadas al poco tiempo;
como ocurre, con frecuencia, cuando los ideales y las convicciones priman sobre
las pequeñeces.
Tenía bien en
claro el poder de la apabullante maquinaria oligarca; y sus organizaciones
serviles, como la ONU, la OMS, y UNICEF, entre otras.Fue --como escribí en
InfoCatólica, el 23 de diciembre de 2016, apenas ocurrido su deceso-- un
valiente soldado frente a la tiranía de la ideología de género, la usura
internacional, y el narco-porno-liberal-socialismo del siglo XXI. Y luchó,
denodadamente, contra el mundialismo masónico y ateo, que busca desterrar a
Dios, y eliminar al hombre. Sufrió, incluso, el desprecio, hostigamiento y persecución
de algunos muy ‘cercanos’. Lejos de arredrarlo, ello lo siguió templando en la
batalla.
Autor de numerosos
libros, entre ellos,Poder global y religión universal--su auténtico
testamento-, brindó, asimismo, numerosas conferencias sobre dicha temática; que
hoy pueden encontrarse en las bibliotecas, y las redes sociales. Consciente de
la urgencia de formar cuadros institucionales, que un día tomaran la posta, fue
fundador y director de los boletines Noticias Globales, y Notivida. Este último
continúa hasta hoy; gracias a quien fuera una de sus discípulas, la no menos
valiente y lúcida Licenciada Mónica del Río. Como decía en aquel obituario,
allídaba cuenta de esta reingeniería social; y su consecuente secuestro de
gobiernos, parlamentos y estructuras de poder.
En los últimos
años, seguro de la inminencia del desenlace, se dedicó con intensidad y no poco
esfuerzo a la formación en la materia de sus hermanos sacerdotes. Como podía,
ya con sus fuerzas claramente disminuidas, compartía con ellos conferencias,
reuniones y encuentros menos formales. En todos nos animaba a estudiar mucho,
involucrarse mucho, y rezar muchísimo más. Como el apóstol San Pablo, era bien
consciente de quenuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino
contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de
tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio(Ef 6, 12).
Era de buena
madera sacerdotal, como lo fueron también Mons. Rogelio Livieres, Obispo de
Ciudad del Este, y el padre Danilo Eterovic; con quienes lo unía una honda
hermandad. También, como ellos, conoció horas amargas, y de clara orfandad…
Cosechó, asimismo, amigos sacerdotes de distintas vertientes. Acabo de
enterarme, incluso, que una de sus últimas unciones la recibió de un sacerdote
de la Fraternidad San Pío X; actualmente destinado en Centroamérica.
Gracias a Dios,
cada vez son más los clérigos que siguen la huella del querido padre Juan
Claudio. Conmueve, por ejemplo, constatar en las Marchas por la Vida, en la militancia
en los medios y en las redes, en las universidades y centros de decisión; e,
incluso, en el arduo deambular por los despachos gubernamentales, la creciente
presencia de sacerdotes --en su mayoría, muy jóvenes-, dispuestos a jugarse el
pellejo por los más débiles. Y que tienen una sola candidatura: al Cielo…
Nuestro querido
hermano Sacerdote --escribí, también, en el obituario de marras--,que tantó
luchó en defensa del niño por nacer, fue llamado a su encuentro con el Señor,
cuando el Niño Dios está por nacer... Providencial signo, en esta hora de dolor
y esperanza...Hoy, en que una vez más, los millones de dólares del globalismo
apuntan a legalizar el abominable crimen del aborto, en nuestra amada
Argentina, su recuerdo nos fortalece en elbuen combate(2 Tm 4, 7). El pleno de
la Cámara de Diputados trataría el proyecto el próximo jueves 10 de diciembre;
día en que la Iglesia celebra a Nuestra Señora de Loreto, patrona de la
aviación. ¡Que la Virgen Santísima, como lo hizo con el padre Juan Claudio, cuide
de nuestras alas; para que seamos auténticos cóndores, en esta batalla; y no
reptiles, vendidos al humanicida poder del dinero…!