de Doctrina Social de la Iglesia Staggia
Senese
– 18 de enero de 2017.
Osservatorio
Internazionale Cardinale Van Thuan
Esta tarde comienza la Escuela de Doctrina Social de
la Iglesia de Staggia Senese, organizada por el Centro Cultural Amigos del
Timone junto a nuestro Observatorio. El tema de este primer encuentro es: “La
Doctrina Social de la Iglesia como anuncio de Cristo en las realidades
temporales”. Pero antes de afrontarlo permitidme decir dos palabras de
presentación acerca del significado y finalidad de esta Escuela. Es el mejor
modo de iniciar, aclarando mutuamente qué queremos hacer. Tengo que decir que,
efectivamente, la estructura de esta Escuela es muy especial. Hace un tiempo se
habría considerado normal; hoy puede ser considerada inusual e, incluso, fuera
de lugar.
Para explicarme fingiré plantearme una pregunta:
intentaré preguntarme qué sería de nuestra religión católica si no existiera la
Doctrina Social de la Iglesia o si se pensara que se puede prescindir de ella.
Intentemos responder a esto.
Si la DSC se eliminara, entre la Iglesia y la
construcción del mundo no habría nada en medio. De hecho, Benedicto XVI ha
escrito que la DSC se sitúa en el lugar donde la Iglesia se encuentra con el
mundo. Los católicos vivirían y actuarían lo mismo en el mundo, pero, podríamos
decir, sin "un plan" orgánico, sin un proyecto que les diga qué fines
deben buscar, a qué principios deben atenerse, qué acciones deben emprender y
cuáles no. Actuarían, por consiguiente, con la sola fe, con el solo Evangelio,
sin un corpus doctrinal formado tanto por los principios de la fe como por los
principios de la razón. Actuarían como los protestantes, que tienen sólo la fe
y no las enseñanzas de la Iglesia ni los principios de la ley moral natural, o
como los laicos, que sólo tienen sus convicciones e intereses subjetivos.
Los católicos actuarían cada uno por sí mismo, a
hurtadillas, de manera anónima, según lo que les dictara su conciencia y, por
lo tanto, de manera sugestionable, variable, incluso incoherente, con el
consiguiente peligro de caer en las trampas ideológicas, de servir a causas que
no son las suyas. Su presencia se pulverizaría, se fracturaría. La DSC es para
todos los católicos, pero sobre todo para los laicos. Su presencia como pueblo
cristiano ya no se vería, cada uno iría por su lado, militando en todos los
partidos, bajo todas las banderas, también en favor de las causas perdidas.
Cuántas veces nos hemos planteado la pregunta: ¿qué
hacemos con católicos que votan leyes inhumanas, que no se dan cuenta de que
detrás de la aprobación de leyes innaturales está el objetivo final, que es
atacar el cristianismo? Negando lo natural se hace imposible incluso concebir
lo sobrenatural. ¿Qué hacemos con estos católicos que, además, no se consideran
tales?
La DSC es el encuentro de la Iglesia con el mundo para
servir al mundo ordenándolo según el proyecto de Dios. No hay ningún otro modo
de servirle de verdad. Ahora bien, si se pierde la DSC significa que la Iglesia
ha dejado de pensar que tiene que construir el mundo según el proyecto de Dios.
Piensa que debe servirle de otros modos: curando las heridas, afrontando las
emergencias, dialogando, acompañando la fragilidad…, pero sin la pretensión de
contribuir a las leyes, a las instituciones, al buen funcionamiento de las
estructuras.
Si se elimina la DSC significa que la Iglesia ya
piensa que la pretensión de comprometerse en una participación política
coherente es transformar la fe en ideología. Y, en cambio, éste es precisamente
el camino para transformar a gran velocidad la fe en ideología. Niegan la DSC
por respeto a la laicidad de la política y a la autonomía del mundo, pero precisamente
así se transforman en acompañantes ciegos de todas las causas del mundo,
hablando incluso su lenguaje. Sin la DSC, la Iglesia corre el riesgo de
convertirse en mundo.
Grandes peligros derivan, por lo tanto, de la
hipótesis, asumida en broma, de que la DSC no exista o sea abandonada. Pero,
¿se trata realmente de una broma? ¿O está sucediendo? Si un fiel laico quisiera
formarse en la DSC de manera profunda y sistemática, ¿dónde podría hacerlo?
Seamos realistas, la DSC es negada o dejada de lado.
He aquí, entonces, el motivo de esta Escuela que
inauguramos esta tarde. Es una de las pocas ocasiones en las que nos podremos
informar y formar de manera orgánica en la Doctrina Social de la Iglesia. Por
el momento no puedo decir nada más. Ciertamente habréis intuido por estas
breves palabras la gravedad del momento que estamos viviendo y la necesidad de
nuestro compromiso.