DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

MATERNIDAD SIN PADRES


La Nación, editorial,  25 DE FEBRERO DE 2016

Durante las últimas semanas se ha reabierto la polémica sobre el caso de las mujeres que deciden ser madres solteras recurriendo a métodos de inseminación. La referencia a "madre soltera" conduce a equívocos, pues mujeres que conciben sin estar casadas han existido siempre y ello no constituye ni una vergüenza ni un estigma. La discusión que ahora se abre surge a partir de la decisión de la actriz Juana Repetto de tener un hijo en soledad, luego de haber sido fecundada artificialmente con material genético provisto por un donante anónimo.

Se trata de una de las tres formas de filiación que admite la ley: por consanguinidad, por adopción y por voluntad procreacional. En este último caso, los padres del bebe, ya sea porque quieren serlo solos o en pareja, deben expresar su consentimiento informado y libre a la hora de anotarlo en el Registro Civil. Esa información deberá constar en el legajo de base del recién nacido. Además, se podrá pedir al centro sanitario que intervino en el procedimiento la información relativa a datos médicos del donante en caso de que sea relevante para la salud, siempre por razones fundadas ante el magistrado interviniente.

Resulta grave, desde el punto de vista del niño por nacer, claramente protegido por nuestra Constitución y nuestras normas, que se decida privarlo de tener a uno de los padres. La propia Convención de los Derechos del Niño afirma taxativamente que un niño tiene derecho a tener una familia. Eso, desde el punto de vista legal. Ahora bien, pensando en el bienestar de un niño, ¿son la maternidad sin padre o la paternidad sin madre el mejor camino?

Las respuestas no provienen solamente de lo que la ley permite y la ciencia facilita, sino también de las muy apreciables objeciones lanzadas desde la bioética, dedicada al estudio de los problemas éticos originados por la investigación biológica y sus aplicaciones, sin dejar de contemplar los reparos que puedan realizarse desde la llamada ley natural, desde distintos credos y religiones.

Hace no mucho tiempo, nuestra legislación no incorporaba ni las uniones civiles entre personas de un mismo sexo ni los modernos "matrimonios igualitarios". No era habitual, incluso, que se dieran en adopción niños a padres o madres solos.

Sin embargo, en esta oportunidad en que se toma el ejemplo de Juana Repetto, la discusión parece haberse reavivado, en principio, por la edad de quien ha decidido recurrir a los métodos de inseminación artificial -una joven sana, de menos de 30 años, cuando lo suelen requerir mujeres que no pueden embarazarse, ya sea por problemas médicos o por edad- y que lo haya decidido al considerar agotadas o extinguidas sus posibilidades de formar pareja.

Evidentemente, son decisiones personales reservadas a la intimidad de las personas que, como siempre sucede, abren muchos interrogantes. Respecto del concepto tradicional y más extendido de familia surgen inevitables cuestionamientos referidos a la identidad de los menores que nacen de la decisión de concebirlos tomada por una sola persona.

Por las más variadas razones, muchos niños se quedan sin uno de los dos padres: enfermedades, guerras, abandonos... Otros tantos pierden a los dos y otros ni siquiera llegan a conocerlos. La pregunta o las preguntas, en cambio, sugieren: ¿estamos consagrando en una premisa inexpugnable el normal egoísmo de todo ser humano, impidiéndoles deliberadamente a los hijos contar con una familia ya antes de nacer al priorizar exclusivamente el deseo de ser padres?, ¿hemos analizado lo suficiente los graves problemas de identidad que podrían acarrear esos niños?, ¿estamos dispuestos a avanzar en pasos hoy no previstos en nuestra legislación, como la subrogación o el alquiler de vientres, que muchos países ya adoptaron?, ¿son actitudes que deben destacarse por "valientes", como se han calificado en el caso de la actriz mencionada, las decisiones de mujeres y hombres solos que deciden ser padres?

Las respuestas deben ser largamente meditadas y el debate está lejos de encontrarse cerrado.