Ricardo Roa
No hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere oír. Aunque quizá haya algo más grave que negar la realidad: deformarla.
Cáritas y otras organizaciones sociales dicen que hay comedores comunitarios que tienen el doble de gente que el año pasado. Que la comida no les alcanza y deben reducir las raciones para que lleguen a todos. Una forma de socializar la pobreza.
Y además el Estado aumentó las partidas para alimentar a 4,5 millones de personas, las mismas dice que en 2007. Aquí hay unas cuantas cosas que no cierran. Y la primera es que esto que se ve y escucha, el Gobierno no lo ve y, peor, lo niega.
Según el INDEC, la pobreza en estos últimos 12 meses ha caído verticalmente y la indigencia casi ha desaparecido. Si es así ¿cómo se explica que el mismo Gobierno diga que la cantidad de gente, muchísima, que alimenta con sus planes no bajó? Sólo por el absurdo de su propia estadística: ni la pobreza cayó a pique ni la indigencia está en extinción. El INDEC las barrió bajo la alfombra.
Seguro que la situación social mejoró, pero nunca como relata el INDEC. Incluso hay institutos privados que sostienen que la mejora se interrumpió en el último año y la pobreza y la indigencia en vez de disminuir, aumentaron. Para el SEL hay 1,3 % más de pobres. Son 11,3 millones de personas, de las cuales casi 4 millones son indigentes. Una enormidad.
Los indicadores sociales se miden según el costo de una canasta de productos básicos. Si el precio de esa canasta cae, como fabula el INDEC, la pobreza y la indigencia bajan. Y, obvio, si aumentan mucho, como se ve en la realidad, pasa lo contrario. Así, todos los caminos conducen al mismo lugar: la increíble inflación oficial.
(Clarín, 13-9-08)
No hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere oír. Aunque quizá haya algo más grave que negar la realidad: deformarla.
Cáritas y otras organizaciones sociales dicen que hay comedores comunitarios que tienen el doble de gente que el año pasado. Que la comida no les alcanza y deben reducir las raciones para que lleguen a todos. Una forma de socializar la pobreza.
Y además el Estado aumentó las partidas para alimentar a 4,5 millones de personas, las mismas dice que en 2007. Aquí hay unas cuantas cosas que no cierran. Y la primera es que esto que se ve y escucha, el Gobierno no lo ve y, peor, lo niega.
Según el INDEC, la pobreza en estos últimos 12 meses ha caído verticalmente y la indigencia casi ha desaparecido. Si es así ¿cómo se explica que el mismo Gobierno diga que la cantidad de gente, muchísima, que alimenta con sus planes no bajó? Sólo por el absurdo de su propia estadística: ni la pobreza cayó a pique ni la indigencia está en extinción. El INDEC las barrió bajo la alfombra.
Seguro que la situación social mejoró, pero nunca como relata el INDEC. Incluso hay institutos privados que sostienen que la mejora se interrumpió en el último año y la pobreza y la indigencia en vez de disminuir, aumentaron. Para el SEL hay 1,3 % más de pobres. Son 11,3 millones de personas, de las cuales casi 4 millones son indigentes. Una enormidad.
Los indicadores sociales se miden según el costo de una canasta de productos básicos. Si el precio de esa canasta cae, como fabula el INDEC, la pobreza y la indigencia bajan. Y, obvio, si aumentan mucho, como se ve en la realidad, pasa lo contrario. Así, todos los caminos conducen al mismo lugar: la increíble inflación oficial.
(Clarín, 13-9-08)