DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

LA RENOVACIÓN SOCIAL SEGÚN SACHERI

 


A 50 años de la publicación de “El orden natural”

 

Germán Masserdotti

 

La Prensa, 01.06.2023

 

“El orden natural” de Carlos Alberto Sacheri, habiendo pasado más de 50 años desde su publicación, permanece como un texto de referencia obligada al momento de conocer, estudiar y difundir la Doctrina Social de la Iglesia. Sin perder de vista las circunstancias y las referencias puntuales “de época” que hace, su núcleo doctrinal y los criterios para la renovación social según el derecho natural y cristiano resultan perennes.

 

Dado que la Doctrina Social de la Iglesia, como afirma Sacheri, es una síntesis especulativa de alcance práctico moralmente obligatoria (cf. El orden natural, Buenos Aires, Vórtice, 2007, p. 31), el tema de la renovación social resulta una constante.

 

Teniendo presente que la doctrina católica parte “del respeto de la persona y sus derechos esenciales, de la vitalidad de las familias, de la coordinación de los grupos intermedios y las asociaciones profesionales” y “todo ello bajo la supervisión del Estado como procurador del bien común y de la Iglesia siempre atenta al bien de las almas”; que supone “una actitud integradora, armonizadora de todos los sectores [sociales] en sus legítimos intereses” y que “la solución de los problemas sociales que a todos nos preocupan reside en una reforma o renovación y nunca en el cambio revolucionario”, que esta renovación cristiana “está al servicio del hombre en su camino hacia a Dios” y para ello “hay que operar una reforma intelectual y moral, que transforme las inteligencias y los corazones” y que “el principio está en la reforma personal, y no en el cambio de las estructuras que también puede ser necesario, pero siempre subordinado a aquél, puesto que son personas de carne y hueso las que animan las ‘estructuras’ o instituciones” y, finalmente, que el mensaje del Cristianismo “es un mensaje de plenitud.

 

Plenitud humana y plenitud sobrenatural, armónicamente conjugadas en la adhesión a una Verdad plena que es el mismo Cristo, el Verbo de Dios encarnado, salvador de todos los hombres”, Sacheri, lejos de todo planteamiento dialéctico común a las ideologías como las del marxismo y del liberalismo, plantea la complementariedad entre diversas realidades sociales y, también, diferentes aspectos de una misma realidad social.

 

Esta clave interpretativa de la complementariedad es la que permite comprender la manera de edificar –o, si fuera necesario, la reedificar– el orden social de acuerdo al orden natural y cristiano.

 

Si nos acotamos al orden económico, basta repasar los diversos temas para advertir esta mirada integradora: La propiedad privada. “Al partir de un concepto realista de la persona humana y de su dignidad propia, la propiedad privada encuentra en esta perspectiva [la de la DSI] toda su fecundidad, al par que recibe las limitaciones éticas sin las cuales degeneraría en los abusos tantas veces denunciados por el propio Magisterio pontificio”. Como derecho natural secundario, la propiedad privada, en el orden de los bienes materiales, es “la garantía efectiva del desarrollo pleno de la persona humana y de las familias” a la vez que “su ejercicio efectivo ha de ordenarse no sólo a la satisfacción de las necesidades individuales, sino también al bien común de la sociedad política”. Lo que supone también una justa distribución de los ingresos. “Abundante producción y su justa distribución son las ideas que asegurarán el recto uso de la propiedad”. Además, es una necesidad urgente “facilitar y promover la difusión de la propiedad a través de todos los sectores sociales y, en particular, del sector asalariado”.

 

El trabajo humano. El trabajo, a la vez, es una realidad necesaria, tiene una dimensión personal y otra social. Aquí es importante recordar que el trabajo es, ante todo, expresión de una personalidad. A su vez, dado que el hombre es un ser solidario, “el reconocimiento de la dimensión familiar del trabajo y del salario es esencial dentro de un orden de justicia, ya que resulta imposible disociar a la persona de sus deberes familiares”.

 

La empresa. La empresa, como célula primaria del dinamismo económico, es, a la vez, una comunidad de trabajo y una comunidad de vida. Como comunidad de trabajo, en ella se concertan “diversas competencias, oficios y capacidades con miras a la producción de bienes”. Diversos son los protagonistas que concurren, “cada cual desde su plano e importancia, a la producción empresaria”: los obreros, los capataces, técnicos e ingenieros, los empleados administrativos, los empresarios y directivos, etcétera. A su vez, debido al carácter personal del trabajo humano, la empresa es comunidad de vida.

 

La organización profesional de la economía. Para la reconstitución del tejido social, desde un punto de vista del orden económico, es necesario “desarrollar la organización profesional”. “No habrá una superación efectiva del actual clima de lucha de clases… sino a través de la instauración de un ordenamiento orgánico que una a patronos y obreros”.

 

La función personal y social del capital. Teniendo presente que el capital es “todo bien destinado a la producción de bienes” y que su concepto está “estrechamente vinculado al de propiedad”, mediante ambos “el individuo se perfecciona, satisface sus necesidades y puede garantizar para sí y para su familia un nivel ‘humano’ de vida”. “Propiedad y capital tienen por función propia el asegurar un ámbito propicio que garantice a cada sujeto su plenitud personal, libremente realizada”. A la vez, el capital tiene una función social. Como explica Sacheri, “el capital constituido mediante el ahorro de bienes ya producidos y aplicados a nueva producción, permite multiplicar las riquezas. Tal multiplicación se traduce en una abundancia general, naturalmente destinada a facilitar a todos los miembros del cuerpo social su plenitud personal. Para que esto se de en la práctica, es necesario que el mayor número posible de personas participen en alguna medida en la formación de dicho capital”.

 

 

DERECHO NATURAL Y CRISTIANO

Pudiendo abundar más a partir de otros asuntos vinculados al orden económico, paraciera suficiente lo dicho para advertir la actualidad de un libro breve pero substancioso como “El orden natural” de Carlos Alberto Sacheri. Se trata de una preciosa síntesis de la enseñanza social católica que, así como hace más de 50 años, merecería ser tenida en cuenta para obrar una auténtica renovación o reforma social de acuerdo al derecho natural y cristiano.