DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

¿SABES QUE ES EL DISTRIBUTISMO?

 


Observatorio Van Thuan, 16-11-20

El distributismo es una doctrina social y económica inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia y promovida por importantes escritores ingleses como Chesterton, Belloc y McNabb.

El número 3/2020 del “Boletín de la Doctrina Social de la Iglesia” está completamente dedicado al Distributismo.

 

Editorial

El distributismo, ejemplo de la fecundidad de la doctrina social de la Iglesia

SE Mons. Giampaolo Crepaldi

Obispo de Trieste,

Presidente emérito del Observatorio

 

La doctrina social de la Iglesia tiene algunas características inherentes a su naturaleza. La continuación de los principios de la reflexión y los criterios de juicio va acompañada de la novedad de los nuevos problemas sociales a afrontar y de su carácter práctico. Como es sabido, por naturaleza práctica se entiende que está orientado a la acción, y de hecho es teología moral. Así sucede que a lo largo de la historia la Doctrina Social de la Iglesia ha dado lugar a diversas orientaciones "prácticas" entendidas en este sentido, animando el pensamiento de muchos expertos en los campos de las ciencias sociales y moviendo grupos de fieles laicos activos en la sociedad, política. En otras palabras, ha sido capaz tanto de dar a luz a nuevas orientaciones de pensamiento como de impulsar la acción para su realización. Cada vez que esto ha sucedido se ha creado algo concreto y limitado tanto en el espacio como en el tiempo, pero al mismo tiempo se ha creado algo capaz de hablar a las generaciones siguientes, superando el espacio y el tiempo. Esto se debe tanto a las obras concretamente realizadas, pero más aún al espíritu de fe que las animaba como a la perenne novedad contenida en el Evangelio.

 

Un ejemplo brillante de lo que se acaba de subrayar es el movimiento distributivo, que se inició en Inglaterra después de la Rerum novrum y especialmente en las primeras décadas del siglo XX por intelectuales católicos principalmente famosos, como Chesterton o Belloc. La referencia explícita de estos autores a la Rerum novarum sitúa este movimiento de ideas y propuestas operativas dentro de la tradición de la presencia católica en la sociedad a la luz de la doctrina social de la Iglesia por la justicia social y la evangelización del mundo para la gloria de Dios. En el tiempo nació una línea de pensamiento que nunca ha dejado de dar sus frutos y que aún hoy puede ser de interés e inspiración, habiendo superado el espacio y el tiempo para llegar hasta nosotros.

 

Al leer ahora las obras del distributismo clásico, uno se sorprende por la relevancia de tantas reflexiones y análisis. Aquí me gustaría subrayar al menos algunos. En primer lugar, pondría la atención en la familia, como entorno natural de vida y como ejemplo de sociabilidad primordial que subyace a cualquier otra forma de sociabilidad posterior y ulterior. En las obras de los autores del distributismo clásico escuchamos el eco de las palabras de León XIII sobre la familia como sociedad natural dotada de autoridad propia y anterior a cualquier otra sociedad, como objeto de atención y políticas subsidiarias, como razón del trabajo y su razón última. como lugar de ahorro y propiedad privada, que el Estado no debe oprimir con impuestos excesivos.

 

En segundo lugar, me gustaría señalar la puesta en valor de los órganos intermedios, como realidades agregadas en las que es posible desarrollar armoniosamente el trabajo, garantizar la justicia, brindar una solidaridad no burocrática pero verdaderamente compartida. Al igual que Giuseppe Toniolo, los autores del distributismo clásico observaron cuidadosamente los gremios medievales y los gremios destruidos por el capitalismo de Isabel I y la ley Le Chapiellier al comienzo de la Revolución Francesa. El tejido de estos cuerpos intermedios, tradicionalmente animados por la fe cristiana, se pensó como una extensión de la vida familiar a la vida comunitaria, con una organización compleja pero vital, ante las reorganizaciones geométricas de la vida social impuestas por el poder político central del Leviatán o del Soberano Iluminado.

 Tenían un carácter orgánico, rico en participación comunitaria y no individualista, como un entrelazamiento de autonomía y libertad que el Estado moderno eliminaría más tarde y devolvería a la uniformidad artificial. Hoy estas observaciones nos parecen demasiado lejanas en el tiempo para volver a proponerlas, y en cambio pueden darnos indicaciones operativas útiles en un tiempo como el nuestro, en el que sentimos la necesidad de liberarnos de la organización apremiante impuesta por el Estado y las superpotencias. estado. Hoy más que nunca es urgente dar vida a realidades educativas gestionadas en cooperación entre familias, a iniciativas emprendedoras independientes, a actividades de crédito libres de circuitos institucionales, a soluciones solidarias compartidas y activas. Los católicos deben ser los principales protagonistas de estos caminos de verdadera libertad.

 

Finalmente, señalo el aspecto más directamente distributista, es decir, la difusión de la pequeña propiedad. Me gustaría recordarles que en 1991, cuando el Centesimus annus de Juan Pablo II celebró el centenario de la Rerum novarum, se celebró en el Vaticano una conferencia internacional [1] cuyo tema, propuesto por el propio Papa, fue el destino universal de los bienes. Una de las principales tesis que surgió de esa conferencia fue que el principio del destino universal de los bienes debe lograrse mediante la difusión de la propiedad privada. Fue la lógica del trabajo y la responsabilidad la que se enfrentó al anonimato sin rostro de la economía y las finanzas globales y globalizadas.

A raíz del mismo razonamiento, La Comisión Episcopal para los Problemas Sociales y el Trabajo de la Conferencia Episcopal Italiana publicó en 1994 el documento "Democracia económica, desarrollo y bien común" en el que el principio de la difusión de la propiedad privada se presenta como una oportunidad para la democratización del mercado, aunque no en el visión orgánica de los cuerpos intermedios queridos por los distributistas. Recuerdo estos hechos para decir que algunas instancias distributistas siguen estando presentes en la atención del magisterio social, y precisamente por eso sigue siendo muy importante su profundización por parte de expertos, con la indicación de propuestas operativas, para que no se pierda. teniendo en cuenta el panorama general de la propuesta. Familia, órganos intermedios entendidos orgánicamente, fe católica, más trabajo y menos salario, propiedad privada. Desincentivos a las concentraciones, el predominio de la economía real, el retiro del Estado, la educación familiar… son elementos de un marco articulado de vida social y económica que deben mantenerse unidos. Hablar de distributismo es, por tanto, muy útil hoy.

 

[Editorial del número 3/2020 del "Boletín de la Doctrina Social de la Iglesia" titulado "Noticias del Distributismo: familia, propiedad, órganos intermedios"]

 

[1] Pontificio Consejo Justicia y Paz, El destino universal de los bienes, Actas de la Conferencia Internacional por el 100 aniversario de la Rerum Novarum, editado por E. Bellavite y S. Fontana, Edizioni Cercate, Verona 1991.