Por Leandro D. Dionisio y Darío Gigena Parker
Presidente y secretario, respectivamente, de la Asociación de Psiquiatras de Córdoba
Ayer se celebró el Día Mundial Sin Drogas, y queremos recordar a las personas que han iniciado su recuperación. Pocos saben las dificultades que atraviesan las personas que han dejado el consumo de alcohol o drogas, en “recuperación”. Estas personas conocen más que nadie el interminable ciclo de promesas, desilusiones y anhelos que dan las drogas en el contexto de la cultura contemporánea. A esas inmensas presiones deben sobreponerse, con escasas herramientas aprendidas en algún tratamiento o por la ayuda de otra persona cercana. Ellos deben recordar las desilusiones más que las alegrías (tan intensas, tan reales), quizá cuentan con algún que otro apoyo afectivo y la promesa de disfrutar placeres naturales, algo no muy sencillo cuando cuentan con un sistema nervioso totalmente acostumbrado a grandes estímulos químicos.
¿Qué podemos decir de nuestra cultura actual?, ¿los ayuda?
Creemos que no, el consumo de alcohol y drogas sigue siendo el entretenimiento principalmente aceptado en nuestra sociedad. Muchas películas y programas de televisión muestran atractivos a quienes beben, fuman o consumen drogas.
A menudo muestran el uso de sustancias como un signo de que un personaje es “duro” (si es un hombre) o “sofisticado”. Beber y consumir drogas es mostrado con glamour y originalidad. Estar borracho significa una situación divertida. La parte negativa del consumo raramente se muestra, las resacas no se ven (excepto en su forma cómica), no vemos que hayan tenido lesiones graves por accidentes o peleas, otros problemas de salud, problemas legales, financieros y así sucesivamente.
En estos medios, en su opuesto, estar en recuperación significa todo lo contrario: estar arruinado, quemado, ser peligroso, fanático, débil y, sobre todo, “poco original”. Es decir que además del esfuerzo para recuperarse, deben sobreponerse a este tremendo y falso estereotipo social. Quien está superando una adicción, podríamos decir está logrando cierto despertar espiritual, que significa una resignificación vital que no está al alcance de cualquiera.
Aprendieron a reemplazar las gratificaciones instantáneas por los logros a largo plazo, aunque parezcan frustraciones inicialmente. Saben sentirse bien y mal, aprendieron a enfrentar el dolor, para evitar sentirse bien a cualquier costo. Ya no quieren ser el centro en todo, esto se trabaja en los programas de 12 pasos desde la perspectiva de que hay algo superior a la propia existencia, control o perspectiva.
Piensan antes de actuar, aunque eso les lleve a que pierden “rapidez”, según pregonan nuestras biblias contemporáneas. Saben que algo les falta y eso no les tira la autoestima abajo, son menos presas de las presiones consumistas que nos dicen que comprando algo podemos “estar bien” con nosotros mismos. Por último, han aprendido a no aislarse, a estimular sus emociones en los vínculos con los demás. Ceder ante estas presiones de nuestra cultura es un lujo que no se pueden dar.
Por todo esto, queremos recordarlos a ellos, quienes honran este día.
© La Voz del Interior, 26-6-09