introduce el aborto y los
derechos LGBT en objetivos humanitarios
By Susan Yoshihara, Ph.D.
19 de febrero 2016 (C-Fam)
El gran plan del secretario
de la ONU Ban Ki-moon para hacer frente a la crisis humanitaria mundial y
alcanzar los nuevos objetivos de desarrollo de las Naciones Unidas
recientemente aprobados incluye el aborto y los derechos LGBT.
El informe del Secretario General titulado: «Una
humanidad: responsabilidad compartida» pide a los gobiernos que incluyan el
aborto y los derechos LGBT en sus iniciativas para emprender las metas
humanitarias de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, nuevo plan de la ONU de
quince años y a gran escala que fue aprobado por la Asamblea General el año
pasado.
El documento, que fue publicado la semana pasada como
punto de partida para los debates entre los gobiernos durante el Foro
Humanitario Mundial de Estambul en mayo, causará consternación entre los
estados miembros de la ONU, porque el aborto y los derechos LGBT fueron
rechazados expresamente en las intensas negociaciones de los objetivos, que
tuvieron lugar el año pasado.
Ban Ki-moon, que actualmente transcurre su último año
como Secretario General, abre el informe sin la habitual sumisión a la que
están acostumbrados los integrantes de la ONU. En su lugar, señala la
importancia personal de su proyecto para centralizar y coordinar las
iniciativas humanitarias mundiales.
«Cuando era niño, crecí en la guerra. Tenía seis años
cuando fui forzado a huir de mi hogar y de mi pueblo en Corea llevando solo lo
que podía caber en mis brazos». Prosigue narrando cómo fue ayudado e inspirado
por una «Naciones Unidas joven».
En el informe, junto a respuestas humanitarias
sólidamente establecidas, insta a que se dé «prioridad» a «brindar a las
mujeres y los adolescentes servicios integrales de salud sexual y reproductiva
sin discriminación», frase que el personal de Ban Ki-moon y algunos estados
miembros de la ONU interpretan como inclusiva del aborto.
También dice que los países tienen la obligación
«básica» de prohibir la discriminación basada en la «identidad sexual», término
que jamás fue incluido en resoluciones de la ONU. Sus estados miembros
impidieron toda referencia a la orientación sexual y a la identidad de género
durante las negociaciones de los objetivos el año pasado y rechazaron el
lenguaje que pudiera ser interpretado de modo que incluyera los derechos LGBT.
El Secretario General ha estado al frente de la
inclusión del aborto en las iniciativas humanitarias, y ha llegado al extremo
de sostener que la provisión de dicha práctica es una obligación conforme al
derecho humanitario y las leyes de la guerra. Al hacerlo, amplía el límite de
lo que los estados miembros de la ONU consideran aceptable.
La salud reproductiva en los nuevos objetivos de la
ONU hace referencia a un acuerdo histórico de las Naciones Unidas de 1994 sobre
población y desarrollo que rechazó expresamente cualquier derecho al aborto
bajo ninguna circunstancia y solo lo permite en la programación de la ONU donde
es legal.
Es más, especialistas jurídicos han rechazado la
afirmación de que el aborto es un derecho conforme al derecho humanitario,
incluyendo el gobierno de Obama y la Comisión Europea.
El proceso de Estambul puede dar a Ban Ki-moon, que
busca establecer su legado, una vía para obtener la aprobación tácita de su
abordaje de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en un contexto en el que las
naciones que se oponen al aborto y a los derechos LGBT estarán en desventaja.
Mientras que los nuevos objetivos de la ONU fueron
negociados minuciosamente por los gobiernos durante tres años, la cumbre
humanitaria mundial de mayo fue convocada por Ban Ki-moon y es controlada
completamente por su personal, en particular la Oficina para la Coordinación de
Asuntos Humanitarios, que elaboró el informe, y la Secretaría de la Cumbre
Humanitaria Mundial.
No habrá negociaciones previas a la cumbre, ni tampoco
un documento final acordado. En cambio, habrá un resumen del presidente y otro
informe del Secretario General que serán enviados a la Asamblea General el
próximo otoño boreal.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano