DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

LOS TRES COMPROMISOS DE LA IGLESIA

 


 durante la Semana Social de España para apostar por el diálogo como respuesta a la polarización

 

Redacción Religión, 11 nov 2024

 

La XLIV Semana Social de España, organizada pro la Conferencia Episcopal Española y celebrada en Valladolid los días 8 y 9 de noviembre, ha finalizado con un fuerte compromiso de la Iglesia en promover el diálogo como herramienta clave para superar la polarización social y construir una sociedad más justa. El evento, que ha reunido a representantes de 25 diócesis e instituciones de la Iglesia en España, se ha celebrado bajo el lema "El diálogo, camino para la Iglesia", y ha tenido el objetivo de subrayar la importancia de la escucha y la pluralidad en el contexto de una sociedad marcada por profundas divisiones, según se expresa en el documento final de las jornadas.

 

Durante las jornadas, se ha reflexionado sobre cómo la sociedad española atraviesa profundas divisiones alimentadas por la lucha partidista, el mundo tecnodigital y sus formas de relación y comunicación, el papel de los medios de comunicación convencionales, las brechas socioeconómicas, la preponderancia de las emociones en la vida pública, la falta de procesos educativos para el diálogo y la ausencia de liderazgos éticos, cívicos y eclesiales.

 

Como se expresa en el documento final, estas dinámicas refuerzan las desigualdades y la exclusión, y dificultan alcanzar una base común para el diálogo y la deliberación. En este clima de desencuentro, la Iglesia también ha sido afectada: se subraya la falta de escucha hacia el laicado, en especial hacia las mujeres y las personas que sufren pobreza, quienes suelen ver desatendidas sus voces en los espacios de toma de decisiones eclesiales.

 

los Tres compromisos de iglesia en la Semana Social


*Acompañar a quienes se comprometen con la vida pública: Apoyar a quienes participan activamente en el ámbito público y promueven el bien común. En este sentido, se ha reflexionando sobre la importancia de brindar respaldo a los cristianos que asumen la "caridad política" como una vocación al servicio de todos, y promueven el diálogo en el mundo de la política, la cultura, y las instituciones sociales.

 

*Fortalecer la formación del laicado: La Iglesia también considera esencial potenciar la formación del laicado en temas de Doctrina Social y en el ejercicio del diálogo, capacitándolo para asumir un papel activo en la transformación social y en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

 

*Promover la Doctrina Social de la Iglesia como base para el diálogo: La Doctrina Social como un recurso clave para el diálogo con el mundo, y para ofrecer un marco ético para abordar cuestiones de justicia, paz, y cuidado de la creación. Este compromiso incluye desarrollar estructuras de diálogo y corresponsabilidad en las que se promueva una "profecía social" alineada con los valores evangélicos, y se anima a los fieles a implicarse activamente en la vida pública y en el compromiso por la justicia social.

 

El documento final de la Semana Social pone de relieve la importancia de crear espacios de encuentro en el ámbito socio-cultural y político, donde sea posible dialogar, deliberar y construir en conjunto el bien común. Además, se subraya que estos espacios deben ser "escuelas cívicas" donde se aprenda a valorar y respetar la diversidad en un marco de diálogo ético y sincero.

 

Además, la Iglesia apuesta por fomentar en sus estructuras internas una “presencia cualificada” en el ámbito de la exclusión y el sufrimiento, y promover no sólo asistencia, sino también la participación y la ciudadanía activa de quienes viven en condiciones de pobreza o marginación. El documento señala que “el diálogo comienza por escuchar el sufrimiento y las ‘razones’ del otro”, en consonancia con el ejemplo de Jesús en el Evangelio.

LA AGENDA 2030

 

Una Visión Crítica desde la Doctrina Social de la Iglesia

 

Exaudi, 14-11-24

 

La Agenda 2030, promovida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se ha convertido en un referente global para el desarrollo sostenible, proponiendo 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan desde la erradicación de la pobreza hasta la acción por el clima. Sin embargo, este ambicioso proyecto no ha estado exento de críticas, especialmente desde ciertos sectores de la Iglesia Católica. En este artículo, exploramos las reservas y las objeciones planteadas por el Nuncio Apostólico en España, Bernardito Auza, y otros expertos, basándonos en diversas fuentes académicas y periodísticas.

 

Reservas y Críticas del Nuncio Bernardito Auza

Bernardito Auza, Nuncio Apostólico en España, ha expresado en varias ocasiones sus reservas respecto a la Agenda 2030. En su conferencia en la Universidad Pontificia Comillas, Auza destacó que, aunque muchos de los objetivos de la Agenda 2030 son compartidos por la Iglesia, existen puntos de discrepancia significativos, especialmente en temas relacionados con la ideología de género y los llamados «derechos reproductivos». El Nuncio considera que ciertos aspectos de la Agenda imponen un pensamiento único y una colonización ideológica que va en contra de la libertad de conciencia y la diversidad cultural.

 

Objeciones a la Implementación de la Agenda 2030


Auza ha planteado seis objeciones principales a la Agenda 2030, que se pueden resumir en los siguientes puntos:

 

*Imposición de un Pensamiento Único: La Agenda 2030 es vista como un intento de imponer un marco ideológico global que no respeta las diferencias culturales y religiosas de los países.

*Derechos Reproductivos y Género: La inclusión de derechos reproductivos y cuestiones de género son particularmente controvertidos, ya que chocan con la visión de la Iglesia sobre la dignidad de la vida humana desde la concepción y la complementariedad entre hombre y mujer.

*Colonización Ideológica: Se critica que la Agenda 2030 promueve una forma de colonialismo moderno, imponiendo valores occidentales sobre otras culturas y sociedades.

*Irrealizabilidad y Utopismo: Algunos objetivos de la Agenda 2030 son vistos como utópicos e irrealizables, lo que podría desviar recursos y esfuerzos de metas más alcanzables y concretas.

*Fomento del Aborto: La Agenda 2030 es criticada por fomentar prácticas abortivas bajo el eufemismo de «salud reproductiva», algo que es inaceptable desde la perspectiva de la Iglesia.

*Desviación de Valores Éticos: Se argumenta que ciertos objetivos de la Agenda 2030 no están alineados con los principios de la doctrina social de la Iglesia, que promueve el bien común, la dignidad de la persona y el desarrollo integral humano.

 

Reflexiones desde la Doctrina Social de la Iglesia


La doctrina social de la Iglesia ofrece una perspectiva crítica pero constructiva sobre la Agenda 2030. Según un análisis desde esta doctrina, es fundamental que cualquier plan de desarrollo respete la dignidad de la persona humana, promueva el bien común y se base en los principios de subsidiariedad y solidaridad. En este sentido, aunque se reconocen las aspiraciones loables de la Agenda 2030, como la lucha contra la pobreza y la promoción de la educación, se subraya la necesidad de reevaluar ciertos objetivos y métodos que pueden contravenir estos principios.

 

La Agenda 2030 representa una oportunidad para avanzar hacia un mundo más justo y sostenible. Sin embargo, como señalan las críticas del Nuncio Bernardito Auza y otros expertos, es crucial abordar los puntos de controversia y garantizar que las políticas de desarrollo no impongan un pensamiento único ni vulneren la dignidad de la persona. Un diálogo abierto y respetuoso entre las distintas partes interesadas, incluido el ámbito religioso, puede contribuir a una implementación más equilibrada y efectiva de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

CONFERENCIA

 

El Ateneo José de San Martín, la organizado una conferencia sobre “Soberanía nacional y globalismo”, que estará a cargo de Mario Meneghini, el día 20 de noviembre, a las 18,30 horas.

La reunión se realizará en La Rioja 532, con entrada libre.

CARLOS ALBERTO SACHERI


 y el espíritu de concertación

 

Por Germán Masserdotti

La Prensa, 04.11.2024

 

El próximo 22 de diciembre se cumplirán 50 años de la muerte martirial de Carlos Alberto Sacheri. Muchas son las lecciones que nos deja una vida como la suya, tanto en lo que se refiere a la vida de la Patria como de la Iglesia.

 

Buen escritor y, según quienes lo conocieron, mejor orador, Sacheri, fuera de algún trabajo mayor como su tesis doctoral, publicó artículos, reseñas, transcripciones de sus conferencias, etcétera. Sus alumnos recuerdan que su palabra resultaba cautivadora.

 

Además de ser un teórico, fue hombre de acción, pero de una acción inteligente y, todavía mejor, concertada. Esta última característica de su labor apostólica y patriótica es muy importante recordarla en nuestros días. En este sentido, hay un texto suyo que, dicho y escrito hace tantos años, sin embargo reviste creciente actualidad. En él se revela el mejor espíritu sacheriano, humilde y magnánimo a la vez, cercano a la efectiva primacía del bien común y alejado de toda forma de egocentrismo.

 

Un texto que muestra, a su vez, el realismo cristiano encarnado en su persona, que sabe de la primacía de la gracia y de la propia condición pecadora de la que, por otra parte, no hay que desesperar.

 

El texto dice así: “Todos tendemos en nuestra actividad personal a creer que lo nuestro es lo más importante de todo. Ésa es una obra del amor propio, no una obra de santidad; es una tentación muy humana, lo sabemos bien, pero es el barro de lo humano. Nosotros tenemos que tender por una ascesis personal a superar ese espíritu de clan. Es el único modo de estar permanentemente abierto en una actitud de caridad al servicio de los demás”.

 

EL ESPÍRITU DE CLAN

 

El texto exigiría una extensa glosa por las implicancias que tienes sus afirmaciones articuladas entre sí. Rescato una idea principal que brota de una mirada serena y que tiene alcances bien prácticos: “Nosotros tenemos que tender por una ascesis personal a superar ese espíritu de clan”. Aquí hay una clave: el espíritu de clan es una de las cosas más perniciosas que puede haber para la concertación o complementariedad de las obras, otra expresión querida por Sacheri.

 

El espíritu de clan ataca, de raíz, al núcleo de la acción inteligentemente organizada: la comunión -común unión- en la búsqueda del bien común. El espíritu de clan ve imitadores donde hay aliados por la misma causa. El espíritu de clan ve competidores donde hay compañeros de ruta en pos del mismo fin. El espíritu de clan, podría agregarse, no puede alegrarse del bien que hacen otros no obstante no hacerlo uno mismo.

 

El espíritu de clan, finalmente, es lo más contrario al restablecimiento del orden social según el orden natural y cristiano.

 

Dios nos libre de fomentar el espíritu de clan en nuestro corazón y en nuestra acción. Como bien apunta Carlos Alberto Sacheri, se requiere ascesis personal para no caer en él.

 

Se trata de una ascesis personal que no resulta incompatible con cultivar los propios talentos sabiendo que hacerlo así es una de las mejores maneras de aportar al bien común. De lo que se trata es de salir de uno mismo –o del clan al que uno pertenece– para ver bien y actuar mejor.