En el espíritu de
Aparecida
El padre
Antonio Grande, de la diócesis de Rafaela, en la Argentina , que
actualmente realiza el servicio de rector del Colegio Sacerdotal y de la Iglesia Argentina
en Roma, nos sigue hablando de la nueva Evangelización.
La nueva
evangelización anima a los laicos a aportar criterios y gestos para promover la
participación de los pobres dentro de la vida de nuestros pueblos.
Los fieles laicos con la guía de la Doctrina Social de
la Iglesia
tienen que expresar en categorías políticas y sociales las Bienaventuranzas de
Jesús. Y, de modo coherente
ejercitar una participación social que sea un signo motivador para generar una
justicia y solidaridad cada vez más logradas. Una expresión concreta de esta
presencia es una clara y firme opción por los pobres, para que su inclusión en
la vida social aporte al fortalecimiento de las instituciones democráticas (cf.
ICN 196-202; LPNE 57-58).
La renovada
contemplación del rostro de Cristo por medio de su Palabra, en el Sacramento de
la Eucaristía ,
y en los hermanos pobres que forman parte de nuestras comunidades, emerge como
una interpelación. Somos llamados a ser creativos y a correr riesgos para
expresar una nueva imaginación de la caridad (NMI 50) que responda al hambre
del Pan de la Palabra
y del pan material que tienen muchos hermanos, y los haga efectivos
participantes de la vida de una comunidad cristiana, y, actores en un espacio
de la sociedad civil en democracia.
Aparecida entiende
que la evangelización de la cultura acompaña a la opción preferencial por los
pobres (cf. DA 391-398) dentro de la misión del Pueblo de Dios de inculturar el
Evangelio en la historia (DA 491).
“La opción
preferencial por los pobres es uno de los rasgos que marca la fisonomía de la Iglesia latinoamericana y
caribeña. De hecho, Juan Pablo II, dirigiéndose a nuestro continente, sostuvo
que «convertirse al Evangelio para el pueblo cristiano que vive en América,
significa revisar todos los ambientes y dimensiones de su vida, especialmente
todo lo que pertenece al orden social y a la obtención del bien común» (Eam
27)” (DA 391).
En la enseñanza y
animación pastoral del episcopado, en la reflexión teológica y en las
iniciativas de las comunidades eclesiales en Latinoamérica, dentro del camino
de poner en práctica las orientaciones del Concilio Vaticano II, se viene
promoviendo la conversión de los bautizados a la confianza en el Padre y a la
familiaridad con los pobres. Ahora, Aparecida promueve una cercanía y amistad
con los pobres que los anime a hacerse sujetos de la transmisión de la fe y en
la construcción de la sociedad.
“Sólo la cercanía que
nos hace amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los pobres de
hoy, sus legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe. La opción por los
pobres debe conducirnos a la amistad con los pobres. Día a día, los pobres se
hacen sujetos de la evangelización y de la promoción humana integral: educan a
sus hijos en la fe, viven una constante solidaridad entre parientes y vecinos,
buscan constantemente a Dios y dan vida al peregrinar de la Iglesia. A la luz del
Evangelio reconocemos su inmensa dignidad y su valor sagrado a los ojos de
Cristo, pobre como ellos y excluido entre ellos”. (A 398).
Esta actitud cordial
favorecerá el conocimiento de sus personas, de sus aspiraciones y sufrimientos,
y el poder acompañarlos en su camino de dignificación.
Radio Vaticana,
13-6-13