catolicos-on-line, 30-1-16
«Las aplicaciones biotecnológicas en el campo médico,
nunca pueden ser utilizadas de una manera que menoscabe la dignidad humana, ni
tampoco obedecer únicamente a fines industriales y comerciales», subrayó ayer
el papa Francisco, al recibir, en la Sala del Consistorio, a 45 miembros del
Comité Nacional de Bioética, instituido hace 25 años en la presidencia del
Consejo de Ministros italiano.
«Todos conocen la sensibilidad de la Iglesia en las
cuestiones éticas -dijo el Papa en el discurso que les dirigió- pero tal vez no
sea igualmente claro para todos que la Iglesia no reclama ningún espacio
privilegiado en este campo; al contrario se siente satisfecha cuando la
conciencia cívica, en varios niveles, puede reflexionar, discernir y operar
sobre la base de la racionalidad libre y abierta y de los valores fundamentales
de la persona y de la sociedad. Efectivamente esta madurez cívica responsable
es una señal de que la siembra del Evangelio -esa sí, revelada y confiada a la
Iglesia- dio sus frutos, logrando promover la búsqueda de lo verdadero, de lo
bueno y de lo hermoso en las complejas cuestiones humanas y éticas».
«Sustancialmente -continuó- se trata de servir a la
persona, a todas las personas, a todos los hombres y las mujeres, con especial
atención y cuidado a los más vulnerables y desfavorecidos, que encuentran
difícil hacer oír su voz, o a los que todavía no pueden a los que ya no pueden
hacer que se escuche. En este terreno la comunidad eclesial y civil, se
encuentran y están llamadas a cooperar, de acuerdo con sus distintas y
respectivas competencias».
El Santo Padre se refirió posteriormente a que el
Comité se ocupó en varias ocasiones del respeto a la integridad del ser humano
y a la protección de la salud desde la concepción hasta la muerte natural,
teniendo en cuenta a la persona en su singularidad, siempre como un fin y nunca
sólo como un medio. «Este principio ético -subrayó- es también fundamental por
cuanto concierne a las aplicaciones biotecnológicas en el campo médico, que
nunca pueden ser utilizadas de una manera que menoscabe la dignidad humana, ni
tampoco obedecer únicamente a fines industriales y comerciales».
«La bioética -puntualizó – nació para confrontar, a
través de un esfuerzo crítico, las razones y las condiciones derivadas de la
dignidad de la persona humana con los progresos de las ciencias y las
tecnologías de la biología y la medicina, que, a su ritmo acelerado, corren el
riesgo de perder cualquier referencia que no sea la utilidad y el beneficio».
Testimonio de la verdad
«Son conscientes de que esa investigación sobre los
complejos problemas bioéticos no es fácil y no siempre llega rápidamente a una
conclusión armoniosa; de que siempre requiere humildad y realismo, de que no
teme la comparación entre las diferentes posiciones; y de que, finalmente, el
testimonio dado a la verdad contribuye a la maduración de la conciencia civil».
En particular, el Pontífice animó a los miembros de
Comité a continuar su trabajo en tres ámbitos : el análisis interdisciplinario
de las causas de la degradación ambiental en el que sería oportuna, «una
comparación entre las teorías biocéntricas y las antropocéntricas, para buscar
formas que reconozcan la centralidad del ser humano, con el debido respeto por
otros seres vivientes y por todo el medio ambiente, también para ayudar a
definir las condiciones irrenunciables para la protección las generaciones
futuras».
El segundo ámbito es el de la discapacidad y la
marginación de los sujetos vulnerables, en una sociedad que tiende a la
competición y a la aceleración del progreso. «Es -dijo- el reto de contrastar
la cultura del descarte que tiene muchas expresiones, entre las cuales la de
tratar a los embriones humanos como material de descarte, al igual que a los
ancianos y a las personas que se acercan a la muerte».
Por último, el esfuerzo cada vez mayor hacia la
confrontación internacional, en vista de una posible y deseable, aunque
compleja, «armonización de las normas y reglas de las actividades biológicas y
médicas que reconozcan los valores y los derechos fundamentales».
Francisco finalizó dando las gracias al Comité por su
intento de «identificar estrategias de sensibilización de la opinión pública, a
partir de la escuela, en las cuestiones de bioética, como la comprensión de los
avances de la biotecnología».