en el vuelo de regreso a Roma
catolicos-on-line, 18-2-16
Ante el abanico de propuestas de autoridades
sanitarias en varios países afectados por el virus, el Papa recordó que «el
aborto no es un mal menor, sino un crimen. Es lo que hace la mafia».
En cambio, tomar la decisión de evitar un embarazo por
motivos excepcionales «es un conflicto entre el quinto y el sexto mandamiento.
El gran Papa Pablo VI, en una situación difícil en África, permitió a las
religiosas utilizar anticonceptivos» ante el riesgo de violación por los
guerrilleros en el antiguo Congo belga.
El Papa reiteró que «el aborto es un mal absoluto. En
cambio, evitar un embarazo no es un mal absoluto. Y en ciertos casos, como el
de Pablo VI, está claro. En todo caso, yo exhortaría a los médicos a encontrar
vacunas».
La amistad de Wojtyla y Anna-Teresa
Respecto a la extensa correspondencia de san Juan
Pablo II con la filósofa Anna-Teresa Tymieniecka, el Papa comentó que conocía
esa relación entre los dos y le parecía normal pues «a un hombre que no sabe
tener una relación de amistad con una mujer –no hablo de los misóginos, que son
enfermos- es un hombre al que le falta algo».
Francisco, que ha atesorado relaciones de gran amistad
con muchas mujeres a lo largo de su vida, añadió que «el Papa es un hombre.
Tiene necesidad del pensamiento de mujeres, y también puede tener una amistad
sana. A mí me gusta escuchar la opinión de las mujeres, pues aportan mucha
riqueza. Miran las cosas de un modo diferente».
Para evitar equívocos, precisó que «una amistad con
una mujer no es pecado. En cambio, una relación amorosa con una mujer que no es
tu esposa, es pecado ¿entendido?».
El mejor ejemplo es el de grandes santos que han trabajado
en equipo como «Francisco y Clara, o Teresa de Ávila y Juan de la Cruz».
Deliberadamente añadió que las mujeres no son todavía
suficientemente escuchadas. «Y no hemos entendido el bien que las mujeres
aportan a la vida del sacerdote en el sentido de consejo, de ayuda, de sana
amistad».
Sus palabras marcaban una clara línea de solución a un
problema serio en muchos ambientes eclesiásticos o religiosos, con raíces de
machismo y, en algunos casos, misoginia.
Ratzinger, pionero contra abusos sexuales
Ante otras patologías, como el abuso sexual de menores
por parte de sacerdotes, la Iglesia católica ha dado ya pasos gigantescos
comparada con otras organizaciones.
La «tolerancia cero» es ya normal en muchas diócesis,
y se está avanzando en la responsabilidad de gestión. Los obispos negligentes
serán juzgados por un tribunal especial de la Congregación para la Doctrina de
la Fe, creado por el Papa el año pasado.
Algunos casos de mala gestión, ni siquiera deberían
llegar allí. Sin ningún atisbo de duda, el Papa afirmó: «Un obispo que cambia a
un sacerdote abusador de parroquia es un insensato, y lo mejor que puede hacer
es presentar la renuncia. ¿Está claro?».
Eran palabras que nadie hubiese pensado escuchar de un
Papa hace veinte años, o quizá diez, pero que ayer sonaban ya normales. Buena
parte del mérito, según Francisco, es del cardenal Ratzinger «que fue valiente
para abrir esta puerta. Preparó los cimientos para destapar la olla”.
El cáncer de los abusos nunca se hubiese curado de
haberse mantenido la cultura del secreto, que tanto lo fomentaba. El Papa
comentó que «le doy gracias a Dios de que se haya destapado esta olla, y hay
que seguir destapándola. El abuso de menores es una monstruosidad».
Divorciados, vueltos a casar
En el capítulo de la integración de los divorciados
vueltos a casar, Francisco adelantó que la exhortación apostólica, que intenta
publicar antes de la Pacuna,«recoge lo que dijo el Sínodo sobre las familias
heridas».
Se trata de que sean respetadas y se integren en las
actividades de las parroquias y movimientos, como un matrimonio de ese tipo
que, en el encuentro con las familias en Tuxtla Gutiérrez, comentó con
naturalidad que no podían recibir la comunión «pero comulgamos con el Señor
ayudando a los enfermos y los necesitados», concretamente en una cárcel de
Monterrey.
Viajar a China, «un sueño»
A la pregunta directa de «¿Cuál es su sueño?» en
términos de viajes, el Papa respondió: «China. Ir allí. Me gustaría muchísimo».
Con la misma soltura se despachó respecto a las
propuestas xenófobas del candidato presidencial republicano Donald Trump: «Una
persona que piensa en construir muros en lugar de puentes no es un cristiano.
Eso no está en el Evangelio”.
Comento también que había aceptado recibir el premio Carlomagno
«pero en el Vaticano». Y que lo hace por aprecio a Europa, en momentos de
dificultad, en parte por falta de liderazgo pues «hoy no hay un Schumann o un
Adenauer».
Francisco respondía a las preguntas más variadas, pero
dejó claro que su interés era hablar de México para elogiar la grandeza del
país y manifestar, una vez más, lo triste que resulta ver el dominio de las
bandas de narcotraficantes: «es un dolor que me llevo. Este pueblo no se merece
una drama así».
También aportó detalles sobre su largo rato de oración
en silencio en el camarín de la Virgen de Guadalupe: «Recé por México y por la
paz, pedí perdón, pedí que la Iglesia crezca sana…Pero lo que un hijo pide a su
madre es un secreto».
Francisco estaba más que satisfecho del encuentro con
el Patriarca de Moscú, Kiril, en La Habana el pasado viernes, y de la buena
marcha de su viaje a México. Han sido seis días de emociones, en encuentros
desbordantes de humanidad y lugares de una belleza arrebatadora.
En cuanto a la respuesta de Trump al Papa, no se ha
hecho esperar. El candidato republicano ha contestado que Francisco deseará y
rezará que él sea presidente si el Vaticano es atacado por el Estado Islámico.
El Papa dijo, sin embargo, que él no quiere aconsejar
a los americanos católicos sobre si votar o no a Trump. Mientras, en un
comunicado en respuesta a las palabras del Santo Padre, el candidato
republicano ha dicho: "Que un líder religioso ponga en duda la fe de una
persona es vergonzoso", ha indicado el millonario. "Ningún dirigente,
especialmente un líder religioso, no debería tener el derecho de poner en
cuestión la religión o la fe de otro hombre", ha añadido.
Trump había declarado la semana pasada, en Fox
Business que el Papa Francisco no entiende los asuntos de la frontera. "El
Papa es una persona muy política. Yo creo que él no entiende los problemas que
tiene nuestro país. No creo que entienda el peligro de abrir la frontera que
nosotros tenemos con México", dijo.
Preguntado al Papa sobre estas declaraciones de Trump,
el Pontífice ha dicho: "Gracias a Dios él dijo que yo era un político
porque Aristóteles definió a la persona humana como 'animal político'. Así al
menos yo soy una persona humana".