DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

FUNDACIÓN

 propagará la obra de Arizmendiarrieta para modificar la sociedad

Diario Vasco,  25 de abril de 2016

El legado del venerable José María Arizmendiarrieta va más allá de la puesta en marcha en Mondragón del movimiento cooperativo. Javier Retegui, miembro de la comisión postuladora que ha iniciado el proceso para solicitar la canonización del sacerdote, dijo de él en una entrevista en este periódico: «Indujo en todos nosotros, en todos los que convivimos con él, un espíritu de superación enorme, transformó a personas de todo tipo, sacaba lo mejor de cada una».


Esta capacidad de transformación es uno de los motores que pretende mantener en marcha la fundación canónica Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa (AKF), de la que Javier Retegui es uno de los promotores y a la que solo le queda el beneplácito del Vaticano para iniciar su andadura. 

La fundación, que parte de los principios del humanismo cristiano y la doctrina social de la Iglesia, tiene una profunda vocación de cambio y se marca entre sus objetivos «la participación en procesos de transformación socioeconómica en el País Vasco» en consonancia con los principios sobre los que se sostiene.

AKF surge de la iniciativa de un grupo de cristianos laicos vinculados a la experiencia cooperativa y a la causa de canonización de José María Arizmendiarrieta. Es una fundación canónica autónoma sin ánimo de lucro constituida por el obispo de San Sebastián y que nace con vocación interdiocesana por acuerdo de los prelados de las tres diócesis vascas. Como miembros de honor ya están confirmados los nombres de José María Ormaetxea y Alfonso Gorroñogoitia, cofundadores de la experiencia cooperativa de Mondragón, y el obispo emérito de Donostia e iniciador del proceso de canonización, Juan María Uriarte.

Los objetivos de Arizmendiarrieta Kristau Fundazioa son ambiciosos y probablemente no sean fáciles de alcanzar, lo que no significa que no haya que perseguirlos. Sus promotores pretenden «activar e impulsar el capital simbólico y social de Arizmendiarrieta, acrecentado por el proceso de canonización». Todo ello, «en beneficio de un papel transformador del cristianismo y de nuestras iglesias locales en la empresa y en la sociedad en base a los principios y valores del humanismo cristiano».

El verbo transformar es uno de los pilares que sostienen el entramado de una fundación convencida de que «la economía mundial necesita una profunda revisión para frenar el poder del dinero y priorizar la satisfacción de las necesidades humanas y el servicio a las personas y el bien común». En sus documentos, AKF se fija cuatro «misiones». Por un lado, impulsar «la colaboración en la evangelización social, especialmente en el ámbito socioeconómico y empresarial». 
Por otro, «impulsar la participación en la sociedad civil para su transformación socioeconómica desde la inspiración del Evangelio y los principios de la doctrina social de la Iglesia». Además, se plantea fomentar «la contribución internacional a la evangelización social desde la inspiración, el magisterio y la obra arizmendiana en colaboración con instituciones católicas de ámbito global», así como apoyar a la comisión postuladora para la canonización.

Innovación social

Otro de los pilares de la fundación es el concepto de innovación, entendido aquí de una manera mucho más amplia que en el ámbito empresarial. Y mucho más ambiciosa. «Ante los profundos cambios económicos, culturales y políticos, la fundación canónica se sitúa en clave de innovación social», sostienen sus promotores. Y se sitúa también, añaden, «dentro de un contexto que exige nuevo pensamiento y nuevas respuestas donde son necesarios el diálogo y la intercooperación en diferentes campos como la empresa, universidad, cultura, economía, política o religión».

En este empeño tendrá una relevancia importante la creación de «un polo de cristianos laicos en el ámbito de la empresa y de la economía social, bajo la inspiración de Arizmendiarrieta» y la participación «en una evangelización social más atenta a la dimensión económica, empresarial y política». Se trata, subrayan los promotores de la fundación, de trabajar por la «evangelización social en colaboración con las iglesias locales».


La fundación está abierta «a personas con sentido espiritual y apertura a la trascendencia que quieran aplicarlo al ámbito socioeconómico», así como a todas las empresas que sean coherentes con los principios éticos.