DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

CUANDO LA VERDAD NO MILITA



Por Carlos Alvarez Cozzi (·)



Las agencias de noticias internacionales revelaron que el primer “matrimonio” homosexual celebrado en la Argentina por Alex Freyre y José Di Bello hace algunos años no fue real, es decir, si bien se contrajo, los “esposos” no eran y no soy gays, y que, ellos mismos acaban de admitir que lo hicieron como “acto militante” kirchnerista para impulsar la ley de “matrimonio homosexual”. (http://tn.com.ar/sociedad/la-respuesta-de-alex-freyre-y-jose-di-bello-un-divorcio-es-solo-un-divorcio_573797).
Y ello se suscitó a raíz que acaban de solicitar el divorcio ante la Justicia.

Toda una revelación, verdad? Justamente es la verdad la que no “milita” en este triste caso.
Creo que los homosexuales activos deberían ser los primeros en estar molestos con este gesto abusivo y engañoso de estos dos oficialistas.
Esta triste realidad no es nueva. Ya algunos países del mundo, entre ellos Argentina y Uruguay han sancionado leyes de denominaron eufemísticamente de “matrimonio igualitario”. Bachelet, en Chile, con receta que trajo de su anterior cargo en ONU Mujeres se apresta a impulsarlo en su país junto con la legalización del aborto. El futuro secretario general de OEA, el ex canciller uruguayo de Mujica, Luis Almagro, acaba de afirmar que desde ese alto cargo interamericano habrá de impulsar la nueva agenda de “derechos” en el continente, inclusiva del aborto y el “matrimonio” homosexual. En cambio, afortunadamente en Ecuador el presidente de izquierda Rafael Correo ha asegurado que en su país la ideología de género no será reflejada en la legislación por ser antinatural e ir contra la persona y la familia. En Paraguay, recientemente, se le ha pedido al secretario general de Naciones Unidas que deje de presionar a su país para que acepte la agenda de género y legisle consecuentemente. Lo que demuestra que esta ola no es aceptada por todos.

Sabiamente el papa Francisco ha dicho que esto es “colonialismo cultural” y cultura del “descarte” e instó a los países, sobre todo latinoamericanos, a no dejarse colonizar en contra de la cultura autóctona.
Por eso, lo del título, en el caso argentino que comentamos la que no “militó” fue precisamente la verdad, pero claro, eso parece no importarle a muchos.                      Seguramente lo consideran un “detalle” menor y despreciable. Acaso para ellos el fin no justifica los medios?


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(·) Jurista y dirigente socialcristiano uruguayo.

JUSTICIA FISCAL: PARA UNA SOCIEDAD MÁS EQUITATIVA



 Jornada de divulgación de la Facultad de Teología de Burgos

AGENCIA SIC, 16 Feb 2015

Bajo el lema “Justicia fiscal: para una sociedad más equitativa”, la Facultad de Teología de Burgos concluía sus décimo cuartas jornadas de divulgación de la doctrina social de la Iglesia. El objetivo de esta cita ha sido el de difundir el pensamiento social de la Iglesia teniendo como referencia el modelo fiscal actual de nuestro país.

El objetivo de esta cita anual, organizada por la Facultad, ha sido el de difundir el pensamiento social de la Iglesia teniendo como referencia alguna temática actual más concreta. De esta manera, se ha querido percibir cómo la doctrina social es luz y fuerza para desarrollar otras dinámicas sociales que contribuyan a hacer un mundo donde la persona se coloque en el centro de la vida económica y social.

El tema de este año venía obligado por la realidad social actual. Ante un mundo cada vez más fracturado y donde la brecha entre ricos y pobres se agranda, urgen herramientas que ayuden a cohesionar la sociedad. Tradicionalmente, la política fiscal tenía como objetivo hacer una sociedad más equitativa donde se produjera ese trasvase entre las rentas más favorecidas y las más pobres. Por eso, discutir sobre la eficacia de esta herramienta, sobre las dinámicas actuales y sobre sus posibilidades nos parecía especialmente importante. No hay que olvidar que en el debate sobre la fiscalidad se debate el modelo de sociedad que queremos edificar.

A ello han ayudado las dos ponencias de las jornadas del presente año. El primer día, celebrado el pasado 5 de febrero, Miguel Alba, de Intermon Oxfam dio a conocer un informe de dicha organización que lleva por título “Tanto tienes, ¿tanto pagas?”. La conclusión de dicho informe, que analiza la fiscalidad del Estado Español y que se puede consultar en su página web, es que se recauda poco y se recauda mal. En nuestro sistema fiscal se dan una serie de vicios, como la baja presión fiscal, el elevado fraude y una serie de privilegios para las rentas más altas, que hacen que el sistema fiscal no contribuya a la equidad y dificulte el financiamiento del estado de bienestar, que beneficia precisamente a las rentas más bajas. Desde esta ONG se dio a conocer un decálogo de actuaciones que han ofrecido a los partidos políticos y que pasan por aumentar la recaudación para financiar el Estado Social, por garantizar la equidad y la progresividad en la fiscalidad y por una serie de medidas que eviten, tanto a nivel nacional como internacional, la evasión y la elusión fiscal.

El segundo día, celebrado el 12 de febrero, José Manuel Aparicio, profesor de Comillas, nos aportó el punto de vista de la enseñanza social. El título de su ponencia fue “Una sociedad desigual: la ética fiscal”. En la misma hizo un recorrido brillante sobre el ideal de una ética económica desde el punto de vista cristiano, situando el marco clásico entre los bienes necesarios y los bienes superfluos en el conjunto de la espiritualidad cristiana. Desde aquí, y a través de los mecanismos reguladores de la conciencia, el Estado y la sociedad civil, ha de situarse el tema de los impuestos que, cuando son justos, obligan en conciencia. De esta forma, la enseñanza social ayuda a construir una sociedad más equitativa y justa.


Desde la Facultad de Teología se valora positivamente esta convocatoria. De esta forma, el Curso de Doctrina Social de la Iglesia que se imparte todos los jueves dentro de la Cátedra Francisco de Vitoria, se abre al público en general y la rica enseñanza social de la Iglesia puede ser más conocida y asimilada. 

DÍA MUNDIAL DE LA JUSTICIA SOCIAL




FUENTE: RADIO HUESCA 17/02/2015

La Asamblea General de Naciones Unidas acordó en 2007 que el 20 de febrero de cada año se celebre el Día Mundial de la Justicia Social, invitando a todos los Estados Miembros a dedicar este día especial a promover, a nivel nacional, actividades concretas que se ajusten a los objetivos y las metas de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social.

Como dijo el Secretario General de Naciones Unidas: “La justicia social es un principio fundamental para la coexistencia pacífica y próspera, tanto dentro de las naciones como entre ellas. Lamentablemente, la justicia social sigue siendo un sueño difícil de alcanzar para la abrumadora mayoría de la humanidad. La pobreza extrema, el hambre, la discriminación y la negación de los derechos humanos siguen marcando nuestro panorama moral. La estabilidad y prosperidad mundiales dependen de que las personas disfruten efectivamente de unos niveles aceptables de bienestar e igualdad de oportunidades. La falta de justicia social universal debería constituir una afrenta para todos nosotros. La experiencia muestra que el crecimiento económico en sí mismo no es suficiente. Debemos hacer más para empoderar a las personas mediante el trabajo digno, brindarles apoyo a través de la protección social, y velar por que se escuchen las voces de los pobres y los marginados”.

Cáritas Diocesana de Huesca se une a esta celebración, reclamando la realización de la justicia social por parte de todos y especialmente por las Administraciones públicas, al constatar, en su quehacer diario, las dolorosas consecuencias que las injusticias sociales causan a importantes sectores de población. La misión de Cáritas es precisamente la consecución de la justicia social, al estar volcada su actividad en corregir las consecuencias que causan las injusticias sociales en muchas personas, a las que trata de ayudar en sus necesidades y especialmente acompañar en sus procesos de superación de situaciones de pobreza y exclusión social, mediante la promoción personal, la formación y la inserción laboral. 

Pero Cáritas no sólo promueve programas de ayuda para sectores marginados de la población, sino que además quiere dar voz a los pobres y excluidos para denunciar las situaciones de injusticia social existentes, como las crecientes desigualdades sociales, la extensión de la pobreza, la falta de igualdad de oportunidades, los trabajos precarios, las dificultades de acceso a la vivienda y a la sanidad o la igualdad de derechos entre sexos, etnias y culturas.

La vocación de Cáritas Diocesana de Huesca por la justicia social viene impuesta por el principio fundamental de amor preferencial por los pobres, que preside toda su actividad, pero también por su misma identificación con la Iglesia, de la que forma parte integrante, en la que la justicia social constituye el núcleo esencial de todo el magisterio eclesiástico sobre la realidad socioeconómica, que integra su llamada Doctrina Social.


La Doctrina Social de la Iglesia ha sido pionera en el mundo al iniciar, ya en el siglo XIX, el concepto y contenido de la justicia social, fundada en el reconocimiento de la dignidad de toda persona humana por ser infinitamente amada por Dios, y cuya defensa y promoción constituye una grave responsabilidad de todos y cada uno. Esta Doctrina Social ha influido decisivamente en la legislación protectora de los más débiles de muchos países, en la creación de una nueva disciplina jurídica: el Derecho del Trabajo, y en la formación de los modernos Estados de Bienestar.

LA RED FEDERAL DE FAMILIAS


SOLICITÓ QUE SE EXCLUYAN DEL DIGESTO JURÍDICO ARGENTINO LOS LLAMADOS “ABORTOS NO PUNIBLES”


La entidad sostiene que no existe en nuestro ordenamiento jurídico ningún supuesto válido de “aborto no punible”. Afirma que, por el contrario, se encuentra consagrado, de modo absoluto e intangible, el derecho a la vida de todo niño desde su concepción; y ello con jerarquía constitucional. Los supuestos de no punibilidad de los incisos 1° y 2° del artículo 86 del Código Penal son originariamente nulos e inconstitucionales y -aunque no lo fueran- han quedado derogados de hecho con la reforma constitucional del 94. La Red Federal de Familias pide por ende que se supriman del Digesto Jurídico Argentino.

El artículo 20 de la Ley N° 26.939, de aprobación del Digesto Jurídico Argentino, preveía un plazo de 180 días corridos desde su publicación para presentar ante la Comisión Bicameral del Digesto observaciones fundadas sobre el texto o vigencia de una ley incluida en el mismo. Dicho plazo fue prorrogado posteriormente al aprobarse -con fecha 13 de noviembre del 2014- el Reglamento Interno de la Comisión. Allí, en su art. 14, se estableció que los 180 días se contarían a partir de la aprobación de dicho reglamento, vence pues en mayo de este año.

Conforme a lo que ha venido sosteniendo desde sus orígenes, la Red Federal de Familias  cuestionó la indebida inclusión en el Digesto Jurídico Argentino de las normas consignadas en los dos incisos del segundo párrafo del artículo 86 del Código Penal y solicitó su eliminación.
En su presentación, la entidad analiza pormenorizadamente la normativa vigente y a modo de recapitulación concluye:
a) Nadie, en pleno siglo XXI puede discutir que existe un ser humano digno de protección, a partir del momento de su concepción, es decir, desde la unión de los gametos femenino y masculino, sea que se verifique ello dentro o fuera del seno materno.

b) La Constitución Nacional y los instrumentos internacionales de derechos humanos que tienen jerarquía constitucional desde 1994, tutelan la inviolabilidad de la vida humana inocente desde ese mismo instante.
Es éste un principio de derecho público constitucional, contra el que ningún poder constituido puede realizar acto alguno que lo vulnere o desvirtúe, puesto que, de hacerlo, se alzaría contra la Constitución, que da razón de ser a su existencia como órgano y que delimita materialmente el contenido de su actuación.

c) Otro principio de derecho público constitucional es el que consagra la igualdad ante la ley y prohíbe toda forma de discriminación arbitraria.
Puesto que todo aborto supone la muerte de un “otro”, que es la persona por nacer, los artículos del Código Penal relativos a este delito y que otorgan una tutela sensiblemente menor de la vida de dichas personas, en comparación con la que el mismo ordenamiento confiere a la de las personas ya nacidas, son inconstitucionales por cuanto –de ese modo– se establecen discriminaciones arbitrarias prohibidas por la Constitución Nacional y los referidos tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional.

d) Los supuestos de “abortos impunes” o “no punibles” contemplados en el artículo 86 del Código Penal (el mal llamado terapéutico y el caso de violación de mujer idiota o demente), han quedado derogados, por lo menos, desde la suscripción del Pacto de San José de Costa Rica y la Convención sobre los Derechos del Niño, resultando (en todo caso) igualmente inconstitucionales por violar directamente las normas de los artículos 16 y 29 de la Constitución Nacional y otras contempladas en varios de los tratados de derechos humanos que integran el bloque argentino de constitucionalidad.

e) Aquellos casos judiciales posteriores a la ratificación del Pacto de San José de Costa Rica y la Convención sobre los Derechos del Niño, así como a la reforma constitucional de 1994, en los que se prescribió o toleró la aplicación de la segunda parte del artículo 86 del Código Penal -incompatible con todas esas disposiciones- han significado una directa e inadmisible violación de los preceptos integrantes del bloque de constitucionalidad argentino que reviste una inusitada y extrema gravedad, toda vez que en dichos precedentes –en contra de toda noción de justicia– se autorizó y verificó la muerte de seres humanos inocentes, a quienes –para colmo– se cercenó toda posibilidad de verdadera defensa. Tal vez un día no lejano, quienes han decidido o convalidado esas muertes deban rendir cuentas a la Justicia por esas acciones arbitrarias, ilegales y homicidas.

f) Igualmente reñidas con el bloque de constitucionalidad argentino, y, por lo tanto irritas y de ningún valor, resultan las directivas que, disfrazadas de guías prácticas o protocolos de actuación médica regulantes de las prácticas de los jurídicamente inexistentes “abortos no punibles”, han sido dictadas por algunas autoridades sanitarias.
Dichos actos comprometen la responsabilidad personal de quienes los han emitido y entrañan la posibilidad de hacer incurrir a la República Argentina en responsabilidad internacional, desde que constituyen la plataforma sobre la cual de un modo sistemático se propicia la violación de las normas de los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional que, en las condiciones de su vigencia, consagran de manera irrestricta la inviolabilidad de la vida humana desde el momento de la concepción.

g) Verificada la disfuncionalidad de las normas del Código Penal, tal como se encuentran redactadas en la actualidad, resulta ineludible e impostergable que se reconozca la derogación de las mismas, de modo que las disposiciones del Código Penal sean congruentes con los dispositivos constitucionales y de los tratados de derechos humanos elevados a jerarquía constitucional, por una parte, y, por otra, se impida que su indebida y extemporánea aplicación por algunos tribunales de justicia siga cobrando vidas humanas inocentes.
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NOTIVIDA, Año XV, Nº 960, 20 de febrero de 2015

LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO O LA ABOLICIÓN DEL HOMBRE



Por Carlos Álvarez Cozzi (·)

Nos contaron recientemente los portales de internet y las agencias de noticias que una “feminista” identificada como Lana publicó recientemente un post asegurando que abortó a su bebé por el simple hecho de ser varón.
El escrito de Lana, titulado “Aborté a mi bebé porque era un niño”, fue publicado originalmente por el blog promotor de la ideología de género “Injustice Stories” (historias de injusticia), el 17 de enero de este año 2015. 

“En la primavera de 2012 me enteré de que estaba embarazada”, escribió la mujer, calificando al padre del bebé como “donante”. En un primer momento, indicó, decidió tener al bebé, pensando que era mujer. “El dinero realmente no era un problema, y sabía que sería una buena figura materna”, dijo, señalando que “decidí que estaba lista para tener esta hija”.

Cuando se enteró que el bebé en su vientre era un varón, Lana quedó “en shock, comencé a llorar, llorando por la idea de lo que aquello con lo que estaba a punto de maldecir al mundo” expresó, refiriéndose a su hijo. “Defiendo mi decisión de abortar a mi bebé porque era varón”, escribió. “No odio a los hombres, odio el patriarcado, en lo que los hombres, e incluso algunas mujeres, se convierten. No iba a dejar que eso pasara con mi descendencia. Las posibilidades eran mayores que sucediera con un hombre, era inaceptable”, manifestó. 

La “feminista” aseguró que “si la maldición regresa (otro hijo varón), haría exactamente lo mismo otra vez”. Ante la ola de críticas, el portal Injustice Stories publicó una respuesta de la feminista, en la que ella defendió nuevamente su aborto, y calificó la experiencia como “liberadora”.

Este episodio lamentable, que es solamente la punta del “iceberg”, nos evoca lo que Josep Miró denomina en su reciente obra “La sociedad desvinculada” como la “abolición del hombre”, a la que conduce la ideología de género. Citando al escritor C.S.Lewis, aplica la frase a la triste y antinatural realidad de la ideología o perspectiva de género que se expande por el mundo como sorda enfermedad que de no ser detenida, llevará al enfermo a la muerte.
Esta ideología sostiene, al decir de Miró, que “la orientación sexual y la identidad sexual de las personas son el resultado de una “construcción social”. Es decir, el dato biológico del sexo con que nacemos no cuenta para nada para esta ideología. Es más, se lo niega explícitamente. No hay hombres ni mujeres, ni padres ni madres, porque la naturaleza biológica no importa. El sexo de la humanidad, dicen, es polimorfo, voluntario, transitorio, homosexual, bisexual, transexual, transgénero”.

Y para peor, esta ideología está llegando a consagrarse en muchas legislaciones nacionales y en varios tratados internacionales, porque hay organismos que están hace años infiltrados por agentes de esta ideología, ante la pasividad muchas veces de los representantes de Estados que incluso no adhieren a esta perspectiva.
Porque no se trata de la justa reivindicación de los derechos de la mujer, con la que todos estamos de acuerdo por una sencilla razón de equidad sino de otra cosa muy diferente.

Sólo tomando conciencia de los graves daños que la misma ocasiona, como lo han expresado muchos gobernantes, incluso de izquierda, como el ecuatoriano Rafael Correa, es que podrá detenerse este alud antinatural.
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(·) Jusprivatista nacional e internacional uruguayo experto en Bioderecho.


CARD. SARAH: GÉNERO, CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD



Por Mons. Juan C. Sanahuja

NOTICIAS GLOBALES,  14 y 16 febrero 2015


“¡Promover la diversidad de la ‘orientación sexual’ por África, Asia, Oceanía, América del Sur significa llevar al mundo a una deriva total de decadencia antropológica y moral. Vamos hacia la destrucción de la humanidad!”

El Cardenal Robert Sarah* hizo el prólogo al libro de Marguerite A. Peeters, Il Gender, Una questione politica e culturale, publicado recientemente en Italia.

Si el libro es importante, también lo son las palabras del Cardenal Sarah, que con su claridad perforan el velo de ambigüedad y de hipocresía que rodea a la “perspectiva de género” incluso, por desgracia, en sectores del mundo católico. Por eso reproducimos algunos de sus párrafos.

Imponer el género es un crimen contra la humanidad

Dice el cardenal: “(...) De acuerdo con la ideología de género, no hay diferencia ontológica entre el hombre y la mujer. La identidad del hombre o mujer no es inherente a la naturaleza, sólo se atribuiría a la cultura: sería el resultado de una construcción social, un papel que los individuos interpretan a través de tareas y funciones sociales. Según su teoría, el género es performativo, y las diferencias entre los hombres y las mujeres son las regulaciones opresivas, los estereotipos culturales y las construcciones sociales, que se deben desconstruir para lograr la igualdad entre hombres y mujeres.

En nombre de la libertad y la igualdad, las batallas ideológicas de género obedecen a necesidades individualistas y subjetivistas que tienen como objetivo organizar la sociedad sin tener en cuenta la diferencia sexual. Los técnicos de esta teoría y el poderoso lobby que están luchando a favor de una falta de diferenciación de los sexos -que ellos llaman "la neutralidad sexual"-, forman un fluido magmático en el que se mezclan cosas confusamente abstractas y se pone en movimiento, como si se tratara de una nueva utopía "liberación del deseo", portadora falsamente de una felicidad universal. Trabajan para desmantelar lo que ellos llaman el "sistema binario" hombre-mujer.

Como se puede ver, estamos ante una revolución que busca revocar el orden de la creación del hombre y la mujer, como Dios manda desde el principio en su designio de amor eterno. Llevada a cabo por parte de Occidente, esta revolución se desarrolla en una ausencia sutil, casi total de debate público. Las consecuencias son muy graves. No sólo se refieren a las ciencias médicas, las humanidades y sociales: las consecuencias destructivas podrían llegar a ser cada vez más evidentes en la vida concreta de la gente, de la persona y de la sociedad, dondequiera que vivamos.

El género consolida hoy sus cimientos y gana más terreno. Una forma diferente de considerar el matrimonio, la familia, el amor, la dignidad humana, los derechos y la sexualidad desde una perspectiva esencialmente subjetivista, están arraigados gradual y sólidamente en el Oeste, y tienden a expandirse en el resto del mundo. La teoría de género salta a un nivel superior, decisivo, convirtiéndose en la teoría queer.

Es decir, salta a un deseo generalizado de "desestabilización de la identidad y de lo institucional" porque la teoría queer, explica Marguerite A. Peeters, "no se detiene en la deconstrucción del sujeto: afecta principalmente a la deconstrucción del orden social. [...] Se trata de sembrar la duda sobre las tendencias de orden sexual, para introducir la sospecha sobre las ‘restricciones de la heterosexualidad’, para cambiar la cultura", para demoler las normas convencionales. (…)

Si los cambios subversivos promovidos por el género no dejan de expandirse, nuestra civilización podría perder el sentido de lo que la humanidad es, “no en beneficio de un mundo perfecto, sino en una caída hacia la barbarie" y el totalitarismo.

Lo que hace que la batalla aún sea más ardua y difícil es que la revolución cultural llega hoy, de manera significativa, para destruir el vínculo vital que debe existir entre el derecho y la verdad, lo correcto, lo bueno, lo justo, la centralidad de la persona humana en la sociedad. Los derechos humanos están ahora sujetos al procedimiento y las interpretaciones de los dictados del falso consenso. Una vez proclamadas, estas interpretaciones podrán ser citadas para adoptar convenciones internacionales, que se convierten en leyes, en los estados que son parte de esos tratados.


Son las reinterpretaciones decididas por presuntos consensos, por ejemplo, el acceso universal a la anticoncepción debe ser la prioridad del desarrollo; la maternidad es un estereotipo a desconstruir; cierta manipulación genética justifica el sacrificio de embriones; el aborto y la eutanasia debe ser liberalizados; las uniones homosexuales deben gozar de los mismos derechos de matrimonio. Este mismo gobierno global ejerce una fuerte presión sobre los estados para alinearlos con sus prioridades ideológicas, locuras flagrantes y escandalosas, que hacen caso omiso del bienestar de los países pobres y las culturas no occidentales. 


“¿Los pobres no tienen derechos? ¡Son ellos y su desarrollo humano lo que debería ser el foco de la cooperación internacional! En contraste, la frase los "derechos de los homosexuales son derechos humanos y los derechos humanos son derechos de los homosexuales", [Hillary Clinton], parece haberse convertido en el leitmotiv del discurso actual de la gobernabilidad global y, como consecuencia, se quiere cambiar la cultura de los pueblos a favor de la libre elección de la "orientación sexual". Peor aún, en el mismo momento en que se utilizan los derechos humanos para imponer este tipo de proyecto ideológico, el secretario de la ONU, de una manera sorprendente, declara que "ninguna costumbre o tradición, ninguna creencia cultural o religiosa puede justificar el hecho de que un ser humano se le prive de sus derechos humanos", [Ban Ki-moon].

¿Con qué derecho se sacrifican las culturas y la fe de los pobres en nombre de la homosexualidad, en nombre de los ídolos de la decadencia moral de Occidente? Se hace necesario, hoy, luchar con urgencia para conciliar el derecho con el matrimonio y la familia, que es un bien común de la humanidad. El matrimonio y la familia son anteriores al poder político, que éste tiene la obligación de respetarlos en su estructura humana universal.

En nombre de la ideología de género, reemplazan el matrimonio con las uniones civiles; redefinen las parejas, el matrimonio, la familia y la descendencia, para favorecer la homosexualidad y la transexualidad. Están perdiendo la humanidad, el sentido de la realidad y la razón de las cosas, y contribuyen a la creación de una cultura suicida. Es semánticamente incorrecto asignar a las parejas homosexuales la palabra "matrimonio" y "familia", que implican siempre el respeto de la diferencia sexual y la apertura a la procreación. La homosexualidad altera la vida conyugal y familiar. No puede ser una referencia educativa para los niños; les arruina profunda e irreversiblemente. Privar a un niño de un padre y una madre es una violencia inaceptable. (…) La homosexualidad, confrontándola con la vida conyugal y familiar, no tiene sentido. Recomendarla en nombre de los derechos del hombre es, cuando menos, nocivo. Imponerla es un crimen contra la humanidad.

Es inaceptable que los países occidentales y los organismos de las Naciones Unidas impongan a los países no occidentales la homosexualidad y toda su desviación moral, utilizando argumentos económicos para que revisen su legislación y que condicionen su asistencia al desarrollo a la aplicación de normas absurdas, subversivas, inhumanas y contrarias a la razón, al sentido de la realidad. ¡Promover la diversidad de la "orientación sexual" por África, Asia, Oceanía, América del Sur significa llevar al mundo a una deriva total de decadencia antropológica y moral. Vamos hacia la destrucción de la humanidad!

Los países occidentales se han acostumbrado a la inestabilidad de sus ideas y a la construcción de ideologías alienantes y fugaces como el marxismo y el nazismo. La exportación de sus ideologías a largo de la historia siempre ha causado un gran daño a la humanidad. El pensamiento africano no puede dejarse colonizar de nuevo. Después de la esclavitud y la colonización están tratando una vez más de humillar y destruir a África mediante la imposición de género. Es fundamental que los africanos no se priven de su sabiduría y de su perspectiva antropológica: el matrimonio y la familia, basados exclusivamente en la relación entre un hombre y una mujer. La filosofía africana proclama: el hombre no es nada sin la mujer, la mujer no es nada sin el hombre, y ambos son nada sin un tercer elemento que es un niño. Un niño es el regalo más grande y lo más precioso de Dios. Es la expresión más sublime del amor y la generosa fecundidad del don recíproco de los cónyuges.

Una gran batalla ha comenzado con poderosos medios subversivos (…). El efecto corrosivo del género, dice Marguerite A. Peeters, es tan eficaz en la consecución de sus objetivos que podría dar origen a un sentimiento de impotencia; incluso se sucumbe a la tentación de adoptar una actitud derrotista y a decir: en cualquier caso, la catástrofe está asegurada, dejemos que las cosas vayan como van. Pero Peeters nos dice: nosotros queremos participar en favor de la eterna vocación al amor del hombre y la mujer, a la comunión y a su complementariedad, no nos debemos dar por vencidos. (…)

El discernimiento es decisivo. Comienza con el realismo. Veamos las cosas a la distancia, pongamos la realidad actual en una perspectiva lo más amplia posible. Por un lado, hay que ser capaz de abrir los ojos a las realidades difíciles de nuestro tiempo y, por otro, mantengamos nuestros ojos fijos en el misterio de Dios. En lugar de encerrarnos en actitudes superficiales de la aceptación o el rechazo, despertemos y abrámonos a la luz trascendente de la gracia. Hay que "volver a la fuente, volver a la casa del Padre" y mantener la confianza en la presencia efectiva de Dios en la historia, una presencia que pasa por nuestra cooperación activa y el despertar de las conciencias (...)”.
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*El Cardenal Robert Sarah, es de Guinea, arzobispo emérito de Conakri, fue nombrado, el pasado 24 de noviembre, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

ESLOVAQUIA RECHAZA LA UNIÓN GAY


 

Por Carlos Álvarez Cozzi (·)

 

 

Las agencias de noticias internacionales dan cuenta hoy que más del 90% de quienes acudieron a votar se pronunciaron en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Los eslovacos debían responder a tres preguntas: sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sobre su derecho a adoptar niños y sobre el derecho de los padres a rechazar que sus hijos asistan a clases sobre sexualidad o eutanasia.

Los activistas LGTBI invitaron a los eslovacos a boicotear esta consulta en principio inútil: la Constitución eslovaca define el matrimonio como una "unión exclusiva entre un hombre y una mujer". No están autorizados en consecuencia, en ese país, los “matrimonios” homosexuales ni la unión civil.

No deja de reconfortar que este país de Europa del este, otrora bajo la égida de la cortina de hierro marxista, materialista y atea, a sólo 26 años de la caída del muro de Berlín, haya dicho un no rotundo al colonialismo cultural de la agenda de género, como muy bien lo definió el papa Francisco, exhortando a las personas y a las familias a no dejarse imponer ideologías en la familia. El mismo que unas semanas antes nos había dicho que “la familia no es de izquierda ni de derecha, es la familia”.


Una dura derrota del lobby gay que se suma a los ya experimentados en los años anteriores a nivel de Naciones Unidas y del que dimos cuenta en nuestro artículo “Panorama mundial del respeto de los derechos humanos de la familia”, publicado en forumlibertas.com y en catolicos-on-line.org. 

PERFIL.COM Y LAS BONDADES DE FUMAR MARIHUANA EN FAMILIA





Mientras Perfil.com muestra las bondades de fumar marihuana en familia bajo la pluma de Gisela Nicosia, la realidad presenta una cara demoledoramente destructiva del consumo de cannabis en familia. Indicó el presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre.

Editorial Perfil en un esfuerzo mayúsculo por preparar a la población para el consumo libre de marihuana en Argentina, muestra a adultos que en familias han iniciado en el consumo a sus hijos, como si fuera una maravillosa respuesta contrapuesta al caos que produce el consumo de sustancias en el ser humano.

La marihuana por más contexto familiar que desee ponerse, sigue siendo creadora de paranoicos, psicóticos y esquizofrénicos, condición inevitable a la que arriban los consumidores de este producto nocivo, categorizado como elemento tóxico por la medicina. La medicina estudia tres grandes categorías los alimentos, los medicamentos y los tóxicos y el cannabis entra dentro de esta última, aunque algunas corrientes pretenda ubicar éste elemento en las anteriores.

Los que se iniciaron con sus padres
Quienes tuvieron la desgracia de iniciarse en el consumo de drogas con sus padres, difícilmente puedan entrar en recuperación cuando la busquen. A lo largo de 30 años de experiencia no he conocido personas que hayan podido recuperarse o que hayan permanecido demasiado tiempo sin recurrir a la sustancia y en todos los casos que conozco, el fracaso económico, afectivo y social ha sido la característica saliente.

Sucede, que al ser iniciado en el consumo por sus padres, y teniendo en cuenta la enorme producción de dopamina que genera ésta droga, el individuo queda extasiado perpetuamente. Es más, el recuerdo que queda luego del fallecimiento de los padres es el consumo de marihuana, poniendo éste hecho como conexión espiritual con quienes ya no están.

Durante la primera etapa de encantamiento no se alcanza a comprender los alcances de la decisión de los progenitores, pero la condena perpetua en la que han sumido a sus hijos podrá verse a lo largo de los primeros años, la que se acrecentará con el correr del tiempo.

Concluyendo
Brindar a los hijos la posibilidad de consumir sustancias en el seno familiar, no evitará los daños psicológicos y psiquiátricos, pero asegura a perpetuidad estadíos de cólera, depresión y autodestrucción que Perfil.com ha preferido soslayar.

Claudio Izaguirre

Presidente

Asociación Antidrogas de la República Argentina

(publicado en  Informador Público, 3-2-15)




LA PROFECÍA AÚN INCUMPLIDA DE KEYNES



  
Eduardo Levi Yeyati

La Nación, 2-2-15

El economista inglés John Maynard Keynes publicaba en 1931 un ensayo en el que decía que la Gran Depresión de esos años era consecuencia y preámbulode una revolución tecnológica. En los siguientes 100 años, decía, la productividad y el ingreso se multiplicarían y podríamos satisfacer nuestras necesidades básicas trabajando sólo quince horas por semana, liberando tiempo libre para el ocio.

Ochenta años después, el ingreso se multiplicó más de lo que suponía Keynes, pero seguimos trabajando 40 horas. Es más: los que más ganan, más horas trabajan, en directa contradicción con la intuición económica de que, una vez saciado el consumo indispensable, descansaríamos.


Uno se ve tentado a asociar el mal pronóstico a las preferencias de su autor. Junto con Virginia Woolf y E. M. Forster, Keynes formó parte del grupo de Bloomsbury: escritores, filósofos y artistas ingleses que predicaban la premisa de G. E. Moore de que los objetivos en la vida eran el amor, la creación y el goce de la experiencia creativa, y la búsqueda del conocimiento. Tal vez nublado por este sesgo esteticista, Keynes habría incurrido en el error de asumir que el hombre se contentaría con satisfacer las necesidades básicas y eludiría el consumo suntuario, abrazando, dichoso, el ocio creativo o contemplativo.

Pero esta explicación histórica está lejos de aclarar el enigma de fondo: ¿por qué si somos cada vez más productivos no podemos trabajar menos? Simplificando, podemos dividir las respuestas en dos grupos: subjetivas y objetivas.

Como un buffet que alimenta el deseo de comer más allá del hambre, la aparición constante de nuevos artículos de consumo genera necesidades de consumo insospechadas para las cuales necesitamos ganar dinero. Si hace cien años trabajábamos para la comida y el techo, hoy trabajamos para el iPhone, el LCD y la 4x4. Así, subimos la vara de nuestras necesidades básicas y la del dinero necesario para satisfacerlas.

¿Qué viene primero: esta oferta cambiante de productos que nos sustraen del ocio o la aversión al ocio que nos empuja a consumir lo que sea? Invirtiendo el razonamiento anterior, uno podría pensar en el ociocomo ese objeto del deseo que, una vez consumido, reaparece metamorfoseado en objeto de consumo, para nunca satisfacerse.

Por otro lado, está el tabú del desempleo. La comparación con los demás, la cultura del trabajo, el estigma del desocupado son motores no económicos que pueden mantenernos en el mercado laboral más de lo necesario.¿Por qué el que no trabaja -sobre todo si es hombre- es visto como un vago o un animal raro? Parecer ocupado tiene su encanto en una sociedad en la que el que tiene demasiado tiempo libre es percibido como un perdedor. El ocio, una marca de clase en el siglo XIX (y en el grupo de Bloomsbury), hoy es mal visto en algunos círculos donde el agobio de tareas y reuniones es señal de status.

El reverso del tabú del desempleo es el valor social del trabajo. Dejemos de lado al trabajador obsesionado con salir de pobre que, una vez alcanzado el objetivo, descubre que le ha perdido el gusto al tiempo libre. Pensemos en cambio en el trabajo como realización, como integración social, y en los efectos devastadores del desempleo en el ánimo y la dinámica familiar. "La liberación de las masas por medio de la producción creó la vida privada, pero no nos dieron nada para llenarla", se quejaba, al borde de la locura, Moses Herzog en la novela homónima de Saul Bellow. "¿Qué hacemos en las 30 horas ganadas al trabajo en los últimos 150 años?", se preguntaba por Twitter Marc Rosen. Miramos televisión, se respondía, exhibiendo las estadísticas que muestran que en 2013 se vio un promedio de 26 horas por semana.

Tal vez este fracaso del tiempo libre se deba a que estamos formateados para el trabajo, privados del placer de "perder" el tiempo en paciente apreciación estética como soñaba Keynes, o simplemente haciendo algo distinto al trabajo pautado y remunerado, como mirar televisión o chatear en redes sociales o escribir este libro. Para algunos, como en la canción Heaven de Talking Heads, el nirvana del tiempo libre sin apremios ni obligaciones se parece demasiado a una versión del infierno.

¿Trabajamos de más o ganamos de menos? Más allá de especulaciones psicológicas, si le preguntamos a un trabajador por qué trabaja, lo más probable es que nos conteste: por el dinero. El salario promedio en la Argentina era de 11.000 pesos en septiembre de 2014. Si la jornada se redujera a la mitad, ajustando por productividad (es decir, por los menores tiempos muertos y la mayor felicidad del trabajador), el salario se ajustaría menos que proporcionalmente. Caería, por ejemplo, 40%, y el promedio bajaría a 6600 pesos. No es mucho.

El fracaso de la profecía keynesiana tiene su correlato en un problema de distribución, un aspecto notoriamente ausente en las obras del economista inglés. No todo lo que se gana en productividad vuelve al trabajador de la mano de mayores ingresos que le permitan reducir su carga laboral. La era de las máquinas ha multiplicado el ingreso pero empeorado la distribución. Trabajar quince horas implica ganar muy poco.

Este lado oscuro del progreso económico se relaciona con un fantasma que asoma cada vez que la ciencia levanta su cabeza: el de la dominación de las máquinas. No en el sentido explícito de la Skynet de Terminator, sino en uno mucho más sutil y persuasivo: el de la sustitución del trabajo humano por las máquinas.

El fin del trabajo, la inequidad del capitalismo digital, la hegemonía económica de los dueños de los factores de producción. Variantes todas del desempleo tecnológico que Keynes veía ya en 1930, pero como transición hacia otras formas de empleo, y más horas de ocio. Temores consistentes con la desigualdad secular que Picketty y colegas atribuyen a la mayor rentabilidad del capital concentrado.

Si una máquina puede hacer por 5 pesos el trabajo que una persona hace por 10 pesos, el trabajador puede trabajar por 5 pesos (recortar 50% su salario) o buscar otro trabajo. Por eso, la máquina que sustituye trabajo aumenta la productividad (y el ingreso del dueño de la máquina) pero reduce el salario (el ingreso del dueño del trabajo). Como pronosticaba el Nobel de Economía Wassily Leontief en 1983, "el rol de los humanos como insumo de la producción disminuirá como disminuyó hasta desaparecer el rol de los caballos en la producción agrícola con la introducción de los tractores". A medida que el trabajo pierde importancia como factor de la producción, cae la participación del trabajo en la distribución del producto, algo que en el mundo desarrollado viene sucediendo hace décadas.

El desplazamiento de trabajadores de calificación media en países desarrollados viene ocurriendo desde hace décadas, no sólo por la mudanza de puestos industriales a economías emergentes (la denostada globalización) sino también por la sustitución por la máquina. De hecho, la desaparición de empleos industriales no es privativa de países avanzados con salarios altos: desde 1996, el empleo industrial en China cayó aproximadamente un 25%, no muy lejos de la marca de economías desarrolladas. La globalización de empleos sería apenas una parada intermedia hacia la automatización.

Recapitulemos. Si para la mayoría, el despertador a las siete y la jornada de ocho horas (sin contar almuerzos ni traslados) son el paradigma del yugo, y el ocio continuo es una puerta a la depresión, ¿dónde está el término medio, el punto dulce de satisfacción?

De lo anterior surgen dos conclusiones claras. Sólo con una redistribución masiva del ingreso podríamos aspirar a las quince horas de Keynes. Pero una asignación universal no resolvería todos los aspectos psicológicos negativos de un potencial desempleo tecnológico. La respuesta posiblemente se encuentre a mitad de camino: una jornada reducida complementada por una asignación universal fondeada por impuestos progresivos a la renta concentrada. No tan lejos del sueño keynesiano.


Dicho todo lo anterior, bien puede ser que estemos atravesando una silenciosa transición. ¿No hay en el distanciamiento de la cultura del trabajo de las nuevas generaciones (la permanencia en casa de los padres, el estudio sin prisa, la rotación laboral) un principio de adaptación a una sociedad que recupera la apreciación del ocio? Los hijos del nuevo milenio, menos presionados por mostrarse ocupados, menos apurados por hacer carrera y formar familia, más desapegados al progreso económico, están mejor formateados para el tiempo libre, del mismo modo en que nosotros lo estuvimos para el trabajo. Tal vez en 20 años trabajen 20 horas desde la casa, o 6 meses al año. 20 años, justo a tiempo para validar la profecía de Keynes.