DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

UNA GUÍA PARA LA ENSEÑANZA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA



Stefano Fontana
 Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuan,
Newsletter n.510 | 2014-06-04

La Fundación Pablo VI de Madrid ha terminado un trabajo exigente y útil. Ha puesto a la luz la Guía para la enseñanza de la Doctrina social de la Iglesia (Madrid 2014, pp. 302), una obra elaborada a muchas manos y coordinada por Fernando Fuentes Alcántara, director de la Oficina nacional de la Conferencia episcopal española para los problemas sociales y el trabajo y director de la Fundación. 

Este manual puede ser utilizado en un abanico muy diverso de instituciones educativas, institutos universitarios con Máster en Doctrina social de la Iglesia, centros de formación de pensamiento social cristiano, escuelas de formación sobre el compromiso social y político. Ciertamente se ha realizado pensando en España, pero también en América Latina.

El libro no es de contenidos, sino de métodos. No es un manual clásico, pero, de hecho, es una Guía para el diseño y la realización de programas educativos sobre la Doctrina social de la Iglesia. La Introducción metodológica (pp. 7-18), firmada por Juan Souto Coelho, explica cómo utilizar la Guía. Ver y actuar a la luz del Evangelio: la Doctrina social de la Iglesia debe permitirnos hacer esto. Coelho enumera (en la pág. 9) incluso los errores que se han cometido en el pasado en cuanto a cómo considerar y emplear la Doctrina social de la Iglesia. La enseñanza de la Guía se basa en un método didáctico e implica una pedagogía. Requiere la unión de conocimientos diferentes, pero también de una clave fundamental de unidad de sentido que, según los autores de la Guía, es un dato de la antropología cristiana. En efecto, en un esquema que se puede ver en la pág. 12, en el centro está la verdad sobre la dignidad de la persona: derechos y deberes.

A partir de estas premisas se deduce la estructura metodológica marco de la Guía. La enseñanza-aprendizaje se realiza a través de las etapas previstas por la Guía para cada tema según un método holístico, progresivo, interdisciplinario, significativo, dialógico, participativo. Hay etapas en las que actúa el docente (facilitando también instrumentos), otras en que interactúan docente y alumno, y otras en las que actúan los alumnos. La etapa central se desarrolla de acuerdo al método ver-juzgar-actuar: se observa la experiencia, se introduce el discernimiento y luego se hace una síntesis transformadora a la luz de la DSI.

Las dos primeras unidades se refieren a los desafíos actuales en América Latina,  en el mundo y para los cristianos. La otra unidad es acerca de los principios y valores de la Doctrina social de la Iglesia. A continuación, la cuarta unidad está dedicada a: Ecología y medio ambiente, economía, política, cultura.

Debemos felicitar a los autores y al coordinador de este trabajo innovador y útil. Comprendemos que éste es el fruto de un intenso trabajo de preparación realizado por el equipo editorial, porque no es fácil entrecruzar los elementos de contenido y de método. Me permito, por la amistad que me une a muchos de los autores y especialmente al Curador, hacer algunas observaciones problemáticas.

Una primera observación se refiere al método ver-juzgar-actuar, que no es del todo convincente, a pesar de su autorizado origen. El peligro de caer en un "ver" empleado solamente nuestra experiencia empírica y los datos de las ciencias sociales, está siempre presente. La Guía señala que no se trata de un ver de tipo positivista, pero la ambigüedad del método se mantiene y en el ejercicio de la enseñanza puede convertirse en un problema al permitir a las ciencias sociales —que nunca son neutrales— dictar la ley.

Una segunda observación problemática es la llamada centralidad de la dignidad de la persona humana. Está claro que la Guía entiende a la persona así como nos la ha mostrado Jesucristo, una persona creada y redimida por Dios, la persona según la fe cristiana y por tanto en su vocación trascendente. Pero se sigue manteniendo la incertidumbre de fondo: el hombre, a pesar de toda su dignidad, no puede ser el fundamento último de la convivencia social y política. Sólo Dios es el fundamento adecuado. Por eso, es siempre posible el desplazamiento de la DSI por la antropología y la ética, lo que sería un empobrecimiento.

Una tercera observación problemática es la falta de una unidad pedagógica sobre las cuestiones relativas a la Biopolítica, que hoy enloquecen a todo el planeta. La Biopolítica es ya un capítulo en sí mismo, diferente de los cuatro ámbitos presentes en la Guía y pertenecientes a una visión más tradicional.


Stefano Fontana