DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

EL PASADO ERA UNA MIERDA






La Pizarra de Yuri
Estrucplan,  28/3/2014


No es poca la gente–incluso gente muy joven– que sustenta la idea de que existió un tiempo en el pasado donde la gente vivía felizmente, hasta libremente, en una especie de mundo bucólico y sencillo sin las preocupaciones, presiones y condicionantes del presente. Unos pocos (cada vez menos) siguen creyendo que todo tiempo pasado fue mejor, mientras otros consideran que en algún punto de nuestra historia existió una época dorada, un paraíso terrenal estropeado por nosotros mismos, por nuestra codicia, nuestra cerrazón o nuestra maldad. Algunos aprovechan para arrimar el ascua a su sardina política, tratando de asimilar ese periodo arcádico a algún momento del pasado en que sus ideas eran dominantes; la mayoría, se limitan a referirse a él como un modelo ideal hacia donde deberíamos caminar, pero no lo hacemos por ambición, ceguera y orgullo.

Disiento profundamente de todos ellos. Más allá de vanos idealismos, el pasado era un lugar donde ni tú ni yo querríamos permanecer más de una semana, en plan turista temporal, ni por asomo. Ni por broma, vamos. El pasado era un lugar horrible para vivir, un tiempo de mugre, piojos, dolor de muelas, tiranía, superstición, ignorancia, plagas, niños muertos y mamás adolescentes muertas con ellos. El pasado era una mierda.

Vidas breves

Hasta la llegada de la medicina moderna, la tasa de mortalidad infantil en todo el mundo oscilaba entre el 20% y el 30%, llegando al 40% en épocas de hambruna, guerra o plaga. Estas cifras se mantuvieron así hasta entrado el siglo XX en lugares de orden social tradicional donde la ciencia médica tardó en penetrar. Las causas más frecuentes eran las infecciones otorrinolaringológicas, la difteria, el sarampión, la viruela y la rubéola, con ayuda de la anemia. Me gustaría que reflexionaras un instante sobre esta cifra.Uno de cada cinco niños nacidos vivos no llegaba a la adolescencia en el mejor de los casos, y normalmente uno de cada tres. Esta es una cifra peor que la del peor infierno del Tercer Mundo presente, donde al menos llega algo de penicilina y algunas vacunas de vez en cuando.

Vamos a expresarlo gráficamente. Toma una hoja de papel y escribe en ella los nombres de diez niños que conoz-cas. Ahora tacha dos. O tres. O hasta cuatro, en un año malo. Ese era el riesgo de nacer hasta aproximadamente la segunda mitad del siglo XIX en el mundo más desarrollado, y mediados del XX en el resto. Un motivo central de la tendencia a tener muchos hijos presente en todas las culturas es que al menos un porcentaje de ellos sobrevivie-ran para mantenerte cuando fueras viejo, antes de que existieran las pensiones de la Seguridad Social.

Si lograbas sobrevivir a estas tasas de mortalidad infantil, causadas por la poca diversidad y seguridad alimentaria, la falta de higiene y asepsia y la ausencia de antibióticos y vacunas, entonces era posible que llegaras a vivir hasta los 60 o 70 años; incluso, en algunos casos, hasta avanzada edad. Pero si eras chica, tus probabilidades de que tal cosa sucediera sufrían un nuevo hachazo: las probabilidades de morir en el parto oscilaban entre el 1% y el 40%, normalmente de hemorragia, obstrucción o fiebre puerperal, cuando no de aborto casero. Esto es, a partir de los 12 o 13 años, en cuanto llegaba la pu-bertad, porque eso de empezar a reproducirse con 18 o más años es otra modernez, una excepción en la historia humana que habría hecho mearse de risa a nuestros antepasados. Menudas viejas, dirían.

Hablando de chicas, el pasado fue un mal momento para nacer con una raja entre las piernas. Ya te digo yo que esas idílicas sociedades matriarcales bajo la tutela de la diosa Gaia que pretenden algu-nas (y algunos) jamás existieron. En las menos pa triarcales y machistas de todas, a lo mejor que podías aspirar era a pudrirte a la misma velocidad que tus herma-nos, pero además, pariendo hijos. Lo más normal es que fueses alguna clase de propiedad de los hombres de tu familia, en distintos grados de sumisión. No hay ningún indicio de que las amazonas fuesen mucho más que una fantasía erótica de los escritores griegos, inspirada en mujeres guerreras –de eso siempre ha habido en mayor o menor medida–, pero jamás hubo ninguna sociedad amazónica. Y la diosa esa tan enrollada, según donde te pillase, igual esperaba que le sacrificases algún hijo. O hija.

Si sobrevivías a la infancia y no te mataba la guerra o la peste o la fiebre puerperal o cualquier mal aire, es posible que vivieras un buen puñado de años. Cómo los vivirías es otra cuestión.

Piojos, malaria, tos sangrienta y dolor de muelas

Se oye con frecuencia que la caries es una enfermedad de la civilización, vinculada a las dietas que asumimos cuando inventamos la agricultura y nos sedentarizamos. Es cierto que la agricultura y la sedenta-rización, aunque dieron lugar a las civilizaciones, fueron una muy mala idea para quienes las padecieron: la esperanza de vida media de 33 años que habíamos gozado cuando éramos nómadas, en el Paleolítico Superior, colapsó a menos de 30, más bien 25 o 28 y a veces 18, como en la Edad del Bronce. Es incluso probable que las poblaciones nómadas tuvieran que ser sometidas y sedentarizadas por la fuerza, como siervos o esclavos agrícolas, a manos de los aspirantes a convertirse en reyes y emperadores. Otros creen que el proceso pudo ser más voluntario, cambiando una mayor seguridad en el suministro alimentario por un em-pobrecimiento se su variedad y una menor esperanza de vida. Ocurriera como ocurriese, hacinarse en esas marismas insanas que llamamos tierras fértiles empeoró la mortalidad y la calidad de vida de casi todo el mundo, hasta aproximadamente el siglo XX.

Pese a ello, la caries no es estrictamente una enfermedad de la civili-zación relacionada con esta menor variedad alimentaria de las comunidades sedentarizadas, como se ha dicho muchas veces. Y no lo es porque está presente en numerosos cráneos recuperados de periodosanteriores, como el Paleolítico; incluso se ha encontrado en dientes del neandertal. Sin embargo, su incidencia era mucho menor. La caries, ciertamente, se multiplicó y agravó enormemente durante el Neolítico, con la agricultura y la sedentarización. Y nadie sabía cómo combatirlas, porque para comprender la necesidad de la higiene bucal (en realidad, de cualquier clase de higiene) hay que comprender primero la teoría de los gérmenes. La única posibilidad era arrancar el diente, pero quedarse desdentado en aquellos tiempos tampoco era una idea muy buena, así que muchas veces se retrasaba hasta que dejaba de doler, conduciendo a infecciones maxilares mucho más severas. La historia de la humanidad es una historia de gente desdentada, con constantes dolores de muelas y graves abscesos faciales, a la que el aliento le olía peor que una alcantarilla. Sin analgésicos, ni antibióticos, ni nada parecido a la cirugía dental y maxilofacial contemporánea.

Nómadas o sedentarios, los piojos vienen acompañándonos desde que surgimos, y despiojarse mutuamente ha sido una de las actividades familiares y sociales más corrientes hasta el surgimiento de los actuales tra-tamientos químicos. La familia que se des-pioja unida permanece unida, o algo así. El caso es que hemos vivido siempre comidos por los piojos, al menos en los lugares con pelo abundante; llamamos ladillas a los que se dan en el vello púbico. Para terminar de arreglarlo, la invención de la ropa permitió la evolución y especialización de una tercera clase de estos parásitos, el piojo corporal, que se nos come de cuello a pies. A dife-rencia de los dos primeros, incapaces de transmitir ninguna enfermedad en particular más que las molestias cutáneas asociadas a su presencia (picor, irritación, con consecuencia de insomnio y debilidad), este último es un vector conocido del tifus, la fiebre de las trincheras y la borreliosis. Las pieles y ropas resultaron ser un gran avance para... las epidemias.

Otra consecuencia perversa de la sedentarización fue el surgimiento de la tuberculosis, en este caso gracias a un bacilo frecuente en la ganadería. Probablemente se trate de la primera enfermedad de que tuvimos conciencia como un estado específico: en Egipto ya tenían hospitales especializados en su tratamiento allá por el 1.500 a.C. Con dudo-so éxito, pues parece que tanto el faraón Akenatón como su esposa Nefertiti murieron por causa de la tisis, su nombre tradicional en castellano; si unos emperadores conside-rados como dioses morían así, puede imagi narse lo que esperaba al pueblo llano. En la India, los brahmanes tenían prohibido casarse con ninguna mujer cuya familia tuviera un historial de tuberculosis, lo que tampoco resultaba muy eficaz. En Europa, el tratamiento más avanzado consistía en una imposición de las manos del rey, con el resultado que cabe suponer. Paracelso, en otra de sus chaladuras –el mérito de Paracelso no está en lo que creó, sino en lo que destruyó: las supercherías aún mayores de su antepasado Galeno, el de las sangrías–, opinaba que la tuberculosis se debía a algún órgano incapaz de cumplir adecuadamente sus funciones alquímicas, ni más ni menos. Durante el siglo XIX, la llamada Peste Blanca se comía a las jovencitas y no pocos jovencitos y no tan jovencitos por millones, dando lugar a uno de los temas más característicos en el Romanticismo. Tuvo que venir Robert Koch a decirnos que se trataba de un microbio, y únicamente entonces fuimos capaces de combatirla.

La malaria es otra vieja compañera, sólo recientemen-te erradicada en los países desarrollados, vinculada también a las aguas estancadas y sus mosquitos, los campos de cultivo y la sedentarización. En la Roma clásica, la malaria, la tuberculosis, el tifus y la gastro-enteritis se ventilaba cada año a unos 30.000 ciuda-danos en los meses enfermizos de julio a octubre. Por no mencionar la tiña (foto de la derecha) u otros ma-les comunes (e incurables) en su tiempo, incluyendo, por supuesto, las enfermedades venéreas de la Anti-güedad, que ya te puedes imaginar cómo iba el tema.

Las alternativas para nuestros antepasados eran simples. O permanecer como nómadas cazadores-recolectores, atrapados en el primitivismo Paleolítico y cada vez más rechazados y expulsados por las comu-nidades sedentarizadas, o sumarse a la sedentariza-ción total o parcialmente, convirtiéndose en súbditos, cuando no siervos y esclavos, de las civilizaciones agrícolas y ganaderas en ascenso.

Inseguridad alimentaria

Por otra parte, ni nómadas ni sedentarizados tenían garantía alguna sobre la seguridad de su comida y su agua. Las comunidades nóma-das eran pequeñas y dispersas porque dependían de lo que la tierra quisiera dar, imposibilitadas para evolucionar y desarrollarse. Las comunidades sedentarias no sólo produjeron durante largo tiempo comi-da abundante pero poco variada y de ínfima calidad, sino que estaban sometidos a toda clase de plagas y putrefacciones. Esas estupendas mazorcas de maíz, ese trigo perfectamente seguro o esa carne con garantías veterinarias son el resultado de generación sobre generación de hibridaciones, cultivo selectivo y progresos en las ciencias agropecuarias y médicas. En el pasado tenían que apañarse con cosas más parecidas al farro, la escaña y la cebada, que son básicamente un asco como alimentos (cuando no lo que ahora llamamos mala hierba), y con carnes y pescados obtenidos y conservados de maneras real-mente creativas. En la imagen puedes ver cómo era el trigo antiguo (derecha) en comparación con el moderno (centro e izquierda).

Hoy en día nos quejamos de que a la comida y al agua le echan cosas y de que es todo artificial. Lamentablemente, las alternativas son el cólera, la gastroenteritis, el carbunco (ántrax), la triquinosis, la salmonelosis, la listeriosis, el botulismo, el síndrome de Guillain-Barré, la gangrena gaseosa, la hepatitis, la diarrea mataniños y otras delicias por el estilo que en el pasado constituían una permanente ruleta rusa. Las epidemias de los cultivos y el ganado no sólo los mataban, provocando constantes hambrunas, sino que incluso cuando no los mataban podían contaminarlos de manera invisible para un mundo sin microscopios. Son especialmente curiosos los casos de ergotismo, un hongo de los cereales con efectos muy parecidos al LSD, que además pasa a los bebés mediante la leche materna.

La potabilidad del agua merece párrafo aparte. Antes de que aprendiéramos a separarla de las aguas fecales y echarle cloro y otros productos químicos, beber agua era tan peligroso como una caja de bombas. De hecho, la gente, si podía evitarlo, no bebía agua. Ni tampoco mucha leche, excepto la materna, pues antes de que aprendiéramos a pasteurizarla (por si no te diste cuenta, pasteurizar viene de Luis Pasteur, el padre de la microbiología moderna) provocaba masivamente tuberculosis bovina, neuropatía inflamatoria desmielinizante, enteritis, carbunco (ántrax) y demás. Así pues, hasta los niños bebían vino, cerveza o aguardientes si podían permitírselo, que no eran mucho más seguros pero un poquito sí, por la presencia de alcohol: el alcohol es un conocido antiséptico.

Por cierto. Para comer mínimamente bien había que ser rico. Pero rico, rico de narices. La comida era muy cara de producir, conser-var, transportar y comercializar, y estaba sujeta a numerosos imprevistos. El precio del pan fue una cuestión de estado durante milenios, sabiendo que un aumento excesivo debido a la escasez o la especulación podía ocasionar revueltas y subversión, dado que la gente no tenía mucho más para comer. Libros revolucionarios clási-cos como La Conquista del Pan del anarquista Pyotr Kropotkin, o incluso textos como el Lazarillo de Tormes, Rinconete y Cortadi-llo o el mismo Sancho Panza en el Quijote nos transmiten una idea de lo muy complicado que era alimentarse para la gente de a pie, y la miseria general en que vivían. Con frecuencia, una familia no podía pagarse las calorías necesarias para alimentar a todos sus miembros; hacerlo de forma saludable o al menos variada era una fantasía de aristócratas, arzobispos, reyes y papas. Estar gordo era la moda y el referente estético de belleza y éxito social, porque sólo los muy adinerados y poderosos podían permitírselo; las perso-nas corrientes estaban flacas como espartos por simple desnutri-ción y exceso de trabajo físico. Estar flaco era cosa de pobres. Ahora son los pobres los que están gordos, al menos en el mundo desarrollado, debido a la mala nutrición pese al exceso de calorías; y los más acomodados pueden permitirse alimentos, cuidados y tratamientos que les permiten... estar delgados.

Mugre, ignorancia, superstición, tiranía

El pasado era un sitio sucio y maloliente, con ratas y parásitos por todas partes. Donde había alcantarillado, solía estar abierto; sólo los ricos podían pagarse termas, baños y cosas por el estilo. En la mayor parte de lugares, la higiene era un concepto desconocido e innecesario, porque no sabíamos nada de microbios.

Qué demonios. Éramos ignorantes como piedras: una turba vil y analfabeta presa de tiranos, demagogos, clérigos, santones y toda clase de supersticiones. La alfabetización era un secreto gremial de escribas, monjes y sabios; la mayor parte de la gente no sabía leer o escribir ni su propio nombre y no digamos ya cualquier rudimento de cultura general. Los niños no comenzaron a ir a la escuela siste-máticamente hasta mediados del siglo XIX. Hasta los nobles, y a veces los reyes, eran más brutos que sus caballos. El príncipe del cuento era un asno palurdo y brutal. Y el venerable sabio local, un analfabeto desdentado y maloliente, supersticioso y machista has-ta el ridículo que se lo pasaba pipa cuando mandaban brujitas gua-pas a la hoguera. Las brujitas y en general cualquier hembra, por su parte, tenían exactamente las mismas luces que un trozo de carbón en una habitación a oscuras. En cuanto a los niños, no eran más que una boca que alimentar, una carga tratada a palos que ocupaba el último lugar de la casa, frecuentemente por debajo del ganado en el orden social. Eso de protejamos a los niños es otra modernez buenista; en el pasado, nadie habría puesto a un niño por encima de un adulto capaz de ganarse su propio pan. En cuan-to a las niñas, si no te violaban de pequeña era sólo por respeto al honor de tu padre, suponiendo que tu padre fuera hombre libre y ya hubiéramos llegado a ese grado de civilización. Si naciste escla-vita, o en una sociedad que no hubiera alcanzado ese punto, mejor no te lo cuento.

En un mundo así, toda clase de supercherías, miedos, religiones y tiranías calaban sin más en amplias masas sociales, desprovistas de las más tenues bases intelectuales para desafiarlos. La forma co-mún de gobierno era garrotazo y tentetieso. No existía nada pare-cido a la justicia; la idea de que tuvieran que juzgarte con un juez imparcial y un abogado defensor bajo el imperio de la ley sólo se extiende al pueblo a partir de los procesos revo-lucionarios del siglo XVIII. La vendetta y la ordalía eran formas de justicia común, así como castigar hasta los delitos más leves con tormentos infames. Para los partidarios de volver al endurecimiento de las penas, recordaré que hubo un tiempo en que podían desmembrarte en la rueda hasta por robar gallinas, sobre todo si el dueño de la gallina pertenecía a las castas superiores, y nunca dejó de haber ladrones, violadores o asesinos. De hecho, había muchos más que ahora: la miseria, el hambre, la opresión y la incultura propulsaban constantemente a grupos de población hacia la delincuencia, desde el pequeño robo hasta el bandolerismo y la piratería. En realidad, no había justicia ninguna, en el sentido actual del término: sólo la voluntad de los poderosos.

Hay quienes, por absurda idealización, creen que estos mundos del pasado podían ser mejores que el mundo presente. No lo fueron, jamás lo fueron: para la inmensa mayoría de quienes vivieron allí, constituían un infierno sólo aceptable porque no conocían nada mejor y porque creían a machamartillo en paraísos religiosos. Pero si a cualquier padre o madre del 300.000 a.C., del 30.000 a.C., del 3.000 a.C., del 300 a.C., del 300 d.C., y hasta del 1.900 d.C., le hubiesen dicho que llegaría un tiempo en que podría llevar a su hijo enfermo a un hospital con médicos científicos, antibióticos, TACs, analgésicos, de todo, y que luego se lo podría llevar curado a casa para bañarlo con agua calentita que sale de un grifo a precio ridículo –sí, ridículo: la leña y el carbón costaban el sueldo de un mes–, meterlo en una cama sin piojos, chinches o pulgas y darle de comer toda clase de alimentos y agua que no lo pone más enfermo... si hubiera podido comprenderlo, si hubiera podido vislumbrarlo, habría pensado que éste debía ser el paraíso de los dioses benevolentes prometido en sus profecías. Y desde luego habría firmado cualquier cosa con tal de estar aquí, no allí. Aunque no podía. No sabía firmar.

Pese al fatalismo de los pesimistas, la humanidad ha demostrado constantemente su capacidad de mejorar, de evolucionar, de progresar hacia un futuro mejor. Para ello tuvimos que deshacernos de un montón de rémoras del pasado, estudiar profundamente y transformar la realidad de maneras radicales, a veces pacíficas y a veces violentas. Y tendremos que seguir haciéndolo si queremos ir aún a mejor. En todo caso, mereció la pena y sigue mereciendo la pena. Puestos a malas, yo prefiero morir con morfina en el más infame hospital de nuestro tiempo que sin morfina en cualquier palacio de aquella Arcadia infeliz. ¿Y tú? .


Fuente: Mitos y Fraudes





¿SÍ O NO A LA LEGALIZACIÓN DE LA MARIHUANA?


Por Raúl Alamillo

 @ADNPolitico, Marzo 24, 2014 

Raúl Alamillo es abogado constitucionalista y filósofo, así como académico en la Universidad Autónoma de Nayarit.

Diputados del PRD han elaborado recientemente dos iniciativas de reformas legales, una de alcance local para el DF y otra federal, en materia de regulación de estupefacientes, con particular interés en la marihuana.

Antes de entrar propiamente en lo planteado por las iniciativas antes señaladas, quisiera mencionar a grandes rasgos los argumentos más relevantes sostenidos tanto por quienes apoyan tales propuestas, como por aquellos que las rechazan.

Quienes están a favor de cambios que vayan en la línea de regular el consumo de las drogas, especialmente la cannabis, ofrecen fundamentalmente los siguientes argumentos:

El primero, de carácter económico, afirma que de regularse el consumo de la cannabis, el Estado mexicano dejará de gastar enormes cantidades de dinero público en la llamada "guerra contra las drogas" (de factura norteamericana, con cargo a Nixon), que hasta ahora ha mostrado ser un fracaso absoluto. Algunos datos sugieren que incluso el consumo se ha elevado.

Además, los "pro-regulación" sostienen que regular la cannabis supone necesariamente que toda la cadena de producción se grave con impuestos, por lo que, lejos de gastar en un combate estéril en resultados y fértil en sangre, el Estado podrá allegarse de recursos tributarios, que incluso pudiesen destinarse, todos o en parte, a la atención de adicciones.

El segundo argumento sostiene que la regulación de la cannabis producirá una disminución importante en los índices de violencia e inseguridad atribuibles al crimen organizado.

El tercer argumento afirma que el consumo o no de la cannabis es un tema de libertades ciudadanas o de autonomía individual, por lo que el Estado, al prohibir o regular excesivamente su consumo, mete las manos arbitrariamente en la vida íntima de los consumidores (valga el ejemplo del alcohol y el tabaco como ejemplo de que no todo lo "dañino" para la salud está prohibido).

Ahora bien, los argumentos en contra van en este sentido:

De regularse el consumo de la cannabis, estaremos abriendo de par en par la puerta al consumo –y probable adicción– de otras substancias con mayor potencial de riesgo (por ejemplo, las drogas sintéticas) para la vida y la salud física y mental de los consumidores.

Además, el consumo de drogas de cualquier tipo, incluidas las “drogas de uso legal” (como ya lo hace el cigarro y el alcohol) provocaría daños irreversibles, particularmente al grupo de edad de los jóvenes, daños que, más allá de la dimensión psico-afectiva, impactan hasta en sus posibilidades reales de acceder a oportunidades educativas y/o de empleo.

También niegan que la regulación de la cannabis y otras aplaque la violencia y la inseguridad, ya que –según sostienen– los grupos del crimen organizado, al ser "despojados" del mercado del tráfico de enervantes, inmediatamente configuran y/o intensifican nuevos giros delincuenciales: extorsiones, secuestros, robo de vehículos, asalto a transportistas, etc.

El último argumento que destaco en esta postura es la que sostiene que, a la par del consumo legal de cannabis, seguirá vigente un mercado negro que permita adquirir drogas a bajo costo y de forma anónima, con independencia de la calidad de dicho "producto".

Hasta aquí el contexto del debate, pero ¿qué se propone exactamente en las iniciativas antes señaladas?

En síntesis, las propuestas apuntan a que a nivel federal deje de castigarse la prescripción médica de la cannabis, es decir, se busca la despenalización para consumo de cannabis con fines "terapéuticos" (paliativo del dolor por migraña, VIH/SIDA, etc.). También se plantea modificar las dosis máximas permitidas para consumo personal: en el caso de la cannabis, piden que se aumente dicha dosis de cinco a 30 gramos, para estar a tono con los "estándares internacionales".

Otra de las modificaciones implica que las entidades federativas tengan facultades para ejercer el control sanitario del cultivo y la producción (hoy sólo pueden perseguir delitos de posesión y narcomenudeo).

A nivel del DF, los perredistas buscan crear centros de "abastecimiento seguro" partiendo de la lógica de que, si ya se permite el consumo, es una incongruencia no tener lugares donde adquirirla (y con mayor razón si de aprobarse tales reformas los consumidores podrían portar hasta seis veces más de lo hasta ahora permitido). Tales centros de distribución legal sólo aplicaría para la cannabis (no así para otras drogas permitidas), bajo la política de "separación de mercados".

Asimismo, se aplicará el principio de oportunidad para el caso de consumidores detenidos por la autoridad, a quienes, en determinados supuestos, no se les iniciará una averiguación ministerial, salvo que por ejemplo, porten armas, o  hayan usado violencia, etc.


Hasta aquí el panorama de la discusión. Considero que ofrecer mi propia opinión es a todas luces irrelevante, así que he decidido, por esta ocasión, proponer elementos para que las y los ciudadanos sometan a debate este tema, que sin duda es de interés público.

EL NARCOTRÁFICO LLEGÓ A LA ARGENTINA PARA QUEDARSE



San Juan,  25 DE MARZO DE 2014

El diputado nacional por San Juan, Eduardo Cáceres estuvo este fin de semana en Bogotá reunido con referentes colombianos en la lucha contra el narcotráfico.

“El problema del narcotráfico ya llegó a Argentina para quedarse”, advirtieron durante el encuentro los especialistas que integran la Corporación Siglo XXI, encargados de desarrollar planes de seguridad y políticas públicas para Colombia.

“Estoy muy preocupado como sanjuanino y argentino que no se hayan tomado medidas serias al respecto”, dijo Cáceres. Al tiempo que ratificó su compromiso de trabajar para “consensuar políticas de Estado en la lucha contra este flagelo social que termina destruyendo a las familias y a la paz social”.


“El incremento de la crueldad en los actos delictivos, y la captación de jóvenes y niños para la venta y consumo de drogas es algo que no debemos desatender”, señaló Cáceres. Y añadió: “Es impresionante e irreversible el daño social que esta gente produce y seguimos mirando al techo, como si nada"


Finalmente el legislador aseguró: "Lo que escuché en Colombia es terrible, e involucra seriamente a varios gobiernos de nuestra querida América Latina".

"Venezuela y Cuba están sosteniendo esto y no es casual que las implicancias del negocio narco hayan llegado a nuestro país", acusó.


Cáceres viajó a Colombia en el marco de una gira donde fue invitado a disertar en la Cumbre Mundial Política en Cartagena de Indias.

MENSAJE DEL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE BUENOS AIRES




25 de marzo: día del niño por nacer

El decreto 1406 de 1998 declaró el 25 de marzo de cada año como día del niño por nacer.

No podría dejar de recordar esta acertada norma, ni omtir la celebración que ella promueve.

Se trata nada menos que de honrar a la vida, renovada en cada embarazo.

La que se da en un ser, único e irrepetible (no canjeable, no fungible, imprescindible) latiendo escondido en los pliegues del cuerpo de su madre, poco a poco creciendo.

En cada niño por nacer aguardan una voz única nunca antes escuchada, palabras no dichas, un rayito de sol.

Con amor, esa milagrosa presencia un día se mostrará del todo, para abrir caminos que hagan más hermosa la existencia.

Nos toca vivir tiempos difíciles. Muchas veces el corazón pareciera agobiarse ante injusticias y dolores. Pero el mundo de los hijos será mejor que el de los padres. Tiene que ser así. Y el niño por nacer propone ese futuro.

La fecha del 25 de marzo, evoca en la fe cristiana, el momento en que la palabra de Dios, llevada por el ángel, anunció a María que en su seno guardaba a quien sería nuestro Redentor.

Pero el episodio trasciende la pertenencia religiosa, vale para toda la comunidad humana: porque cada embarazo es la proclamación de la gracia y el maravilloso mensaje de una luz llegando.

Saludo especialmente a todos quienes en nuestro Poder Judicial (padre, madre, hermanos, abuelos) sienten en el cuerpo de una mujer, el cercano latir de la espera y la esperanza.

25 de marzo: este día resume todos los días.

Después, dentro de nueve meses, el 25 de diciembre, vendrá la inefable alegría del nacimiento, llegará la Navidad.

Héctor Negri
Presidente de la Suprema Corte de Justicia
de la Provincia de Buenos Aires
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NOTIVIDA, Año XIV, Nº 922, 25 de marzo de 2014

QUINCE AÑOS DE UNA HISTÓRICA JORNADA



El Decreto que instituyó al 25 de marzo de cada año como “Día del Niño por Nacer” (Decreto 1406, 7/12/1998) le encomendó, además, a tres funcionarios del gobierno nacional la organización del primer evento destinado a la difusión y celebración de esa fecha.

Ese festejo inolvidable tuvo lugar hace exactamente 15 años, el 25 de marzo de 1999, en el teatro Coliseo de la ciudad de Buenos Aires y congregó a miembros del Gobierno, funcionarios de otras naciones, altos dignatarios de la Iglesia Católica y representantes ortodoxos, anglicanos, evangélicos, judíos y musulmanes.

El acto comenzó poco después de las 19 horas, con el teatro colmado de asistentes y la apertura estuvo a cargo del Dr. Juan Laprovitta, por entonces Secretario de Culto de la Nación y del Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge Bergoglio -hoy el Papa Francisco- que agradeció la presencia de los representantes vaticanos y les pidió que recen por su Arquidiócesis.

Expusieron después Mons. Francisco Gil Hellin, Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, Mons. Renato Martino, Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y el Cardenal Bernard Law, arzobispo de Boston. Concluidas las ponencias el presidente Menem exhortó a sus pares de Latinoamérica a decretar también en sus países el "Día del Niño por Nacer". El acto lo cerró Facundo Saravia cantando un tema escrito especialmente para la ocasión. Estuvieron presentes numerosos prelados, sacerdotes,  religiosos y miembros de organizaciones provida.

Extracto de los discursos de los representantes de la Santa Sede

Mons. Francisco Gil Hellin, leyó un mensaje del presidente de su dicasterio, cardenal Alfonso López Trujillo -que en ese momento estaba en Polonia- y enfatizó después que la Argentina protegía con el Decreto a las familias de su país de “los ataques del terrorismo demográfico” que promueve campañas de disociación entre el sexo y la transmisión de la vida humana. “Los hijos y su derecho a nacer son un bien primario y un derecho fundamental que la sociedad debe proteger. Ciertamente el deber prioritario es de los padres que los engendraron, pero es también, sin duda, un deber de quienes ejercen en la Nación la suprema autoridad. Si en una nación no son protegidos los ciudadanos en el período de mayor necesidad, ¿cuál es el sentido de la autoridad al servicio del bien común?”

El arzobispo de Boston (EEUU), cardenal Bernard Law, fustigó las políticas abortistas del presidente Clinton –en particular el aborto por nacimiento parcial- y denunció que “millones y millones de dólares son gastados anualmente por gobiernos y fundaciones filantrópicas apoyando programas que no sólo presentan el aborto como aceptable, sino también como expresión de libertad”. “Qué perversión de significado, resaltó, es defender el aborto en nombre de una ‘libertad de opción’ o de unos ‘derechos reproductivos’.”

El Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, monseñor Renato Martino, repasó las grandes conferencias internacionales de Naciones Unidas. Destacó que en la Conferencia de El Cairo sobre Población y Desarrollo de 1994, “los líderes del mundo discutieron los problemas derivados de un crecimiento demasiado rápido de la población cuando, de hecho, el crecimiento de la población se había tornado más lento en los años recientes. El aborto y la anticoncepción se convirtieron en el principal tema de la Conferencia, mientras las necesidades de los pobres y las esperanzas de soluciones a los problemas económicos fueron casi olvidadas”. Y que durante la Conferencia de Pekín, en 1995, “fueron tratadas cuestiones relacionadas con la mujer. Pese a que la salud y la dignidad de la mujer fueron dos de los temas de discusión, la Conferencia se tornó en un foro en el cual la dignidad de la mujer fue, de hecho, erosionada por aquellos que proclamaban defenderla”.

Felizmente a quince años de aquella histórica celebración los festejos por el Día del Niño por Nacer se han multiplicado en el país y en el mundo.
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NOTIVIDA, Año XIV, Nº 921, 25 de marzo de 2014

NOTICIA ALENTADORA

En la ONU rechazan la legalización de la droga

La Razón (Bolivia), 21 de marzo de 2014

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, informó ayer que en la sesión de la Comisión de Fiscalización de Estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se efectuó entre el 13 y el 14 de marzo en Viena, Austria, hubo un rechazo casi total a un planteamiento de despenalización del consumo de drogas.

“Casi la totalidad de las delegaciones nos hemos expresado en contra de cualquier posibilidad de legalización de las drogas porque no creemos que se trata de regular los mercados de droga, sino más bien de eliminarlos”, sostuvo.

Explicó que el debate de ese tema se evaluó una vez que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito sugirió en un informe la ‘despenalización’ del consumo de estupefacientes, puesto que los objetivos en la lucha mundial contra las drogas no se cumplen y sería una medida eficaz para ‘descongestionar’ las cárceles y redistribuir recursos para asignarlos al tratamiento y facilitar la rehabilitación.


En ese contexto, Romero dijo que la consideración del tema sirvió para que Bolivia ratifique su decisión de mantener una intervención “drástica estatal” contra el tráfico de drogas precisamente frente a las corrientes que hablan de su legalización o regulación. Las decisiones fueron asumidas, pese a que existen incluso ejemplos de despenalización de la marihuana.

LA RESPONSABILIDAD OFICIAL EN UNA CULTURA PANSEXUALIZADA




En su habitual reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata y Presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, comentó un informe del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina que destaca “un fuerte crecimiento y difusión en el uso de la llamada píldora del día después entre los adolescentes”.

A continuación  el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:

“Mis amigos televidentes hoy quiero hablarles de un tema serio. No quiero ponerme yo excesivamente serio, pero el tema lo es. He recibido una información del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina sobre un asunto que quiero compartir con ustedes”.

“Lo voy a leer para ser bien exacto. Dice: “Hemos notado un fuerte crecimiento y difusión en el uso de la llamada píldora del día después entre los adolescentes de todo el país. No se trata de un fenómeno restringido sólo a las grandes ciudades sino que la industria farmacéutica llega con todo su potencial allí donde existe una farmacia. Además, en varias provincias, se ofrece gratuitamente en los centros de asesoramiento y gabinetes de salud reproductiva”.

“Durante el período 2010-2011 el Ministerio de Salud de la Nación destinó un presupuesto de 667.000 pesos para repartir en todos los centros de salud de país 759.000 tratamientos. El consumo de la píldora del día después aumentó por encima del universo de crecimiento del consumo de fármacos, lo cual indica un fuerte incremento. En 2004 se vendieron, en la Argentina, 319.000 unidades y sólo se podían conseguir dos marcas mientras que el 2011 se vendieron 1.410.000 unidades y se pueden encontrar 12 tipos diferentes”.

“Hasta aquí parte del informe. Pues bien: ¿qué les parece? ¿Qué significa esto? Fundamentalmente significa que ha avanzado la precocidad de los adolescentes en el acceso a la experiencia sexual”.

“Es verdad que vivimos en un mundo pansexualizado, pero esto debería preocuparnos, llamarnos la atención que el ejercicio de la sexualidad de los chicos se da “como si nada”, con toda espontaneidad, como quien come o cumple con otras necesidades físicas. En esta moda se evapora completamente la problemática moral, espiritual, personal; cuando el compromiso sexual, aunque sea fugaz, está llamado a ser algo que abarca a la persona entera,  compromete al yo personal, no solamente una zona o una parte de ella misma”.

“Ahora bien, la cultura pansexualizada que se impone es muchas veces promovida por las autoridades. La solución que han encontrado, en todo caso, para tratar de evitar el embarazo adolescente es repartir píldoras del día después. Esto implica culturalmente, socialmente, decirles: “chicos: adelante, no hay problemas, no hay barreras, no hay fronteras, solo cuídense”.

“Y, a propósito de la responsabilidad oficial, quiero comentarles algo que a mi me parece muy grave y es que existe un sitio Web del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el cual se recomiendan 17 métodos anticonceptivos. El sitio se llama “Chau Tabú”. ¿Qué es lo tabú? tabú es el sexo para ellos. Quiere decir que toda consideración anterior ocultaba la realidad y hacía del sexo algo intocable, prohibido y yo no niego que en algún momento, a lo mejor, el enfoque de la problemática sexual haya tenido un corte demasiado puritano, o lo que fuere, pero eso no es lo propio de la moral cristiana. La moral cristiana en este punto es muy clara y no podemos macanear”.

“Quiero decir que el ejercicio de la sexualidad tiene que ver con el amor estable en el matrimonio y con la comunicación de la vida. Entonces los jóvenes tienen que prepararse para eso. Esa es la cuestión. Ese es un punto clave de la moral cristiana cuando se habla del sexo: se trata del 6° Mandamiento. ¿Ustedes recuerdan la formulación del 6° Mandamiento? Dice: “No fornicar”, pero esa palabra parece que no existe más. No se habla de ella”.

“Y este sitio Web de la Ciudad de Buenos Aires, oficial, se llama “Chau Tabú”. Quiere decir saquémonos de encima toda esta problemática moral pues todo eso no importa; lo que importa es que los chicos estén bien informados. Allí, en realidad, están mal informados, están deformados, están desorientados porque por otra parte se presentan distintas formas de experiencia sexual como si todas valieran lo mismo, incluso aquellas que son contra la naturaleza. ¿Qué les parece?”.

“Yo no quiero estar dando una lección de moralismo aquí, pero esto tiene mucho que ver con lo que pasa luego en la sociedad y tiene mucho que ver con aquello que llamamos ya, vulgarmente, la crisis de la familia. ¿Qué preparación para la familia puede haber en chicos que empiezan tempranamente y de esta manera?”
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NOTIVIDA, Año XIV, Nº 920, 22 de marzo de 2014

P. BASSO, PIONERO Y MAESTRO DE LA BIOÉTICA EN LA ARGENTINA





 (AICA):21-3-14

Con motivo del fallecimiento del padre Domingo Basso, el Boletín del Centro de Bioética publicó un artículo del doctor Jorge Nicolás Lafferriere, que en homenaje al padre Basso reproducimos en su totalidad.

El 19 de marzo de 2014 falleció el P. Fray Domingo Basso OP, quien fuera rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina entre 1994 y 1999 y un pionero y maestro de la bioética en la Argentina.

Desde el Centro de Bioética, Persona y Familia con dolor nos unimos a las oraciones por su eterno descanso y damos gracias a Dios por este notable teólogo que, con gran lucidez y claridad, contribuyó de manera decisiva al conocimiento y difusión de la bioética católica en la Argentina.

Insuperable en muchos sentidos es su libro "Nacer y morir con dignidad. Bioética" (de cuatro ediciones), que presenta con profundidad teológica, fiel adhesión al Magisterio, rigor escolástico, prudencia en lo ético, actualidad científica y gran caridad cristiana un estudio pormenorizado de las principales cuestiones de la vida humana. El libro es muy conocido por esa aproximación a los problemas bioéticos según el esquema:

•La vida humana artificialmente impedida (la contracepción)
•La vida humana artificialmente producida (la procreación artificial)
•La vida humana inicial artificialmente interrumpida (el aborto inducido)
•La vida humana terminal artificialmente abreviada (el suicidio y la eutanasia).

Otros libros específicos en temas de bioética del P. Basso son: “Problemas Éticos que plantean las técnicas que actúan sobre reproducción humana-desde la perspectiva cristiana a fines del Siglo XX”, y “Principios de Bioética en el catecismo de la Iglesia Católica”, éste escrito juntamente con el doctor Hugo Obiglio.

Igualmente, su tarea como teólogo moral se tradujo no sólo en la enseñanza, sino también en una rica producción intelectual. Entre sus libros, podemos destacar "Los fundamentos de la moral", publicado por EDUCA en 1997.

Durante su mandato como rector de la UCA se fundó el Instituto de Bioética de esa casa de altos estudios, bajo la dirección inicial del doctor Hugo Obiglio, que se constituyó pronto y hasta la actualidad en punto de referencia seguro para toda la reflexión bioética en la Argentina y calificado lugar de formación de profesionales de muy distintas disciplinas. Posteriormente, la Dirección del Instituto estuvo a cargo de monseñor Alberto Bochatey OSA y actualmente del padre Rubén Revello, quienes han continuado la tarea de profundizar y difundir la bioética personalista en nuestro país, la región y el mundo.


Al recordar al padre Basso con gratitud, elevamos una oración a Dios por su eterno descanso, pidiendo la intercesión de Santo Tomás de Aquino, que fue seguro maestro del fraile dominico que hoy nos ha dejado.+ 

HIJOS DE PAREJA HOMOSEXUAL TIENEN MÁS PROBLEMAS


Forum Libertas 20 Mar 2014.


Causó revuelo en el seno del homosexualismo político un estudio avalado por influyentes científicos sociales que muestra que los hijos de parejas del mismo sexo tienen más problemas mentales y enfermedades de transmisión sexual, piensan más en el suicidio y muestran mayor tasa de criminalidad, necesitan más psicoterapia, y tienen menos relaciones estables que los de las parejas heterosexuales.

El estudio, elaborado por el destacado profesor Mark Regnerus, sociólogo del Centro de Investigación sobre la Población, de la Universidad de Texas, junto a ocho científicos de las ciencias sociales de distintas universidades estadounidenses, concluye que los jóvenes que han crecido en hogares formados por parejas del mismo sexo son más proclives a padecer problemas mentales, relaciones menos estables y mayor tasa de criminalidad.

"La estadística muestra con cierta claridad que los hijos criados por padres gays o lesbianas están, en promedio, en una desventaja significativa cuando se comparan con los hijos criados por sus padres biológicos, casados, en familias intactas", afirma Regnerus en su informe.

El “Estudio de las Nuevas Estructuras Familiares (New Family Structures Study)”, cuyos contenidos fueron validados y difundidos por la prestigiosa revista científica Social Science Research, se basa en el análisis de miles de datos obtenidos con una encuesta realizada en 2011 a 2 mil 988 jóvenes de 18 a 39 años.

En la muestra había personas criadas por adultos, padres biológicos o no, que en algún momento de sus vidas tuvieron o mantenían en el momento de la encuesta una relación homosexual.

El sondeo se aplicó también a jóvenes de perfiles similares, pero criados en otros entornos familiares como familias naturales, adoptivas, divorciados o monoparentales. El número de entrevistados, diversidad y rigor estadístico, hacen de esta encuesta el instrumento de medición más fiable al día de hoy.

Los riesgos de crecer en una familia gay o lesbiana

Las conclusiones del estudio realizado por Regnerus, donde se afirma que se expone a graves riesgos a los niños que son adoptados o criados por parejas del mismo sexo, no dejan lugar a muchas dudas.

"Los niños criados en hogares homosexuales tienen un promedio más bajo en niveles de ingresos económicos cuando son adultos, y padecen más problemas de salud física y mental, así como mayor inestabilidad en sus relaciones de pareja", advierte.

Además, un 40 por ciento de los hijos de parejas gay o lesbianas ha contraído una enfermedad de transmisión sexual, mientras en los de parejas heterosexuales el porcentaje es del 8 por ciento. El 12 por ciento de los encuestados que crecieron con parejas del mismo sexo ha pensado en el suicidio, frente al 5 por ciento de los hijos criados por un hombre y una mujer.

Y los hijos de parejas del mismo sexo, prosigue el estudio, recurren con mayor facilidad a la psicoterapia y requieren mayor asistencia social (19 por ciento frente a 8 por ciento). A menudo son desempleados (28 por ciento contra 8 por ciento), son normalmente más pobres, menos saludables, más propensos al tabaquismo y a la criminalidad.

El profesor Regnerus señaló que los hijos de parejas lesbianas difieren en un grado estadísticamente significativo respecto de los hijos criados en familias biológicas intactas en 25 de los 40 aspectos medidos por el Estudio. De igual manera, los hijos de parejas gay ostentan un grado estadísticamente significativo en 11 de los 40 aspectos medidos, en comparación con el resto de las familias.

Los hallazgos del grupo académico liderado por Regnerus cuestionan categóricamente la validez de los 59 estudios citados por la Asociación Psicológica Americana (APA) que, con un número muy inferior de casos y menor cruce de datos, afirmaban que no existían desventajas para los niños criados por padres gay o lesbianas.

Por el contrario, el informe hace un balance de los estudios registrados durante los últimos 10 años y la correspondiente discusión académica sobre el tema, señalando que ninguno de esos estudios es metodológicamente fuerte para poder sostener la posición de la APA.

¿Quién defiende los derechos de estos niños vulnerados?

Ante la evidencia de las conclusiones del estudio de Regnerus, cabe plantearse la pregunta de quién defiende los derechos vulnerados de los niños que crecen en hogares con parejas del mismo sexo.

No piensan del mismo modo las organizaciones del homosexualismo político, que han puesto el grito en el cielo ante un informe que, según ellos, es equivocado hasta el extremo de exigir a la propia Universidad de Texas que organice una comisión docente que vuelva a analizar los resultados de la investigación, llegándose incluso al extremo de incautar la computadora personal del profesor Regnerus.

Sin embargo, la comunidad científica internacional ha reaccionado por boca de un influyente grupo de científicos sociales, entre ellos Michael Emerson, Christian Smith, Rodney Stark, W. Bradford Wilcox y Bradley Wright, que defienden la validez y certeza del estudio de Regnerus.

En una declaración pública emitida el 24 de agosto, la comisión académica investigadora exigida a la Universidad de Texas concluyó que, después de "una cuidadosa revisión de los datos manejados en el estudio (…) el profesor Regnerus no ha cometido mala praxis científica".

Perder uno de los referentes

Por otra parte, dada la postura políticamente correcta que ha invadido la sociedad actual ante las presiones del homosexualismo político, hay que preguntarse qué se sabe sobre las consecuencias de que los niños criados por parejas del mismo sexo pierdan uno de los referentes naturales para su desarrollo integral.

Se sabe sobre el hecho innegable de que muchas personas sienten atracción por personas del mismo sexo. Sin embargo, no se ahonda tanto en el hecho de que no varían sustancialmente las pautas de conducta masculina y femenina, en el sentido de que las parejas formadas por hombres son mucho más inestables y promiscuas que las parejas femeninas, que tienden a ser más estables que las formadas por gays.

Así, el comportamiento afectivo de la mujer se mantiene en mayor medida en el caso de las lesbianas, mientras el comportamiento sexual de los hombres se mantiene entre los gays. Y sobre todo, no se ha estudiado prácticamente nada, desde la teoría genética a la teoría conductual, incluidas las teorías intermedias.

Lo que sí parece evidente es que necesariamente hay una parte conductual, de cultura adquirida, que puede ser del cien por ciento de la población homosexual o de una parte, pero que existe.

Una segunda cuestión nos plantea algo muy importante: el hijo de una pareja homosexual pierde todo referente de lo que es el carácter masculino o el carácter femenino. Y esto es muy grave porque, como muestran estudios como el citado en esta información, este niño tendrá serias dificultades de comprensión y de relación a partir de la adolescencia.

Al mismo tiempo, hay que considerar en esos niños el tiempo anterior a la adolescencia, en que se encuentran con un referente de dos padres o dos madres, mientras el resto de los niños presumen de ambos, lo que de alguna manera los hace diferentes.

Esta cuestión no es menor, y en el caso de Suecia ha llegado al extremo de, para normalizar estas situaciones, crear escuelas exclusivas para homosexuales, porque había muchos niños que crecían con problemas ante una simple y lógica pregunta: ¿dónde está tu padre o tu madre?

Pero la solución ha dado lugar a un segundo problema, la creación de centros que, de alguna manera, no dejan de ser una especie de guetos.


Por último, hay que hacer referencia a una gran paradoja: los mismos que critican la educación diferenciada, que ocupa sólo una parte breve de la vida de los chicos y chicas, son al mismo tiempo unos entusiastas de las parejas del mismo sexo con hijos, lo que implica una educación en la que está segregado el hombre o la mujer.