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Fuerzas de seguridad ocupan la "Franja de Gaza" de Río




Río de Janeiro. Una peligrosa región, por mucho tiempo conocida como “Franja de Gaza” por el elevado riesgo de atravesarla, fue reintegrada ayer a Río de Janeiro gracias a una operación de pocos minutos que movilizó de 1.500 a dos mil policías y militares, y que contó con apoyo de helicópteros y blindados de la marina brasileña.
A las 5 de la madrugada de ayer, 13 blindados de la marina les abrieron paso a los policías y a los infantes navales por las estrechas callejuelas del complejo de favelas de Manguinhos y de las vecinas barriadas pobres de Jacarezinho, Varginha y Mandela, que durante décadas fueron controladas por bandas de narcotraficantes.
La fuerza pública sólo necesitó 10 minutos para ocupar y controlar las favelas de una región encuadrada por dos de las más importantes avenidas de la ciudad que será olímpica en 2016 y por la que pasan líneas del metro y del tren metropolitano, así como la principal vía que comunica al centro carioca con suburbios de zona norte.

Operaciones realizadas antes y que derivaron en el arresto de 51 supuestos narcotraficantes y el decomiso de 21 armas permitieron que los policías y militares ocuparan las favelas sin realizar ningún disparo y sin dejar víctimas ni heridos.
“Río de Janeiro ya no tiene una Franja de Gaza en la que las vías públicas habían sido apropiadas por delincuentes. Intentaremos llevarle la paz a esas personas y devolver ese territorio a la ciudad”, dijo el secretario regional de Seguridad Pública, José Mariano Beltrame, al hacer un balance de la operación.
“El abandono al que la región fue dejada permitió que tuviésemos islas de violencia esparcidas por la ciudad y vías públicas en que era peligroso transitar”, admitió el secretario.

Era esta estratégica región, con 70 mil habitantes y otrora sede de numerosas industrias que terminaron por huir, la que una banda de narcotraficantes había convertido en su “Franja de Gaza”, con pistoleros circulando armados por transitadas avenidas y plazas públicas convertidas en locales de venta y consumo de drogas. La región del complejo de Manguinhos y sus favelas vecinas se había convertido en el principal reducto de la banda criminal conocida como Comando Vermelho (Comando Rojo) tras la ocupación hace dos años del Complexo do Alemao, un conjunto de barriadas próximo y que durante décadas fue el mayor fortín de esa organización.

Policía y tarea social. El gobierno regional de Río de Janeiro planea mantener la ocupación de estas barriadas hasta la inauguración en cada una de ellas de Unidades de Policía Pacificadora (UPP), como son conocidos los cuarteles que han permitido al Estado recuperar favelas antes controladas por la criminalidad.
Poco después de la ocupación, el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, anunció que, además de las UPP, el Estado hará presencia en la región con inversiones para construir nueve mil viviendas y la expropiación de una antigua refinería para que, tras la descontaminación del suelo, sea aprovechada como parque público.

“Es una inmensa alegría poder anunciar la recuperación del territorio y la garantía de paz para la población. Además de los 70 mil habitantes, el proceso de pacificación beneficiará a cientos de miles de personas que pasan a diario por el área”, aseguró el gobernador estatal.
La inversión también recuperará plazas públicas que funcionaban como “cracódromos”, como son conocidos los locales en que los dependientes de crack no sólo compran y consumen la droga, sino que también usan para dormir y mendigar.
Jacarezinho tenía fama por contar con el mayor “cracódromo” de Brasil, en el que asistentes sociales retiraron ayer de las calles a 104 dependientes, que fueron trasladados a albergues públicos y a los que será ofrecido un tratamiento de desintoxicación. La política que ha reducido índices de violencia y criminalidad en barrios cariocas, es considerada como modelo para la región.

Un plan en ejecución
Pensando en Río 2016. La instalación de las Unidades de Policía Pacificadora, reforzada con inversiones en infraestructura, educación y salud, forma parte de una política de seguridad pública iniciada por el gobierno de Río de Janeiro en 2008, para expulsar a los narcotraficantes de las favelas de la ciudad antes de los Juegos Olímpicos de 2016.
Pequeños cuarteles. Hasta el momento, la policía instaló cuarteles en 28 favelas, incluyendo el Complexo do Alemao, otrora principal fortín del Comando Vermelho, y la Rocinha, la mayor favela de todo Brasil.

La Voz del Interior, 15-10-12