DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

Entrevista a Jorge Scala




 a seis meses de la polémica sentencia


Hace seis meses se aprobó un fallo de la Corte Suprema argentina, mediante el cual se obliga a los funcionarios públicos a aprobar los procedimientos necesarios para autorizar el aborto por violación, que sean declarados como tal a simple firma.

Con el fin de hacer evaluar estos meses transcurridos bajo la vigencia de esta sentencia, de por sí inconstitucional, ZENIT dialogó con el abogado Jorge Scala, reputado constitucionalista argentino y experto en bioética.

Han pasado seis meses, desde el fallo de la Corte Suprema, por el que se ha pretendido despenalizar el aborto en la Argentina. ¿Cuál es la situación en este momento?

--Jorge Scala: Recuerdo a los lectores de ZENIT que el 13 de marzo, ese tribunal dictó un fallo en el que “exhortó” a los gobernadores de las provincias a elaborar protocolos “médicos” para que en los hospitales públicos se realicen abortos, a petición de cualquier embarazada que firme un formulario, declarando que está encinta como producto de una violación. Pero como la constitución nacional protege la vida humana “desde el momento de su concepción”, ese fallo es absurdo.

¿Es válida una resolución judicial como esa?

--Jorge Scala: Voy a responder con un ejemplo sencillo: supongamos que una banda de cuatro ladrones resuelve robar un banco, y distribuirse el botín en partes iguales, y lo dejan por escrito. Luego hacen el asalto, y tres de ellos se llevan todo el dinero. El ladrón perjudicado ¿podría presentarse ante el juez con el documento firmado, pidiéndole que ordene a sus compinches la devolución de la cuarta parte de lo robado? El planteo sería absurdo, porque el objeto del contrato entre los maleantes es ilícito: robar un banco.

¿Y en este caso…?

--Jorge Scala: El fallo de la Corte argentina tiene un objeto triplemente ilícito: uno, legislar modificando la Constitución Política y el Código Penal, cosa que solo pueden hacer los legisladores; segundo, gobernar al decir a las provincias lo que deberían hacer, lo cual está reservado al Poder Ejecutivo; y tercero, legalizar el aborto cuando está prohibido por la Constitución. Se violó así la división de poderes, con una corte suprema que legisla, gobierna y comete la peor de las injusticias: matar inocentes. Un fallo como este carece de todo valor jurídico en la Argentina.

¿Algún juez se ha opuesto a este fallo?

--Jorge Scala: Aquí tenemos una buena noticia. En la Argentina los fallos de la corte suprema solo son obligatorios en cada juicio. Los tribunales inferiores no están obligados a seguir los lineamientos de la corte. Pueden dejarlos de lado aportando nuevos argumentos. Es lo que ha sucedido en el juicio que una institución inició en la provincia de Córdoba, pidiendo se declare inaplicable por ser inconstitucional, el protocolo provincial de abortos.

¿Y qué respondió?

--Jorge Scala: El juez de la causa, doctor Federico Ossola, ordenó como medida cautelar que no se aplique el protocolo, hasta que haya sentencia definitiva en el juicio, cosa que podría llevar varios años. Pero después de esto el Juez dictó sentencia, decidiendo que la simple firma del formulario es insuficiente. Es decir, antes de hacerse el aborto, debe probarse que el embarazo ha sido fruto de una violación. Este fallo ha causado mucho revuelo en el lobby abortista nacional e internacional. Porque desbarata su estrategia de legalizar de hecho el homicidio prenatal, con el cinismo de la firma de un simple formulario.

Suponiendo que se probara que el embarazo ha sido producto de una violación; aún en ese caso ¿no sería injusto matar al bebé?

--Jorge Scala: Evidentemente que sí. Por eso dicha institución apeló la resolución del juez Ossola, ya que todo aborto es delito en la República Argentina, luego de la reforma constitucional de 1994, que tutela la vida humana “desde el momento de su concepción”. Por otra parte, en los más de 20 años ayudando a las mujeres embarazadas en situación de conflicto, se han proseguido varios casos de embarazos luego de violaciones. Todas ellas decidieron tener el bebé y, además, criarlos ellas mismas. El resultado superó ampliamente las mejores expectativas. Los profesionales que las atendieron concluyeron en todos los casos, que el acto de amor de criar a esos hijos ha sido tan grande, que les permitió curar el trauma psíquico de la violación. ¿Esto no es hermoso? Los problemas humanos solo se solucionan cuando, en cada caso, aplicamos la máxima humanidad posible. Por contraposición, la violencia y la muerte solo traen más muerte.

¿Cómo han reaccionado los gobernadores de las provincias argentinas ante esa resolución?

--Jorge Scala: Respondo con las conclusiones del informe de una ong del lobby abortista. Según el mismo, solo 10 jurisdicciones han aprobado sus protocolos: las provincias de Santa Fe, Chubut, Santa Cruz, Chaco, Salta, Entre Ríos, La Pampa, Córdoba, Ciudad y Provincia de Buenos Aires. Por lo tanto, 16 jurisdicciones no tienen protocolos. Además, y como hemos visto, el de Córdoba no se ha aplicado nunca. El informe considera que solo las cuatro primeras provincias nombradas, no pondrían “restricciones” al aborto, y considera “un éxito” que en Santa Fe se hayan realizado 17 homicidios prenatales. También se sabe que en La Pampa hicieron uno. Del resto de las provincias no hay información.

¿Qué pasa con los médicos y directivos de los hospitales públicos?

--Jorge Scala: Las provincias que aplican sus protocolos de aborto, están generando un gravísimo problema de salud pública. El asunto es sencillo de explicar: un obstetra no puede salvar la vida de un bebé prematuro en el quirófano, y al rato --en el mismo quirófano--, matar a otro bebé impidiéndole nacer. Nuestro psiquismo no soporta una disociación tan brutal de la personalidad. Por lo tanto, al poco tiempo, ese médico debe optar entre ser médico --y dejar de hacer abortos--, o realizar abortos --y dejar de ser médico--.

Habrá una crisis…

--Jorge Scala: Algo similar ocurrirá en los hospitales, porque la convivencia entre médicos y aborteros no será posible. Además, está la sensibilidad --y los legítimos derechos--, de las pacientes: ¿qué mujer embarazada va a querer atenderse con un obstetra abortero? Ahora bien, como los protocolos obligan a los hospitales públicos a cometer los homicidios prenatales; en breve, entrará en crisis el sistema hospitalario de esas provincias. Todo esto ya ha sido advertido por unos cuantos directivos y médicos, quienes se están asesorando para resistir esa orden inicua o, al menos, para ejercer la objeción de conciencia.

¿Cuáles son las perspectivas futuras?

--Jorge Scala: El gobierno nacional parece firmemente decidido a imponer el aborto a petición en la Argentina. Pero ese mismo gobierno se va debilitando día a día, y la paciencia de los argentinos empieza a agotarse. Hay un final abierto. Agradezco sus oraciones a los lectores.

BUENOS AIRES, lunes 1 octubre 2012 (ZENIT.org).-