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¿Cooperativas de trabajo para ejercer la prostitución?





Impulsan cooperativas para que meretrices sigan trabajando

La asociación que las nuclea también les aconseja que lo hagan individualmente en departamentos. Desde el Gobierno temen que prostíbulos utilicen esa figura legal.
Incluso antes de que se aprobara la nueva Ley de Trata en Córdoba –que establece el cierre de prostíbulos, cabarés y locales similares–, las afiliadas de Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas) comenzaron a desfilar por la oficina de Maipú al 600, preocupadas por su futuro.
Quieren saber si podrán seguir trabajando, cómo, de qué manera, cuál será su futuro. Son unas 800 nucleadas en esa entidad, y calculan que hay otras tantas sólo en la ciudad de Córdoba.
Una de las críticas a la nueva ley aprobada el miércoles en la Legislatura, es que no contempla la situación de las mujeres que deciden ejercer la prostitución por su cuenta, libremente y por voluntad propia.
Por ahora, y aunque aguardan la reglamentación de la norma, el consejo que les dan en Ammar es que aprovechen la oportunidad para realizar la actividad por su cuenta, de manera independiente, que se alquilen su propio departamento o que se agrupen para armar cooperativas.

Temores.
“Nuestra propuesta es que se organicen solas; no podemos hacer nada en contra de la ley. Las mujeres tienen dos alternativas: trabajar en la calle –algo a lo que la mayoría se niega– o que se organicen solas. Una opción es que lo hagan como cooperativa de trabajo”, dice Eugenia Aravena, presidenta de Ammar Córdoba.
Sin embargo, desde el Gobierno no ven con buenos ojos la iniciativa: temen que esa figura se transforme en un disfraz para reciclar los prostíbulos. “La prostitución no está penalizada, pero tampoco es un trabajo. Entonces mal podemos formar cooperativas de trabajo. Y hay que ver cuál es el fin real que tienen. Si van a ser prostíbulos encubiertos, se estaría utilizando esa figura legal para eludir la ley y la prohibición”, plantea María Amelia Chiófalo, la secretaria de Prevención de la Trata de Personas.
La funcionaria admite que “las mujeres que quieran seguir realizando libremente esa actividad, podrán hacerlo. No tiene nada que ver con lo que se sancionó. Eso no es materia de la ley, sino ejercicio de la libertad individual”. Pero señala que “el ejercicio individual” de quienes ejercen la prostitución “es minoritario”. “Resguardando la libertad de la gente que quiera hacerlo, no podemos dejar en indefensión al resto de la sociedad frente a las mafias”, dice.
¿Cómo se puede distinguir cuando se trata de una agrupación de mujeres genuina o de un prostíbulo regenteado?
Para Aravena, “el Gobierno podría chequear los padrones de Ammar para saber quién trabaja por su cuenta, o ir a ver las listas en Medicina Preventiva. Hay formas de constatar si alguien se hace pasar por algo que no es. No vamos a pelear por los dueños de los prostíbulos”, promete.

El problema es que el poder legislativo legisla, pero no controla.
Un nuevo marco. “Hay que ver cómo se implementa la ley, pero se puede avanzar en constituir cooperativas para darles a las mujeres un marco regulatorio”, dice Sergio Job, abogado de Ammar. Asegura que la cooperativa “también permite escapar de la explotación, y que ellas mismas se distribuyan las ganancias”.
Job admite que es muy pronto y que recién se están evaluando las alternativas: “Todavía no vimos si hay forma de hacerlo como cooperativa de trabajo o de servicio, aunque la idea va para el lado de la cooperativa de trabajo”. Y dejó abierta la posibilidad de ir a la Justicia: “Veremos qué pasa cuando empecemos. Después, si al momento de que empiecen a los operativos de cierre se ataca el derecho de trabajo, habrá que ver si hacemos algún tipo de amparo”.

La Voz del Interior, 1-6-12