DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

La plata barata viene bien...

Por Héctor A. Huergo Con bombos y platillos, la presidenta Cristina Kirchner, junto con su ministro de Agricultura, Julián Domínguez, anunció créditos por 750 millones de dólares para el sector ganadero. Con tasa subsidiada, quedan al 8-9% anual.

“No es un plan ganadero, es solo plata”, se escuchó por ahí. El mismo Domínguez lo reconoció, tras destacar que en el plan trabajaron con los gobernadores: “decidimos destinarlo todo al financiamiento de tasas de interés”.

¡Fantástico! Es un hecho extraordinario que este gobierno tan amigo de las “políticas activas” entienda que lo único que hace falta es plata. Sobre todo, si se quiere llevar el stock bovino a 77 millones de cabezas en un lustro, según el objetivo planteado. Un ambicioso 50% en cinco años.

¡Pues que venga el dinero! Al fin y al cabo, es una pequeña devolución (si es que llega a esas tasas) de los recursos que ha volcado el sector agropecuario desde que se reimplantaron las retenciones. Este año serán 10.000 millones de dólares más, pero en conjunto van más de 50.000 millones solo por derechos de exportación.

Pero bueno, la tendencia es interesante… Hace tres años, cuando la sequía hacía estragos, se permitió la liquidación de 10 millones de vacunos. Se vendieron vacas a menos de 100 dólares. Hoy una vaquillona preñada vale mil. Por eso hacen falta créditos, y la mala noticia es que para incrementar el stock al ritmo que se pretende, no hay plata que alcance.

En el mismo acto en que anunció los créditos, la Presidenta dijo otras dos cosas interesantes. Primero, insistió con el alto valor de las exportaciones en el 2010, contradiciendo a quienes hablaban de un achique de los embarques. Lo que no dijo es que esos volúmenes fueron posibles porque seguíamos con una faena de niveles de liquidación. Se terminó.

Segundo, dijo que ahora el ganado vale, y que todos tienen que pagar más por la carne, a la que responsabilizó de 4 puntos de la inflación. Señora, podría haberse evitado si en lugar de manipular los precios pensando en la mesa de los argentinos, hubiera dejado que los precios fluctuaran libremente. La liquidación llevó a la escasez actual.

Los bajos precios internos, artificialmente con la restricción de las exportaciones, permitieron una fuerte expansión del consumo. Encima, una exitosa campaña de promoción del IPCVA exhacerbó la tendencia. Los niños bailan al compás del “carne, argentina, la mejor carne”. Cuando se acabó, los precios se dispararon porque el consumidor tiene inercia. Protesta, pero no cura su adicción. “Demanda inelástica”, dicen los economistas.

Había que haber hecho lo opuesto. Desestimular el consumo, promover los sustitutos, incrementar las exportaciones. El stock hubiera seguido creciendo como hasta el 2008. Y ahora no tendríamos el beneficio de contar con los precios del ganado más altos de América. De toda América: el ternero en los EE.UU. vale 3 dólares. Es lo que se pagó esta semana por un cuartino del norte. Un mestizo pampeano vale casi 4 dólares. Inédito, y va a durar. En condiciones normales esto sería suficiente como para garantizar un boom de inversiones en este negocio de “segundo piso”. Porque la ganadería es agricultura con valor agregado.

Tampoco es suficiente estímulo el discurso presidencial, cuando se refirió al sector agrícola como el más competitivo del mundo. Sin duda que lo es, pero en boca de Cristina Kirchner suena poco creíble. Demasiado alejado de aquellos días del “yuyo”. Ahora resulta que el campo lidera una poderosa revolución tecnológica. Que su crecimiento no es consecuencia del viento de cola, sino de la política oficial… No, no es creíble. En el campo saben que esta segunda Revolución de las Pampas viene de antes, sin plan y contra viento y marea. Igualmente, la plata barata viene bien. Clarín, 9-4-11