DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

Habrá este año 50 millones más de desempleados en el mundo


GINEBRA.-El desempleo en el mundo podría aumentar en más de 50 millones durante 2009, si la crisis económica global sigue deteriorándose, advirtió ayer un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

"El número de desempleados, trabajadores pobres y empleos vulnerables aumentará de manera espectacular debido a la crisis económica mundial", indicó la OIT en su informe de Tendencias Mundiales del Empleo.

Según el organismo, "el desempleo en el mundo podría aumentar en 2009 con respecto a 2007 en una cifra entre 18 y 30 millones de trabajadores, y hasta más de 50 millones si la situación sigue deteriorándose".

Si la desaceleración económica avanza, "cerca de 200 millones de trabajadores, en especial en las economías en desarrollo, podrían pasar a integrar las filas de la pobreza extrema".

"CRISIS MUNDIAL"

"Nos enfrentamos a una crisis del empleo de alcance mundial. Muchos gobiernos son conscientes de la situación y están tomando medidas, pero es necesario emprender acciones más enérgicas y coordinadas para evitar una recesión social mundial", explicó Juan Somavia, director general de OIT.

Asimismo, sostuvo que "la reducción de la pobreza está en retroceso y las clases medias a nivel global se están debilitando. Las consecuencias políticas y de seguridad son de proporciones gigantescas".

En este contexto, Somavia pidió que en la próxima reunión de los representantes del Grupo de los 20 (que integra la Argentina y en la que participaría la presidenta Cristina Fernández de Kirchner), el 2 de abril en Londres, además de tratar cuestiones de carácter financiero, se alcance de manera urgente un acuerdo sobre las medidas prioritarias que deben adoptarse para promover unas inversiones productivas, los objetivos de trabajo decente y protección social, y la coordinación de políticas.

SERIO DETERIORO

Este nuevo informe actualiza las proyecciones preliminares publicadas el pasado octubre, en las que se indicaba que la crisis financiera mundial podría hacer que el desempleo aumentara entre 15 y 20 millones de personas en 2009.

Con 50 millones más de desempleados, la tasa de desempleo mundial podría llegar a 7,1%; mientras que el número de trabajadores pobres (personas que no ganan lo suficiente para mantenerse a sí mismos) puede aumentar hasta un total de 1.400 millones, lo cual representaría el 45% de los trabajadores mundiales.

Además, en 2009, la proporción de personas con empleos vulnerables podría aumentar de manera considerable en el peor de los escenarios y afectar al 53% de la población con empleo, agregó el informe.

El Dia, 29-1-09

El 30,5 % de los argentinos son pobres


Es esa la proporción de la población pobre del segundo semestre de 2008. Se observa una desaceleración en los ingresos por el freno en la creación de empleo. La Canasta Básica Alimenticia -que mide la indigencia- alcanzó 248,9 pesos en diciembre pasado según la consultora Ecolatina.
La pobreza y la indigencia siguen creciendo en la Argentina, pero a un ritmo más moderado que en los meses anteriores a julio pasado, debido al freno que sufrió la inflación por la desaceleración económica, según un informe privado.
La Canasta Básica Alimenticia (CBA) -que mide la línea de indigencia- alcanzó 248,9 pesos en diciembre, 54 pesos más cara que en 2007, de acuerdo al estudio realizado por la consultora privada Ecolatina.
Sin embargo, los números reconocidos por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) señalan que la CBA aumentó sólo 60 centavos, es decir 0,4 por ciento.
A dos años de la intervención del INDEC, la distorsión acumulada entre las cifras oficiales y reales de la CBA llega a 78,5 puntos porcentuales.
En valores reales, esto equivale a una diferencia de 105 pesos para un "adulto equivalente" y 325 pesos para una familia tipo.
Por su parte, la Canasta Básica Total (CBT) -que mide el umbral de la pobreza- acumuló un alza de 26,2 por ciento en 2008, muy por encima del dato oficial, que se ubicó en el 2,6%.
De esta manera, la brecha entre el costo real y oficial de la CBT llega a 66,9 puntos porcentuales entre diciembre de 2006 y 2008.
Tanto la CBA como la CBT exhibieron una marcada desaceleración en el segundo semestre del año, ya que la primera pasó de crecer 20,7% a 5,8%, mientras que la segunda, de 18,5% a 6,5%.
Por otra parte, los datos disponibles de ingresos muestran un importante incremento en 2008.
La masa salarial creció 25,7 por ciento en el año y 26,5% si se suman los recursos de los jubilados y los pensionados.
Si bien los aumentos fueron importantes, se ubicaron un escalón por debajo de los obtenidos en 2007.
Además, desde mediados de 2008 se observa una desaceleración en los ingresos por el freno en la creación de empleo.
El freno de los precios de los productos básicos que compusieron las canastas a fines de 2008 fue una buena noticia porque moderó el incremento de la pobreza e indigencia, indicó Ecolatina.
Pero a futuro el mayor desafío de las familias vendrá por el lado de los ingresos, es decir, sostener el poder adquisitivo del salario y no perder el empleo.
Al combinar la evolución de los ingresos familiares y la CBT, surge que la proporción de la población por debajo del umbral de la pobreza alcanzó 30,5% en el segundo semestre de 2008.
Esa medición superó las estimaciones privadas, que para el primer semestre indicaban un 30,3%, y el registro de todo el 2007, que llegó a 28,9%.
Por el lado de la indigencia, las estimaciones de la consultora arrojan que el 10,7% de la población no pudo costear la canasta alimenticia en la segunda mitad del 2008.
Este valor se ubica en torno al del primer semestre, cuando alcanzó el 10,6%, y por encima de 2007.
De acuerdo al informe de la consultora, para entender la magnitud de estos flagelos es importante expresar las cifras en términos absolutos.

Si se extrapola la incidencia de la indigencia a la población total del país, la pobreza extrema afectó a más de 4.200.000 individuos.

Asimismo, si se extrapola la incidencia de la pobreza a los casi 40 millones de argentinos se puede concluir que más de 12.000.000 de personas no cuentan con ingresos suficientes para cubrir la Canasta Básica.

Fuente ARGENPRESS
Un envío de Avelino Canga – CONDOR Santa Fe

www.politicaydesarrollo.com.ar, 26-Jan-2009

Análisis del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia


Con motivo de haberse publicado en la Argentina el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, preparado por el Pontifico Consejo “Justicia y Paz”, ofrecemos una recensión del mismo, que puede servir, asimismo, como un esquema sintético para iniciarse en el estudio de la doctrina, o actualizar su conocimiento.
Este documento se publica en una época de crisis de la Iglesia, que podemos resumir en palabras de Benedicto XVI, pronunciadas días antes de su proclamación, cuando en la meditación del Vía Crucis del Viernes Santo, en Roma, expresó:

“¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia!

Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo.”


Recensión del Compendio


Este documento presenta, de una manera completa y sistemática, aunque sintética, la enseñanza social de la Iglesia. Constituye un cuadro de conjunto sobre el cuerpo doctrinal, con un método orgánico, para la búsqueda de soluciones a los problemas del orden temporal. Pretende responder a los desafíos de hoy:

-la verdad misma del ser-hombre

-el pluralismo

-la globalización

La Iglesia es entre los hombres la tienda del encuentro con Dios. El hombre no está sólo; lo acompaña la Iglesia, servidora de la Salvación, en el contexto del mundo en que vive el hombre. La Iglesia, con su doctrina social, quiere anunciar el Evangelio para fecundar y fermentar la sociedad, pues no es indiferente a la vida social.

La doctrina social quiere evangelizar el ámbito social: promover una sociedad a medida del hombre, y construir una ciudad más humana, más conforme al Reino de Dios. Con su doctrina social, la Iglesia no se aleja de su misión; es estrictamente fiel a ella, puesto que lo sobrenatural no debe ser concebido como un espacio que comienza donde termina lo natural, sino como la elevación de éste.

Nada de lo humano le es extraño a la Iglesia. La doctrina social no es algo marginal, que se añade a su misión, está en el corazón mismo de su ministerio. Es cierto que la misión que Cristo le confió es de orden religioso, pero de esa misma misión derivan luces y energías para consolidar la comunidad según la Ley Divina.

La DSI no pertenece al ámbito de la ideología sino al de la teología, más precisamente, a la teología moral. No es una tercera vía entre el liberalismo y el marxismo. Tiene una categoría propia, y su objetivo es orientar la conducta humana en sociedad.

Refleja los tres niveles de la enseñanza teológico-moral:

Nivel Fundante: de las motivaciones

Nivel Directivo: de las normas de la vida social

Nivel Deliberativo: de la conciencia, para aplicar las normas a las situaciones concretas.

Conjuga fides et ratio, la fe y la razón son las dos vías cognoscitivas de la DSI Las dos fuentes que la nutren son la Revelación y la Naturaleza humana. Recuerda el Compendio el pasaje evangélico, en que Jesús le recomienda al joven rico (Mt 19, 18) que cumpla los mandamientos. Es que los diez mandamientos constituyen las reglas primordiales de toda vida social (Veritatis splendor, 97). Pero, además utiliza los conocimientos aportados por las ciencias humanas, que le permiten tener actualizado un diagnóstico preciso de la realidad.

Participa en la elaboración de la doctrina social toda la comunidad eclesial: sacerdotes-religiosos-laicos; siendo expuesta por quienes tienen la autoridad para enseñar, conferida por Cristo: el Papa y los Obispos en comunión con él.

Pío XII explicó que la DSI:

a) es obligatoria para todo católico, y

b) está fijada definitivamente, de manera unívoca, en sus principios fundamentales, pero es suficientemente amplia para adaptarse y aplicarse a las situaciones cambiantes de la realidad (Alocución, 29-4-1945). Ninguna encíclica aislada, puede pretender ser indiscutiva, pero, cuando hay continuidad en varios documentos y en sucesivos papas, no puede dudarse de la autenticidad de la doctrina (LG, 25).

Conviene tener en cuenta algunas reglas para la correcta interpretación de los documentos:

a) utilizar el texto oficial, que se publica en el Osservatore Romano. Un ejemplo típico de deformación del texto, ocurrió con la encíclica Mater et Magistra, de Juan XXIII; el concepto de socialización -entendido como incremento de las relaciones sociales- fue traducido en algunas ediciones por socialismo.

b) comparar textos sobre el mismo tema - por ejemplo la. propiedad-, en distintos documentos, para verificar la continuidad de la doctrina.

c) distinguir lo doctrinal de lo prudencial, que sólo puede aplicarse a una situación o país determinado.

La doctrina social realiza una tarea de anuncio y de denuncia. Anuncio de lo que la Iglesia posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad. Denuncia de los pecados de injusticia y de violencia que se cometen en la sociedad. Abarca:

1) Una síntesis teórica sobre todos los temas de la vida social.

2) Posee un alcance práctico, ya que la teoría es elaborada para ser aplicada. Una teoría para la acción de los católicos.

3) Como ya dijimos, es obligatoria para los católicos, pero está abierta a los hombres de buena voluntad, frase que se coloca en la portada de las encíclicas, desde 1963, con la encíclica Pacem in terris, de Juan XXIII.

Su contenido, incluye:

-Principios de reflexión, sobre valores permanentes.

-Criterios de juicio, para evaluar las situaciones, las estructuras y los sistemas, vigentes en la sociedad.

-Directrices para la acción, puesto que los medios deben ser coherentes con los fines. La Iglesia no tiene soluciones técnicas para ofrecer, pero es experta en humanidad.

Los Principios de la Doctrina Social de la Iglesia

Estos principios brotan del encuentro del mensaje evangélico con los problemas de la vida en sociedad. La Iglesia, en el curso de la historia, ha podido dar a tales principios una fundamentación y configuración cada vez más exactas. La DSI se caracteriza por la continuidad y por la renovación. La continuidad de una enseñanza que se fundamenta en los valores universales que derivan de la Revelación y de la naturaleza humana. La doctrina social recorre la historia sin sufrir sus condicionamientos, ni correr el riesgo de la disolución. Pero, la firmeza en los principios no la convierte en un sistema rígido de enseñanza, sino sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variación de las condiciones históricas.

El Compendio incluye una sección denominada “apuntes históricos”, para recordar algunas de las principales encíclicas, desde la Rerum novarum, de León XIII, de 1891, que comienza un desarrollo orgánico de la enseñanza en el campo social. La Iglesia ha considerado tan importante dicho documento, que periódicamente se lo recuerda y actualiza.

-Al cumplirse los 40 años, Pío XI, aprueba la Quadragesimo Anno (1931).

-A los 50 años, Pío XII, produce el Radiomensaje La Solemnità (1941).

-A los 70 años, Juan XXIII, promulga la Mater et Magistra (1961).

-A los 80 años, Pablo VI, alumbra la Octogesima adveniens (1971).

-A los 90 años, Juan Pablo II, dedica al trabajo humano la Laborem Exercens (1981).

-Finalmente, a los 100 años, el mismo Papa, aprueba la última encíclica social, la Centesimus annus (1991). En la introducción a éste documento, señala su deseo de mostrar “como la rica savia, que sube desde aquella raíz no se ha agotado con el paso de los años, sino que por el contrario, se ha hecho más fecunda”.

Analiza a continuación el Compendio, cada uno de los principios.

1. DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, lo que fundamenta la dignidad de la persona humana, y el significado del actuar humano en el mundo, que está ligado al descubrimiento y al respeto de las leyes de la naturaleza que Dios ha impreso en el universo. La persona es un ser dotado de cuerpo y alma, con facultades únicas entre los seres corpóreos: inteligencia, libertad y voluntad. En la dimensión interior del hombre radica, en definitiva, el compromiso por la justicia y la solidaridad, para la edificación de una vida social, económica y política conforme al designio de Dios.

El hombre es un ser social por naturaleza, que necesita la relación con otros, lo que da origen a un pluralismo social. Existen grupos necesarios: la familia, el Estado, la Iglesia. Y otros formados por libre iniciativa: empresas, sindicatos, asociaciones de todo tipo, que contribuyen a una vida más plena.

2. BIEN COMUN

Es el conjunto de condiciones sociales que hacen posible a cada hombre y a cada grupo, el logro de la propia perfección. No es la suma de los bienes particulares, constituye un nuevo valor.

El bien común es la misión del Estado y base de la legitimidad política. Por eso, según Sto. Tomás, el bien común debe cumplir tres condiciones:

1) Que asegure la paz en la comunidad. La paz, como definió San Agustín, es la tranquilidad en el orden, sin injusticias ni desigualdades irritantes.

2) Que permita una convivencia virtuosa; pues la ciudad existe para vivir bien (Aristóteles).

3) Que todos los miembros de la comunidad tengan bienes materiales y espirituales, en el más alto grado que permita la realidad.

3. DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES

Dios dió la tierra al género humano, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno, pues todo hombre necesita bienes materiales. De la apropiación por medio del trabajo, nace la propiedad privada, que es un derecho natural secundario, pues está subordininado al derecho natural primario que es el destino universal de los bienes. De modo que nunca puede admitirse la propiedad como un derecho absoluto; por el contrario, como afirmó Juan Pablo II: sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social.
La doctrina exige un recto uso de los bienes, lo que fundamenta el sentido auténtico de la bienaventuranza de los pobres: el desapego de los bienes y la obligación moral de ayudar a los necesitados.

4. SUBSIDIARIEDAD

Es imposible la dignidad personal o de los grupos, si todo queda sujeto a la decisión de una instancia única, por ejemplo, el Estado. Por eso, al definir este principio, la Quadragesimo Anno, de Pio XI, enseñaba que no es lícito quitar a las personas ni a los grupos menores lo que pueden hacer por si mismos, así como absorberlos o destruirlos.

Con este principio, la Iglesia se opone a todo colectivismo. Puede entenderse mejor el concepto, si lo contraponemos al sistema totalitario, que responde al enfoque que precisó Musolini para el Estado Fascista:

“Todo en el Estado, todo para el Estado, nada fuera del Estado”.

Una sociedad sana está integrada por un conjunto de grupos intermedios, que se denominan así, por encontrarse entre la familia y el Estado. Esos grupos actúan con autonomía de acuerdo a sus propias normas. La subsidiariedad opera de dos formas:

Negativa: implica abstenerse de interferir en la vida interna de los grupos. Un ejemplo clásico de lo que debe evitarse es la Ley Le Chapelier, promulgada durante la Revolución Francesa, que prohibió la existencia de cualquier asociación que pretendiera representar a un grupo de ciudadanos.

Positiva: es la ayuda brindada desde el Estado, para auxiliar a determinadas personas -jubilados, indigentes- y a determinados sectores o grupos sociales -desgravaciones impositivas, tarifas de fomento.

5. PARTICIPACION

El hombre, sólo o asociado con otros, contribuye a la vida cultura, económica, política, de la sociedad en que vive. La participación comunitaria es una aspiración legítima y una exigencia necesaria para el logro del bien común.

En el plano político, la Centesimus Annus afirma que la Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en cuanto los ciudadanos participan en la elección de los gobernantes, en su control y su sustitución por vías pacíficas. Es claro que, para la Iglesia, la democracia se entiende como régimen político o forma de Estado opuesta al totalitarismo, y por lo tanto es compatible con cualquier forma de gobierno. Apunta más al tipo de relaciones entre los gobernantes y los ciudadanos, que a una forma determinada de organización jurídica.

6. SOLIDARIDAD

La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de las personas, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. El proceso de aceleración de la interdependencia entre las personas y los pueblos debe estar acompañado por un crecimiento en el plano ético-social igualmente intenso, para así evitar las nefastas consecuencias de una situación de injusticia de dimensiones planetarias, con repercusiones negativas incluso en los mismos países actualmente más favorecidos.

La fuente de este principio es el vínculo filial entre todos los hombres, que tenemos el mismo Padre. Es, a la vez:

-principio social, ordenador de la convivencia en paz, que favorece la concordia.

-virtud moral: consistente en la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, lo que hace a todos responsables de todos.

Evitando el individualismo y el sectarismo, implica el reconocimiento de la deuda que tenemos con la sociedad: cultura, bienes colectivos, que facilitan la existencia humana.

En el mensaje de Cristo encontramos un nexo de solidaridad y caridad, que nos enseña a mar al prójimo, hasta el extremo de dar la vida por los hermanos.


DOCTRINA SOCIAL Y ACCIÓN ECLESIAL

Es absolutamente indispensable -sobre todo para los fieles laicos comprometidos de diversos modos en el campo social y político- un conocimiento más exacto de la doctrina social de la Iglesia (Christifideles laici, 60). Este patrimonio doctrinal no se enseña ni se conoce adecuadamente: esta es una de las razones por las que no se traduce pertinentemente en un comportamiento concreto.

Es importante, sobre todo en el contexto de la catequesis, que la enseñanza de la doctrina social se oriente a motivar la acción para evangelizar y humanizar las realidades temporales. La doctrina social ha de estar a la base de una intensa y constante obra de formación, sobre todo de aquella dirigida a los cristianos laicos. Esta formación debe tener en cuenta su compromiso en la vida civil; “A los seglares les corresponde, con su libre iniciativa y sin esperar pasivamente consignas y directrices, penetrar de espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en que viven” (Populorum progresio, 81).

El primer nivel de la obra formativa dirigida a los cristianos laicos debe capacitarlos para encauzar eficazmente las tareas cotidianas en los ámbitos culturales, sociales, económicos y políticos, desarrollando en ellos el sentido del deber practicado al servicio del bien común.

El segundo nivel se refiere a la formación de la conciencia política para preparar a los cristianos laicos al ejercicio del poder político: “Quienes son o pueden llegar a ser capaces de ejercer ese arte tan difícil y tan noble que es la política, prepárense para ella y procuren ejercitarla con olvido del propio interés y de toda ganancia venal” (Gaudium et spes, 75).

Con especial referencia a la realidad local, el Obispo tiene la responsabilidad de promover la enseñanza y difusión de la doctrina social, a la que provee mediante instituciones apropiadas.

Con la programación de oportunos itinerarios formativos, el presbítero debe dar a conocer la doctrina social y promover en los miembros de su comunidad la conciencia del derecho y el deber de ser sujetos activos de esta doctrina.

Un ámbito especial de discernimiento para los fieles laicos concierne a la elección de los instrumentos políticos, o la adhesión a un partido y a las demás expresiones de la participación política. Es necesario efectuar una opción coherente con los valores, teniendo en cuenta las circunstancias reales.

El cristiano no puede encontrar un partido político que responda plenamente a las exigencias éticas que nacen de la fe y de la pertenencia a la Iglesia: su adhesión a una formación política no será nunca ideológica, sino siempre crítica, a fin de que el partido y su proyecto político resulten estimulados a realizar formas cada vez más atentas a lograr el bien común, incluido el fin espiritual del hombre.

Conclusiones

I. El Compendio constituye un aporte a los fieles, comparable al Catecismo, y está estructurado en una forma similar, con un Índice Analítico de 158 páginas, que facilita la búsqueda de los temas.

II. Se aclara que: “Las aportaciones múltiples y multiformes -que son también expresión del sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo- son asumidas, interpretadas y unificadas por el Magisterio, que promulga la enseñanza social como doctrina de la Iglesia” (79). No han faltado, hasta ahora, fieles -laicos y religiosos- que estimaban que no existía una doctrina social, sino que cada Pontífice expresaba en los documentos su propia opinión. Si bien era una tesis sin fundamento, a partir del Compendio queda ratificada la validez y obligatoriedad de la Doctrina Social de la Iglesia. “Es Magisterio auténtico, que exige la aceptación y adhesión de los fieles” (80).

III. “El peso doctrinal de las diversas enseñanzas y el asenso que requieren depende de su naturaleza, de su grado de independencia respecto a elementos contingentes y variables, y de la frecuencia con la cual son invocadas” (80).

Esta regla interpretativa nos lleva a considerar necesario distinguir en cada artículo del Compendio:

a) Frases que están avaladas por un documento pontificio, citado a pié de página.

b) Frases que comentan o amplían una referencia doctrinaria, del tipo anterior, o son colocadas como epígrafe, al comenzar un artículo.

Estimamos que las frases del segundo tipo (“b”) pueden suscitar dudas y hasta objeciones lícitas, si tienen una sintaxis confusa o contienen un concepto contradictorio con la doctrina tradicional.

IV. Nos permitimos señalar un ejemplo concreto: el epígrafe al artículo 395:

“El sujeto de la autoridad política es el pueblo, considerado en su totalidad, como titular de la soberanía”.

Esta frase no está avalada por ninguna referencia, y contradice explícitamente varios textos pontificios:

-León XIII, Inmortale Dei, 2:

”Autoridad que, como la misma sociedad, surge y deriva de la Naturaleza, y, por tanto, del mismo Dios, que es su autor. De donde se sigue que el poder público, en sí mismo considerado, no proviene sino de Dios. Sólo Dios es el verdadero y supremo Señor de las cosas. Todo lo existente ha de someterse y obedecer necesariamente a Dios. Hasta tal punto, que todos los que tienen el derecho de mandar, de ningún otro reciben este derecho si no es de Dios, Príncipe supremo de todos. No hay autoridad sino por Dios (Rom, 13,1)”

-León XIII, Diuturnum illud,:

“Muchos de nuestros contemporáneos, siguiendo las huellas de aquellos que en el siglo pasado se dieron a sí mismos el nombre de filósofos, afirman que todo poder viene del pueblo. Por lo cual, los que ejercen el poder no lo ejercen como cosa propia, sino como mandato o delegación del pueblo y de tal manera que tiene rango de ley la afirmación de que la misma voluntad popular que entregó el poder puede revocarlo a su antojo. Muy diferente es en este punto la doctrina católica, que pone en Dios, como en principio natural y necesario, el origen del poder político”. (3)

“Es importante advertir en este punto que los que han de gobernar los Estados pueden ser elegidos, en determinadas circunstancias, por la voluntad y juicio de la multitud, sin que la doctrina católica se oponga o contradiga esta elección. Con esta elección se designa el gobernante, pero no se confieren los derechos del poder. Ni se entrega el poder como un mandato, sino que se establece la persona que lo ha de ejercer” (4).

“De aquella herejía [Reforma] nacieron en el siglo pasado una filosofía falsa, el llamado derecho nuevo, la soberanía popular y una descontrolada licencia, que muchos consideran como la única libertad” (17).

-San Pío X alertó en Notre Charge apostolique, que la Iglesia:

“Ha condenado una democracia que llega al grado de perversidad que consiste en atribuir en la sociedad la soberanía al pueblo” (9).

V. Otro ejemplo, es la errónea interpretación del concepto de corporativismo en dos artículos, al asignar a los vocablos utilizados, un significado distinto al adoptado por el Magisterio e incluso, a la acepción correcta en el idioma castellano:

“La empresa debe ser una comunidad solidaria no encerrada en los intereses corporativos…” (p. 340).

“El sindicato…debe vencer las tentaciones del corporativismo…” (p. 306).

Textos del Magisterio:

“Pues igual que siguiendo el impulso de la naturaleza, los que se hallan vinculados por la vecindad de lugar constituyen municipios, así ha ocurrido que cuantos se ocupan en un mismo oficio o profesión –sea ésta económica o de otra índole- constituyen ciertos colegios o corporaciones, hasta el punto de que tales agrupaciones, regidas por un derecho propio, llegaran a ser consideradas por muchos, si no como esenciales, sí, al menos, como connaturales a la sociedad civil” (Enc. Quadragesimo Anno, Pío XI, 84).

“No cabe duda de que, en las actuales circunstancias, la forma corporativa de la vida social y, especialmente, de la vida económica, favorece prácticamente la doctrina cristiana en lo concerniente a la persona, a la comunidad, al trabajo y a la propiedad privada” (Pío XII, Carta a la 33º Semana Social de Francia, 1946).

“Otro tanto ocurre con nuestra posición respecto a la organización profesional o corporativa, que ha sido tironeada en diversos sentidos en las polémicas públicas, quizá por haber sido mal entendida por algunos. Ella también corresponde a la enseñanza de la Encíclica Quadragesimo anno y está por encima de toda recriminación de entrometimiento en los asuntos puramente políticos del tiempo presente” (Pío XII, Carta a la 34º Semana Social de Francia, 1947).

VI. Llama la atención que el Compendio no haya incluido un capítulo para analizar la doctrina sobre la educación.

VII. Asimismo, en el Índice Analítico no se han incluido temas importantes, como: liberalismo, marxismo, socialismo, comunismo, secularismo y teología de la liberación. En la Agenda Social, que fue una primera versión del Compendio, publicada en 2002, figuraron en el Índice Temático: socialismo, marxismo y comunismo.

Da la impresión que se ha preferido hablar de individualismo, en lugar de liberalismo, y de colectivismo, en lugar de marxismo, socialismo o comunismo. Esto deja un vacío conceptual y puede confundir a quienes lean el Compendio sin preparación previa.

Por eso, es importante recordar el peligro de las ideologías, y afirmar como lo hizo Pablo VI, en la Octogesima adveniens:

“El cristiano que quiere vivir su fe en una acción política concebida como servicio, no puede adherirse, sin contradecirse a sí mismo, a sistemas ideológicos que se oponen, radicalmente o en puntos sustanciales, a su fe y a su concepción del hombre. No es lícito, por tanto, favorecer a la ideología marxista....Tampoco apoya el cristiano la ideología liberal...” (26).

“¿Es necesario subrayar las posibles ambigüedades de toda ideología social?” (27)


Fuentes

Pontificio Consejo “Justicia y Paz”. “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia”; Buenos Aires, Conferencia Episcopal Argentina, 2005, 570 págs.

Sacheri, Carlos. “La Iglesia y lo social”; Bahía Blanca, La Nueva Provincia, 1972, págs. 11/14.


Publicado en: Boletín Acción, 127 (26-1-09); este boletín actualiza el texto publicado en Acción, Nº 78, de Mayo de 2005.

Síntesis de DSI

A quien lo solicite, le enviaremos por mail una Síntesis de la Doctrina Social de la Iglesia, contenida en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (15 páginas).
Pedidos a: cdb.cba@gmail.com

Se redujeron en un 20 % las muertes maternas por aborto


Por Mónica del Río

Muertes maternas por aborto

Las últimas cifras disponibles son las del año 2007 y fueron publicadas en diciembre de 2008 por el Ministerio de Salud de la Nación. Según esas “Estadísticas Vitales” en el 2007 se produjeron 74 muertes maternas por aborto en todo el país. Recordemos que el mismo indicador para el 2006 era de 93 muertes, lo que implica una reducción del 20%.

A continuación las muertes maternas por aborto desagregadas por distrito:
Ciud. Aut. de Buenos Aires: 1
Buenos Aires: 23 (21 en el GBA)
Catamarca: 3
Córdoba: 3
Corrientes: 0
Chaco: 0
Chubut: 1
Entre Ríos: 2
Formosa: 5
Jujuy: 2
La Pampa: 0
La Rioja: 3
Mendoza: 3
Misiones: 3
Neuquén: 2
Río Negro: 1
Salta: 7
San Juan: 4
San Luis: 1
Santa Cruz: 1
Santa Fe: 1
Santiago del Estero: 3
Tucumán: 4
Tierra del Fuego: 0


Muertes de menores de 1 año

Como dato comparativo mencionemos las muertes de menores de 1 año (en su mayoría por causas evitables). El total para el país durante el 2006 fue de 8.986 muertes y en 2007 de 9.300 muertes, lo que señala un incremento del 3,5%.

A continuación esa cifra desagregada por distrito:
Ciud. Aut. de Buenos Aires: 359
Buenos Aires 3,590 (2,638 en el GBA)
Catamarca: 104
Córdoba: 688
Corrientes: 296
Chaco: 406
Chubut: 101
Entre Ríos: 249
Formosa: 257 J
ujuy: 189
La Pampa: 63
La Rioja: 79
Mendoza: 372
Misiones: 315
Neuquén: 106
Río Negro: 110
Salta: 382
San Juan: 188
San Luis: 130
Santa Cruz: 68
Santa Fe: 587
Santiago del Estero: 229
Tucumán: 371
Tierra del Fuego: 26
Muertos en el exterior: 4
Lugar no especificado: 31


Las tablas evidencian el sesgo ideológico de los proyectos de ley que en distintos distritos intentan legalizar el aborto, so pretexto de reducir las muertes maternas. Curiosamente el tema se presenta como una "prioridad sanitaria" aún en provincias donde no se registran muertes por esa causa. ______________________________________
NOTIVIDA, 13 de enero de 2009

Síntesis de Doctrina Social de la Iglesia


SÍNTESIS DE DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA[1]

INCLUIDA EN EL
COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
(Aprobado por Benedicto XVI, por Motu Proprio del 28-6-05)

(TERCERA PARTE)

I. DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

¿Cuál es el contenido de la doctrina social de la Iglesia?

La doctrina social de la Iglesia, como desarrollo orgánico de la verdad del Evangelio acerca de la dignidad de la persona humana y sus dimensiones sociales, contiene principios de reflexión, formula criterios de juicio y ofrece normas y orientaciones para la acción. [509]

¿Cuándo interviene la Iglesia en materia social?

La Iglesia interviene emitiendo un juicio moral en materia económica y social, cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona, el bien común o la salvación de las almas. [510]

¿Cómo ha de ejercerse la vida social y económica?

La vida social y económica ha de ejercerse según los propios métodos, en el ámbito del orden moral, al servicio del hombre en su integridad y de toda la comunidad humana, en el respeto a la justicia social. La vida social y económica debe tener al hombre como autor, centro y fin. [511]

¿Qué se opone a la doctrina social de la Iglesia?

Se oponen a la doctrina social de la Iglesia los sistemas económicos y sociales que sacrifican los derechos fundamentales de las personas, o que hacen del lucro su regla exclusiva y fin último. Por eso la Iglesia rechaza las ideologías asociadas, en los tiempos modernos, al «comunismo» u otras formas ateas y totalitarias de «socialismo». Rechaza también, en la práctica del «capitalismo», el individualismo y la primacía absoluta de las leyes del mercado sobre el trabajo humano. [512]


II. PERSONA Y FAMILIA

¿Cuál es la raíz de la dignidad de la persona humana?

La dignidad de la persona humana está arraigada en su creación a imagen y semejanza de Dios. Dotada de alma espiritual e inmortal, de inteligencia y de voluntad libre, la persona humana está ordenada a Dios y llamada, con alma y cuerpo, a la bienaventuranza eterna. [358]

¿Qué es la libertad?

La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar de este modo por sí mismo acciones deliberadas. La libertad es la característica de los actos propiamente humanos. Cuanto más se hace el bien, más libre se va haciendo también el hombre. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, Bien supremo y Bienaventuranza nuestra. La libertad implica también la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. La elección del mal es un abuso de la libertad, que conduce a la esclavitud del pecado. [363]

¿Qué relación hay entre libertad y responsabilidad?

La libertad hace al hombre responsable de sus actos, en la medida en que éstos son voluntarios; aunque tanto la imputabilidad como la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas o incluso anuladas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia soportada, el miedo, los afectos desordenados y los hábitos. [364]

¿Por qué todo hombre tiene derecho al ejercicio de su libertad?

El derecho al ejercicio de la libertad es propio de todo hombre, en cuanto resulta inseparable de su dignidad de persona humana. Este derecho ha de ser siempre respetado, especialmente en el campo moral y religioso, y debe ser civilmente reconocido y tutelado, dentro de los límites del bien común y del justo orden público. [365]

¿Cuándo un acto es moralmente bueno?

El acto es moralmente bueno cuando supone, al mismo tiempo, la bondad del objeto, del fin y de las circunstancias. El objeto elegido puede por sí solo viciar una acción, aunque la intención sea buena. No es lícito hacer el mal para conseguir un bien. Un fin malo puede corromper la acción, aunque su objeto sea en sí mismo bueno; asimismo, un fin bueno no hace buena una acción que de suyo sea en sí misma mala, porque el fin no justifica los medios. Las circunstancias pueden atenuar o incrementar la responsabilidad de quien actúa, pero no puede modificar la calidad moral de los actos mismos, porque no convierten nunca en buena una acción mala en sí misma. [368]

¿Hay actos que son siempre ilícitos?

Hay actos cuya elección es siempre ilícita en razón de su objeto (por ejemplo, la blasfemia, el homicidio, el adulterio). Su elección supone un desorden de la voluntad, es decir, un mal moral, que no puede ser justificado en virtud de los bienes que eventualmente pudieran derivarse de ellos. [369]

¿Qué manda el cuarto mandamiento?

El cuarto mandamiento ordena honrar y respetar a nuestros padres, y a todos aquellos a quienes Dios ha investido de autoridad para nuestro bien. [455]

¿Cuál es la naturaleza de la familia en el plan de Dios?

En el plan de Dios, un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, forman, por sí mismos y con sus hijos, una familia. Dios ha instituido la familia y le ha dotado de su constitución fundamental. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. Entre los miembros de una misma familia se establecen relaciones personales y responsabilidades primarias. En Cristo la familia se convierte en Iglesia doméstica, porque es una comunidad de fe, de esperanza y de amor. [456]

¿Qué lugar ocupa la familia en la sociedad?

La familia es la célula original de la sociedad humana, y precede a cualquier reconocimiento por parte de la autoridad pública. Los principios y valores familiares constituyen el fundamento de la vida social. La vida de familia es una iniciación a la vida de la sociedad. [457]

¿Qué deberes tiene la sociedad en relación con la familia?

La sociedad tiene el deber de sostener y consolidar el matrimonio y la familia, siempre en el respeto del principio de subsidiaridad. Los poderes públicos deben respetar, proteger y favorecer la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia, la moral pública, los derechos de los padres, y el bienestar doméstico. [458]

¿Cuáles son los deberes de los hijos hacia sus padres?

Los hijos deben a sus padres respeto (piedad filial), reconocimiento, docilidad y obediencia, contribuyendo así, junto a las buenas relaciones entre hermanos y hermanas, al crecimiento de la armonía y de la santidad de toda la vida familiar. En caso de que los padres se encuentren en situación de pobreza, de enfermedad, de soledad o de ancianidad, los hijos adultos deben prestarles ayuda moral y material. [459]

¿Cuáles son los deberes de los padres hacia los hijos?

Los padres, partícipes de la paternidad divina, son los primeros responsables de la educación de sus hijos y los primeros anunciadores de la fe. Tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios, y proveer, en cuanto sea posible, a sus necesidades materiales y espirituales, eligiendo para ellos una escuela adecuada, y ayudándoles con prudentes consejos en la elección de la profesión y del estado de vida. En especial, tienen la misión de educarlos en la fe cristiana. [460]

¿Cómo educan los padres a sus hijos en la fe cristiana?

Los padres educan a sus hijos en la fe cristiana principalmente con el ejemplo, la oración, la catequesis familiar y la participación en la vida de la Iglesia. [461]



III. BIOÉTICA, SEXUALIDAD Y FECUNDIDAD

¿Qué prohíbe el quinto mandamiento?

El quinto mandamiento prohíbe, como gravemente contrarios a la ley moral:

1) El homicidio directo y voluntario y la cooperación al mismo.
2) El aborto directo, querido como fin o como medio, así como la cooperación al mismo, bajo pena de excomunión, porque el ser humano, desde el instante de su concepción, ha de ser respetado y protegido de modo absoluto en su integridad.
3) La eutanasia directa, que consiste en poner término, con una acción o una omisión de lo necesario, a la vida de las personas discapacitadas, gravemente enfermas o próximas a la muerte.
4) El suicidio y la cooperación voluntaria al mismo, en cuanto es una ofensa grave al justo amor de Dios, de sí mismo y del prójimo; por lo que se refiere a la responsabilidad, ésta puede quedar agravada en razón del escándalo o atenuada por particulares trastornos psíquicos o graves temores. [470]

¿Qué tratamientos médicos se permiten cuando la muerte se considera inminente?

Los cuidados que se deben de ordinario a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos; son legítimos, sin embargo, el uso de analgésicos, no destinados a causar la muerte, y la renuncia al «encarnizamiento terapéutico», esto es, a la utilización de tratamientos médicos desproporcionados y sin esperanza razonable de resultado positivo. [471]

¿Por qué la sociedad debe proteger a todo embrión?

La sociedad debe proteger a todo embrión, porque el derecho inalienable a la vida de todo individuo humano desde su concepción es un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación. Cuando el Estado no pone su fuerza al servicio de los derechos de todos, y en particular de los más débiles, entre los que se encuentran los concebidos y aún no nacidos, quedan amenazados los fundamentos mismos de un Estado de derecho. [472]

¿Qué deberes tenemos hacia nuestro cuerpo?

Debemos tener un razonable cuidado de la salud física, la propia y la de los demás, evitando siempre el culto al cuerpo y toda suerte de excesos. Ha de evitarse, además, el uso de estupefacientes, que causan gravísimos daños a la salud y a la vida humana, y también el abuso de los alimentos, del alcohol, del tabaco y de los medicamentos. [474]

¿Cuándo son moralmente legítimas las experimentaciones científicas, médicas o psicológicas sobre las personas o sobre grupos humanos?

Las experimentaciones científicas, médicas o psicológicas sobre las personas o sobre grupos humanos son moralmente legítimas si están al servicio del bien integral de la persona y de la sociedad, sin riesgos desproporcionados para la vida y la integridad física y psíquica de los sujetos, oportunamente informados y contando con su consentimiento. [475]

¿Se permiten el trasplante y la donación de órganos antes y después de la muerte?

El trasplante de órganos es moralmente aceptable con el consentimiento del donante y sin riesgos excesivos para él. Para el noble acto de la donación de órganos después de la muerte, hay que contar con la plena certeza de la muerte real del donante. [476]

¿Qué prácticas son contrarias al respeto a la integridad corporal de la persona humana?

Prácticas contrarias al respeto a la integridad corporal de la persona humana son las siguientes: los secuestros de personas y la toma de rehenes, el terrorismo, la tortura, la violencia y la esterilización directa. Las amputaciones y mutilaciones de una persona están moralmente permitidas sólo por los indispensables fines terapéuticos de las mismas. [477]

¿Qué cuidados deben procurarse a los moribundos?

Los moribundos tienen derecho a vivir con dignidad los últimos momentos de su vida terrena, sobre todo con la ayuda de la oración y de los sacramentos, que preparan al encuentro con el Dios vivo. [478]

¿Cómo deben ser tratados los cuerpos de los difuntos?

Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad. La cremación de los mismos está permitida, si se hace sin poner en cuestión la fe en la Resurrección de los cuerpos. [479]

¿Cuáles son los bienes del amor conyugal, al que está ordenada la sexualidad?

Los bienes del amor conyugal, que para los bautizados está santificado por el sacramento del Matrimonio, son: la unidad, la fidelidad, la indisolubilidad y la apertura a la fecundidad. [495]

¿Cuál es el significado del acto conyugal?

El acto conyugal tiene un doble significado: de unión (la mutua donación de los cónyuges), y de procreación (apertura a la transmisión de la vida). Nadie puede romper la conexión inseparable que Dios ha querido entre los dos significados del acto conyugal, excluyendo de la relación el uno o el otro. [496]

¿Cuándo es moral la regulación de la natalidad?

La regulación de la natalidad, que representa uno de los aspectos de la paternidad y de la maternidad responsables, es objetivamente conforme a la moralidad cuando se lleva a cabo por los esposos sin imposiciones externas; no por egoísmo, sino por motivos serios; y con métodos conformes a los criterios objetivos de la moralidad, esto es, mediante la continencia periódica y el recurso a los períodos de infecundidad. [497]

¿Cuáles son los medios inmorales para la regulación de la natalidad?

Es intrínsecamente inmoral toda acción –como, por ejemplo, la esterilización directa o la contracepción–, que, bien en previsión del acto conyugal o en su realización, o bien en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, impedir la procreación. [498]

¿Por qué son inmorales la inseminación y la fecundación artificial?

La inseminación y la fecundación artificial son inmorales, porque disocian la procreación del acto conyugal con el que los esposos se entregan mutuamente, instaurando así un dominio de la técnica sobre el origen y sobre el destino de la persona humana. Además, la inseminación y la fecundación heterólogas, mediante el recurso a técnicas que implican a una persona extraña a la pareja conyugal, lesionan el derecho del hijo a nacer de un padre y de una madre conocidos por él, ligados entre sí por matrimonio y poseedores exclusivos del derecho a llegar a ser padre y madre solamente el uno a través del otro. [499]

¿Cómo ha de ser considerado un hijo?

El hijo es un don de Dios, el don más grande dentro del Matrimonio. No existe el derecho a tener hijos («tener un hijo, sea como sea»). Sí existe, en cambio, el derecho del hijo a ser fruto del acto conyugal de sus padres, y también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción. [500]

¿Qué pueden hacer los esposos cuando no tienen hijos?

Cuando el don del hijo no les es concedido, los esposos, después de haber agotado todos los legítimos recursos de la medicina, pueden mostrar su generosidad mediante la tutela o la adopción, o bien realizando servicios significativos en beneficio del prójimo. Así ejercen una preciosa fecundidad espiritual. [501]

¿Cuáles son las ofensas a la dignidad del Matrimonio?

Las ofensas a la dignidad del Matrimonio son las siguientes: el adulterio, el divorcio, la poligamia, el incesto, la unión libre (convivencia, concubinato) y el acto sexual antes o fuera del matrimonio. [502]


IV. PROPIEDAD, TRABAJO, USO DE LOS BIENES Y POBREZA

¿Qué declara el séptimo mandamiento?

El séptimo mandamiento declara el destino y distribución universal de los bienes; el derecho a la propiedad privada; el respeto a las personas, a sus bienes y a la integridad de la creación. La Iglesia encuentra también en este mandamiento el fundamento de su doctrina social, que comprende la recta gestión en la actividad económica y en la vida social y política; el derecho y el deber del trabajo humano; la justicia y la solidaridad entre las naciones y el amor a los pobres. [503]

¿Qué condiciones se requieren para el derecho a la propiedad privada?

Existe el derecho a la propiedad privada cuando se ha adquirido o recibido de modo justo, y prevalezca el destino universal de los bienes, para satisfacer las necesidades fundamentales de todos los hombres. [504]

¿Cuál es la finalidad de la propiedad privada?

La finalidad de la propiedad privada es garantizar la libertad y la dignidad de cada persona, ayudándole a satisfacer las necesidades fundamentales propias, las de aquellos sobre los que tiene responsabilidad, y también las de otros que viven en necesidad. [505]

¿Qué otras cosas prescribe el séptimo mandamiento?

El séptimo mandamiento prescribe el respeto a los bienes ajenos mediante la práctica de la justicia y de la caridad, de la templanza y de la solidaridad. En particular, exige el respeto a las promesas y a los contratos estipulados; la reparación de la injusticia cometida y la restitución del bien robado; el respeto a la integridad de la Creación, mediante el uso prudente y moderado de los recursos minerales, vegetales y animales del universo, con singular atención a las especies amenazadas de extinción. [506]

¿Qué prohíbe el séptimo mandamiento?

El séptimo mandamiento prohíbe ante todo el robo, que es la usurpación del bien ajeno contra la razonable voluntad de su dueño. Esto sucede también cuando se pagan salarios injustos, cuando se especula haciendo variar artificialmente el valor de los bienes para obtener beneficio en detrimento ajeno, y cuando se falsifican cheques y facturas. Prohíbe además cometer fraudes fiscales o comerciales y ocasionar voluntariamente un daño a las propiedades privadas o públicas. Prohíbe igualmente la usura, la corrupción, el abuso privado de bienes sociales, los trabajos culpablemente mal realizados y el despilfarro. [508]


¿Qué significado tiene el trabajo para el hombre?

Para el hombre, el trabajo es un deber y un derecho, mediante el cual colabora con Dios Creador. En efecto, trabajando con empeño y competencia, la persona actualiza las capacidades inscritas en su naturaleza, exalta los dones del Creador y los talentos recibidos; procura su sustento y el de su familia y sirve a la comunidad humana. Por otra parte, con la gracia de Dios, el trabajo puede ser un medio de santificación y de colaboración con Cristo para la salvación de los demás. [513]

¿A qué tipo de trabajo tiene derecho toda persona?

El acceso a un trabajo seguro y honesto debe estar abierto a todos, sin discriminación injusta, dentro del respeto a la libre iniciativa económica y a una equitativa distribución. [514]

¿Cuál es la responsabilidad del Estado con respecto al trabajo?

Compete al Estado procurar la seguridad sobre las garantías de las libertades individuales y de la propiedad, además de un sistema monetario estable y de unos servicios públicos eficientes; y vigilar y encauzar el ejercicio de los derechos humanos en el sector económico. Teniendo en cuenta las circunstancias, la sociedad debe ayudar a los ciudadanos a encontrar trabajo. [515]

¿Qué compete a los dirigentes de empresa?

Los dirigentes de las empresas tienen la responsabilidad económica y ecológica de sus operaciones. Están obligados a considerar el bien de las personas y no solamente el aumento de las ganancias, aunque éstas son necesarias para asegurar las inversiones, el futuro de las empresas, los puestos de trabajo y el buen funcionamiento de la vida económica. [516]

¿Qué deberes tienen los trabajadores?

Los trabajadores deben cumplir con su trabajo en conciencia, con competencia y dedicación, tratando de resolver los eventuales conflictos mediante el diálogo. El recurso a la huelga no violenta es moralmente legítimo cuando se presenta como el instrumento necesario, en vistas a unas mejoras proporcionadas y teniendo en cuenta el bien común. [517]

¿Cómo se realiza la justicia y la solidaridad entre las naciones?

En el plano internacional, todas las naciones e instituciones deben obrar con solidaridad y subsidiaridad, a fin de eliminar, o al menos reducir, la miseria, la desigualdad de los recursos y de los medios económicos, las injusticias económicas y sociales, la explotación de las personas, la acumulación de las deudas de los países pobres y los mecanismos perversos que obstaculizan el desarrollo de los países menos desarrollados. [518]

¿En qué se inspira el amor a los pobres?

El amor a los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas y en el ejemplo de Jesús en su constante atención a los pobres. Jesús dijo: «Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40). El amor a los pobres se realiza mediante la lucha contra la pobreza material, y también contra las numerosas formas de pobreza cultural, moral y religiosa. Las obras de misericordia, espirituales y corporales, así como las numerosas instituciones benéficas a lo largo de los siglos, son un testimonio concreto del amor preferencial por los pobres que caracteriza a los discípulos de Jesús. [520]

¿Qué manda y qué prohíbe el décimo mandamiento?

Este mandamiento, que complementa al precedente, exige una actitud interior de respeto en relación con la propiedad ajena, y prohíbe la avaricia, el deseo desordenado de los bienes de otros y la envidia, que consiste en la tristeza experimentada ante los bienes del prójimo y en el deseo desordenado de apropiarse de los mismos. [531]

¿Qué exige Jesús con la pobreza del corazón?

Jesús exige a sus discípulos que le antepongan a Él respecto a todo y a todos. El desprendimiento de las riquezas –según el espíritu de la pobreza evangélica– y el abandono a la providencia de Dios, que nos libera de la preocupación por el mañana, nos preparan para la bienaventuranza de «los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos» (Mt 5, 3). [532]

¿Cuál es el sentido de la petición «Danos hoy nuestro pan de cada día»?

Al pedir a Dios, con el confiado abandono de los hijos, el alimento cotidiano necesario a cada cual para su subsistencia, reconocemos hasta qué punto Dios Padre es bueno, más allá de toda bondad. Le pedimos también la gracia de saber obrar, de modo que la justicia y la solidaridad permitan que la abundancia de los unos cubra las necesidades de los otros. [592]


V. LA COMUNIDAD HUMANA

¿En qué consiste la dimensión social del hombre?

Junto a la llamada personal a la bienaventuranza divina, el hombre posee una dimensión social que es parte esencial de su naturaleza y de su vocación. En efecto, todos los hombres están llamados a un idéntico fin, que es el mismo Dios. Hay una cierta semejanza entre la comunión de las Personas divinas y la fraternidad que los hombres deben instaurar entre ellos, fundada en la verdad y en la caridad. El amor al prójimo es inseparable del amor a Dios. [401]

¿Qué relación existe entre persona y sociedad?

La persona es y debe ser principio, sujeto y fin de todas las instituciones sociales. Algunas sociedades, como la familia y la comunidad civil, son necesarias para la persona. También son útiles otras asociaciones, tanto dentro de las comunidades políticas como a nivel internacional, en el respeto del principio de subsidiaridad. [402]

¿Qué indica el principio de subsidiaridad?

El principio de subsidiaridad indica que una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad. [403]

¿Qué más requiere una auténtica convivencia humana?

Una auténtica convivencia humana requiere respetar la justicia y la recta jerarquía de valores, así como el subordinar las dimensiones materiales e instintivas a las interiores y espirituales. En particular, cuando el pecado pervierte el clima social, se necesita hacer un llamamiento a la conversión del corazón y a la gracia de Dios, para conseguir los cambios sociales que estén realmente al servicio de cada persona, considerada en su integridad. La caridad es el más grande mandamiento social, pues exige y da la capacidad de practicar la justicia. [404]

¿En qué se funda la autoridad de la sociedad?

Toda sociedad humana tiene necesidad de una autoridad legítima, que asegure el orden y contribuya a la realización del bien común. Esta autoridad tiene su propio fundamento en la naturaleza humana, porque corresponde al orden establecido por Dios. [405]

¿Cuándo se ejerce la autoridad de manera legítima?

La autoridad se ejerce de manera legítima cuando procura el bien común, y para conseguirlo utiliza medios moralmente lícitos. Por tanto, los regímenes políticos deben estar determinados por la libertad de decisión de los ciudadanos y respetar el principio del «Estado de derecho». Según tal principio, la soberanía es prerrogativa de la ley, no de la voluntad arbitraria de los hombres. Las leyes injustas y las medidas contrarias al orden moral no obligan en conciencia. [406]

¿Qué es el bien común?

Por bien común se entiende el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible, a los grupos y a cada uno de sus miembros, el logro de la propia perfección. [407]

¿Qué supone el bien común?

El bien común supone: el respeto y la promoción de los derechos fundamentales de la persona, el desarrollo de los bienes espirituales y temporales de la persona y la sociedad, y la paz y la seguridad de todos. [408]

¿Dónde se realiza de manera más completa el bien común?

La realización más completa del bien común se verifica en aquellas comunidades políticas que defienden y promueven el bien de los ciudadanos y de las instituciones intermedias, sin olvidar el bien universal de la familia humana. [409]

¿Cómo participa el hombre en la realización del bien común?

Todo hombre, según el lugar que ocupa y el papel que desempeña, participa en la realización del bien común, respetando las leyes justas y haciéndose cargo de los sectores en los que tiene responsabilidad personal, como son el cuidado de la propia familia y el compromiso en el propio trabajo. Por otra parte, los ciudadanos deben tomar parte activa en la vida pública, en la medida en que les sea posible. [410]

¿Cómo asegura la sociedad la justicia social?

La sociedad asegura la justicia social cuando respeta la dignidad y los derechos de la persona, finalidad propia de la misma sociedad. Ésta, además, procura alcanzar la justicia social, vinculada al bien común y al ejercicio de la autoridad, cuando garantiza las condiciones que permiten a las asociaciones y a los individuos conseguir aquello que les corresponde por derecho. [411]

¿En que se fundamenta la igualdad entre los hombres?

Todos los hombres gozan de igual dignidad y derechos fundamentales, en cuanto que, creados a imagen del único Dios y dotados de una misma alma racional, tienen la misma naturaleza y origen, y están llamados en Cristo, único Salvador, a la misma bienaventuranza divina. [412]

¿Cómo hay que juzgar el hecho de la desigualdad entre los hombres?

Existen desigualdades económicas y sociales inicuas, que afectan a millones de seres humanos, que están en total contraste con el Evangelio, son contrarias a la justicia, a la dignidad de las personas y a la paz. Pero hay también diferencias entre los hombres, causadas por diversos factores, que entran en el plan de Dios. En efecto, Dios quiere que cada uno reciba de los demás lo que necesita, y que quienes disponen de talentos particulares los compartan con los demás. Estas diferencias alientan, y con frecuencia obligan, a las personas a la magnanimidad, la benevolencia y la solidaridad, e incitan a las culturas a enriquecerse unas a otras. [413]

¿Cómo se expresa la solidaridad humana?

La solidaridad, que emana de la fraternidad humana y cristiana, se expresa ante todo en la justa distribución de bienes, en la equitativa remuneración del trabajo y en el esfuerzo en favor de un orden social más justo. La virtud de la solidaridad se realiza también en la comunicación de los bienes espirituales de la fe, aún más importantes que los materiales. [414]


VI. AUTORIDAD PÚBLICA Y CIUDADANÍA


¿Cómo se ejerce la autoridad en los distintos ámbitos de la sociedad civil?

En los distintos ámbitos de la sociedad civil, la autoridad se ejerce siempre como un servicio, respetando los derechos fundamentales del hombre, una justa jerarquía de valores, las leyes, la justicia distributiva y el principio de subsidiaridad. Cada cual, en el ejercicio de la autoridad, debe buscar el interés de la comunidad antes que el propio, y debe inspirar sus decisiones en la verdad sobre Dios, sobre el hombre y sobre el mundo. [463]

¿De qué modo participan los cristianos en la vida política y social?

Los fieles cristianos laicos intervienen directamente en la vida política y social, animando con espíritu cristiano las realidades temporales, y colaborando con todos como auténticos testigos del Evangelio y constructores de la paz y de la justicia. [519]

¿Cuáles son los deberes de los ciudadanos respecto a las autoridades civiles?

Quienes están sometidos a las autoridades deben considerarlas como representantes de Dios, ofreciéndoles una colaboración leal para el buen funcionamiento de la vida pública y social. Esto exige el amor y servicio de la patria, el derecho y el deber del voto, el pago de los impuestos, la defensa del país y el derecho a una crítica constructiva. [464]

¿Cuándo el ciudadano no debe obedecer a las autoridades civiles?

El ciudadano no debe en conciencia obedecer cuando las prescripciones de la autoridad civil se opongan a las exigencias del orden moral: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5, 29). [465]

VIOLENCIA Y DERECHO

¿Por qué ha de ser respetada la vida humana?

La vida humana ha de ser respetada porque es sagrada. Desde el comienzo supone la acción creadora de Dios y permanece para siempre en una relación especial con el Creador, su único fin. A nadie le es lícito destruir directamente a un ser humano inocente, porque es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador. «No quites la vida del inocente y justo» (Ex 23, 7). [466]

¿Por qué la legítima defensa de la persona y de la sociedad no va contra esta norma?

Con la legítima defensa se toma la opción de defenderse y se valora el derecho a la vida, propia o del otro, pero no la opción de matar. La legítima defensa, para quien tiene la responsabilidad de la vida de otro, puede también ser un grave deber. Y no debe suponer un uso de la violencia mayor que el necesario. [467]

¿Para qué sirve una pena?

Una pena impuesta por la autoridad pública, tiene como objetivo reparar el desorden introducido por la culpa, defender el orden público y la seguridad de las personas y contribuir a la corrección del culpable. [468]

¿Qué pena se puede imponer?

La pena impuesta debe ser proporcionada a la gravedad del delito. Hoy, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido, los casos de absoluta necesidad de pena de muerte «suceden muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos» (Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitae). Cuando los medios incruentos son suficientes, la autoridad debe limitarse a estos medios, porque corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común, son más conformes a la dignidad de la persona y no privan definitivamente al culpable de la posibilidad de rehabilitarse. [469]


PAZ Y GUERRA

¿Qué exige el Señor a toda persona para la defensa de la paz?

El Señor que proclama «bienaventurados los que construyen la paz» (Mt 5, 9), exige la paz del corazón y denuncia la inmoralidad de la ira, que es el deseo de venganza por el mal recibido, y del odio, que lleva a desear el mal al prójimo. Estos comportamientos, si son voluntarios y consentidos en cosas de gran importancia, son pecados graves contra la caridad. [480]

¿En qué consiste la paz en el mundo?

La paz en el mundo, que es la búsqueda del respeto y del desarrollo de la vida humana, no es simplemente ausencia de guerra o equilibrio de fuerzas contrarias, sino que es «la tranquilidad del orden» (San Agustín), «fruto de la justicia» (Is 32, 17) y efecto de la caridad. La paz en la tierra es imagen y fruto de la paz de Cristo. [481]

¿Qué se requiere para la paz en el mundo?

Para la paz en el mundo se requiere la justa distribución y la tutela de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto a la dignidad de las personas humanas y de los pueblos, y la constante práctica de la justicia y de la fraternidad. [482]

¿Cuándo está moralmente permitido el uso de la fuerza militar?

El uso de la fuerza militar está moralmente justificado cuando se dan simultáneamente las siguientes condiciones: certeza de que el daño causado por el agresor es duradero y grave; la ineficacia de toda alternativa pacífica; fundadas posibilidades de éxito en la acción defensiva y ausencia de males aún peores, dado el poder de los medios modernos de destrucción. [483]

En caso de amenaza de guerra, ¿a quién corresponde determinar si se dan las anteriores condiciones?

Determinar si se dan las condiciones para un uso moral de la fuerza militar compete al prudente juicio de los gobernantes, a quienes corresponde también el derecho de imponer a los ciudadanos la obligación de la defensa nacional, dejando a salvo el derecho personal a la objeción de conciencia y a servir de otra forma a la comunidad humana. [484]

¿Qué exige la ley moral en caso de guerra?

La ley moral permanece siempre válida, aún en caso de guerra. Exige que sean tratados con humanidad los no combatientes, los soldados heridos y los prisioneros. Las acciones deliberadamente contrarias al derecho de gentes, como también las disposiciones que las ordenan, son crímenes que la obediencia ciega no basta para excusar. Se deben condenar las destrucciones masivas así como el exterminio de un pueblo o de una minoría étnica, que son pecados gravísimos; y hay obligación moral de oponerse a la voluntad de quienes los ordenan. [485]

¿Qué es necesario hacer para evitar la guerra?

Se debe hacer todo lo razonablemente posible para evitar a toda costa la guerra, teniendo en cuenta los males e injusticias que ella misma provoca. En particular, es necesario evitar la acumulación y el comercio de armas no debidamente reglamentadas por los poderes legítimos; las injusticias, sobre todo económicas y sociales; las discriminaciones étnicas o religiosas; la envidia, la desconfianza, el orgullo y el espíritu de venganza. Cuanto se haga por eliminar estos u otros desórdenes ayuda a construir la paz y a evitar la guerra. [486]

© Copyright 2005 - Libreria Editrice Vaticana

[1] Preparada por la Escuela de Dirigentes “Santo Tomás Moro” (16-1-2009), que clasificó y ordenó los temas, indicando entre corchetes, al final de cada párrafo, el número con que figura en el Compendio.